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Los Ángeles, tres semanas después

El sol de California se filtraba por las ventanas de mi casa en Calabasas, pero su calidez no llegaba a mí. Estaba sentada en la terraza, con una taza de café frío entre las manos. Mi teléfono sonaba intermitentemente, mensajes y llamadas de personas que querían saber cómo estaba después de mi repentina salida de la gira de Justin. No respondía.

Mi madre, Kris, me observaba desde el otro lado del jardín, hablando por teléfono. Probablemente organizando algún evento o solucionando algún problema de la familia. Siempre en control, siempre eficiente.

Había regresado a casa con la esperanza de sentirme mejor, de encontrar algo de paz en lo que una vez fue mi refugio, pero todo se sentía vacío. Había renunciado al amor que creí inquebrantable, y con ello, una parte de mí parecía haberse quedado allá, en el caos de los aeropuertos y las noches interminables de conciertos.

– Cariño, ¿te sientes mejor? –preguntó mi madre, acercándose con su voz suave pero firme.

Asentí ligeramente, aunque era una mentira.

– Estoy bien, mamá. Solo necesito tiempo.

– Lo sé, Kelsey. Pero no puedes esconderte aquí para siempre. Tienes una empresa que dirigir, proyectos que retomar. Tus hermanas te echan de menos, y Kylie insiste en que vengas a su próxima reunión en casa.

– Lo haré –dije, aunque no tenía intención de ir a ninguna parte.

Esa tarde, mientras revisaba correos relacionados con KelseyHair, vi un mensaje de Givenchy. Querían que fuera la imagen de su próxima campaña, una oferta que hace meses habría aceptado sin dudar. Pero ahora, incluso eso parecía insignificante.

Cerré la computadora portátil y me levanté, caminando hasta el espejo del pasillo. Miré mi reflejo: impecable por fuera, destrozada por dentro. Me pregunté si Justin pensaba en mí, si al menos extrañaba algo de lo que habíamos tenido.

Por un momento, mi orgullo quiso convencerme de que estaba mejor así, de que había tomado la decisión correcta. Pero al ver una chaqueta suya que aún colgaba en mi armario, supe que no era cierto.

JUSTIN POV.

Montevideo, Uruguay

La habitación del hotel estaba en penumbra, iluminada solo por el resplandor azul de la televisión encendida. Las cortinas estaban cerradas, y el sonido del tráfico en la calle apenas llegaba hasta mí. Me recosté en el sofá, con una botella a medio terminar en la mano, mientras la música de fondo llenaba el silencio.

Desde que Kelsey se fue, algo había cambiado en mí. Había perdido la chispa que siempre me acompañaba en el escenario. Cada noche era más difícil salir y sonreír para las miles de personas que gritaban mi nombre.

Scooter decía que era un profesional, que debía seguir adelante como si nada hubiera pasado. Pero no entendía. Nadie entendía.

Ryan había venido a visitarme hace unos días, tratando de levantarme el ánimo.

– Hermano, tienes que olvidarla. Hay millones de chicas que darían todo por estar contigo.

– No es tan simple, Ryan –le respondí, frustrado–. No se trata de cualquier chica. Es ella.

– ¿Entonces qué? ¿Vas a dejar que esto te destruya?

No tenía respuesta para eso. Porque, en el fondo, sentía que ya estaba roto.

Esa noche en Montevideo, después del concierto, decidí quedarme solo en el hotel. El equipo salió a cenar, pero yo no tenía ánimos para socializar. Abrí mi teléfono y, sin pensar demasiado, busqué su perfil en Instagram.

Seguía viéndose hermosa. Había subido una foto con Kim y Kendall, sonriente como si todo estuviera bien. Como si no me extrañara.

Apagué el teléfono de golpe y me recosté en la cama, sintiendo cómo la rabia y la tristeza se mezclaban. Pensé en llamarla, pero sabía que no serviría de nada. Las palabras ya no eran suficientes para salvarnos.

Me levanté de la cama y caminé hacia el balcón, mirando las luces de la ciudad. Por un momento, deseé poder escapar de todo: de la gira, de las expectativas, incluso de mí mismo.

Ambos estábamos en ciudades distintas, rodeados de personas, pero completamente solos. Nuestros caminos habían tomado rumbos opuestos, pero las cicatrices que habíamos dejado el uno en el otro eran imposibles de ignorar.

A pesar de la distancia, el amor seguía ahí, enterrado bajo capas de orgullo, dolor y malentendidos. Pero ninguno de los dos estaba dispuesto a dar el primer paso para repararlo.



FIN.







No me maten, barajo la opción de una segunda temporada pero no veo que la historia tenga el éxito suficiente. Estoy a la espera de lo que me digan. Gracias por leer! Ojalá me lean de nuevo pronto 🙏

Damn Jenner (Justin Bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora