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*Lima, Perú.









El calor húmedo de Lima envolvía el estadio como una manta pesada. Desde el backstage, podía escuchar los últimos ensayos de Justin, su voz potente atravesando el espacio como si reclamara cada rincón del lugar. Pero yo estaba en otro mundo. Apoyada contra la pared, jugueteaba con la cadena fina que colgaba de mi cuello, un hábito que había adoptado cada vez que sentía el peso de mis pensamientos.

Llevaba días sintiéndome así, como si estuviera atrapada entre dos mundos. Y aunque intentaba concentrarme en lo que tenía frente a mí, el eco de mis recuerdos me hacía retroceder constantemente. Ver a Bella desfilar en el show de Givenchy desde la pantalla de mi teléfono no había ayudado. El brillo de las pasarelas, las luces, los aplausos. Ese era mi mundo. El mundo que yo había elegido antes de que todo esto sucediera.

—Kels, ¿estás bien? —La voz de Justin interrumpió mis pensamientos. Lo vi acercarse, todavía en su ropa de ensayo, con su cabello despeinado y su expresión ligeramente preocupada.

Asentí con una sonrisa rápida.

—Sí, solo... necesitaba un momento.

—Últimamente necesitas muchos momentos —respondió con una media sonrisa, tratando de aligerar el ambiente.

No respondí. No sabía cómo explicarle lo que pasaba por mi cabeza sin sonar como una niña malcriada que no podía lidiar con la presión.

—Ven al camerino conmigo —dijo, tomando mi mano—. Estás muy callada, y eso me asusta.

Lo seguí en silencio, dejando que su presencia me tranquilizara aunque solo fuera un poco.

Cuando llegamos al camerino, Justin se sentó en el sofá, extendiendo una mano para que me sentara junto a él.

—¿Me vas a contar qué pasa?

Respiré hondo.

—Hoy no voy a bailar.

Su expresión pasó de la sorpresa a la preocupación en cuestión de segundos.

—¿Por qué? ¿Te sientes mal?

—No, no es eso. Solo... quiero ver el concierto desde el backstage. Necesito tomarme un respiro.

—Kelsey... —Justin comenzó, pero antes de que pudiera decir algo más, la puerta se abrió de golpe y apareció Scooter.

—¿Qué demonios es esto que estoy escuchando? —preguntó, su tono cortante. Su mirada pasaba de Justin a mí, como si buscara confirmar que lo que le habían dicho era cierto.

—Scooter, no voy a bailar esta noche —repetí, mi voz firme.

—¿Qué clase de broma es esta? —preguntó, cruzando los brazos frente a mí—. ¿Crees que puedes simplemente decidir cuándo trabajas y cuándo no?

—No es una broma. Es mi decisión —respondí, manteniendo mi mirada fija en él.

—Esto no es un maldito hobby, Kelsey. Es un trabajo. Un compromiso. ¿Sabes cuántas personas matarían por estar en tu lugar?

Solté una risa seca, cruzando los brazos con sarcasmo.

—Ah, claro. Porque tú eres el ejemplo perfecto de compromiso, ¿no?

—No te pases, Kelsey. Esto no es un juego —espetó, señalándome con el dedo.

—¿Sabes qué no es un juego, Scooter? Que te creas con el derecho de manejar a todo el mundo como si fuéramos piezas en tu tablero.

Scooter soltó una carcajada amarga.

—Eres una niña mimada, Kelsey. Todo te lo han dado en bandeja de plata, y cuando las cosas no salen como quieres, decides renunciar.

Me acerqué a él, cada palabra cargada de veneno.

—Y tú eres un hombre patético que se esconde detrás de rumores y titulares para mantener su control. ¿O me vas a decir que no tienes nada que ver con esas noticias falsas sobre Justin y sobre mí?

—Basta, los dos —interrumpió Justin, poniéndose de pie entre nosotros.

—Justin, tienes que ponerle un alto —dijo Scooter, señalándome—. Esto no es aceptable.

—¿Sabes qué no es aceptable? —respondió Justin, enfrentándolo directamente—. Que creas que puedes tratar a Kelsey como si no tuviera voz. Si no quiere bailar esta noche, está bien. No es el fin del mundo.

Scooter lo miró con una mezcla de furia y decepción.

—Estás dejando que esto se convierta en una distracción. Ambos lo están haciendo.

Sin decir más, salió del camerino, dejando tras de sí una tensión que parecía llenar todo el espacio.

—Lo siento —murmuré, mirando a Justin.

Él negó con la cabeza y me tomó las manos.

—No tienes que disculparte. Solo dime si estás bien.

—Estoy bien... solo un poco abrumada.

—Kels, sabes que si necesitas tiempo o espacio, podemos hablarlo, ¿verdad? No tienes que enfrentarte a todo esto sola.

Asentí, pero no respondí.

Horas después, mientras Justin estaba en el escenario haciendo la prueba de sonido, decidí llamar a mi mamá. No quería contarle todo lo que estaba pasando, pero necesitaba escuchar su voz, aunque solo fuera para sentirme un poco más conectada con mi familia.

—¡Kelsey, cariño! —exclamó Kris cuando respondió la videollamada. Su rostro apareció en la pantalla, impecable como siempre.

—Hola, mamá.

—¡Estás radiante! Bueno, un poco cansada, pero eso es normal en tu estilo de vida. ¿Cómo va todo?

—Bien —mentí, sonriendo débilmente—. ¿Y ustedes?

—Oh, todos estamos muy ocupados. Kendall acaba de regresar de París; desfiló para Chanel y estuvo espectacular. Kylie está emocionada con su nueva colección de labiales, y Kim ha estado ocupada con los niños. North pregunta por ti todo el tiempo.

Sonreí al imaginarme a mi pequeña sobrina, con su energía inagotable y sus preguntas interminables.

—La extraño mucho. Extraño a todos.

—¿Y tú? ¿Cómo estás? —preguntó Kris, su mirada suavizándose.

—Bien, solo un poco cansada con todo esto de la gira.

—Cariño, sé que amas a Justin, pero no olvides quién eres. Eres una Jenner. Siempre has sabido lo que quieres y cómo conseguirlo.

Sus palabras resonaron en mi mente mucho después de que terminara la llamada. Miré mi reflejo en la pantalla del teléfono, preguntándome si estaba perdiendo de vista lo que realmente importaba.

Esa noche, observé el concierto desde el backstage. Justin estaba en su elemento, brillando bajo las luces mientras miles de fans coreaban su nombre. Cada vez que su mirada se cruzaba con la mía, me dedicaba una sonrisa, como si intentara recordarme por qué estaba aquí.

Pero incluso en esos momentos, sentí el peso de la decisión que sabía que tenía que tomar.

No podía seguir viviendo dividida entre dos mundos.

Y mientras Justin cerraba el concierto con "Purpose", una lágrima rodó por mi mejilla. Porque sabía que pronto tendría que elegir, y que cualquier decisión que tomara cambiaría todo.

Damn Jenner (Justin Bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora