Capítulo XI - Take my heart and make me happy
El día no podía haber sido más caótico. Salí de casa a tiempo, emocionada y lista para el evento, pero apenas llevaba media hora en camino cuando mi carro comenzó a emitir sonidos extraños. Un humo blanco se elevó del capó, obligándome a detenerme en medio de una calle vacía.
Intenté llamar a una grúa, pero nadie respondía. Mi nivel de estrés iba en aumento hasta que un grupo de jóvenes pasó caminando y notó mi desesperación. Eran tres chicos, amables y con una energía contagiosa. Al enterarse de mi situación, insistieron en llevarme en su viejo auto hasta el lugar del evento. No podía rechazar su ayuda.
El trayecto con ellos fue una mezcla de risas, bromas y agradecimientos. Uno de ellos incluso intentó enseñarme un truco de magia con una baraja de cartas mientras otro contaba historias absurdas de su adolescencia. Por primera vez en el día, me relajé un poco.
Llegué al edificio justo a tiempo, pero mis problemas no terminaron ahí. Alguien en la recepción me dio indicaciones erróneas, y terminé perdida en un laberinto de pasillos. Cuando finalmente llegué al salón, el sonido de los aplausos me indicó que el evento ya estaba en marcha.
Entré con cuidado, tratando de no interrumpir, y mi mirada fue directo al escenario.
Y ahí estaba Sarah.
Lucía un vestido rojo carmesí que le quedaba como si hubiera sido diseñado exclusivamente para ella. El tejido abrazaba su figura con elegancia, resaltando cada curva de manera impecable. La espalda quedaba completamente al descubierto, y el movimiento de la tela al caminar capturaba la luz de una manera hipnótica. Sus aretes dorados eran largos y sofisticados, brillando con cada movimiento de su cabeza. Su cabello oscuro estaba recogido en un moño bajo que dejaba al descubierto la línea de su cuello, y sus labios pintados del mismo tono carmesí completaban un look que quitaba el aliento.
Me quedé inmóvil por un momento, como si el tiempo se hubiera detenido.
"¿Cómo puede alguien ser tan hermosa?" pensé. Era más que su físico; era la forma en que dominaba la sala, hablando con una mezcla de confianza y pasión. Cada palabra que pronunciaba parecía captar la atención del público como si estuviera hipnotizado.
Karla observaba desde el rincón del salón, su atención completamente cautiva por la figura que se encontraba en el podio. Sarah estaba dando su presentación, pero no era solo la información científica que transmitía lo que la mantenía tan hipnotizada, sino la forma en que lo hacía. Con una facilidad asombrosa, Sarah hablaba con elocuencia y precisión, transmitiendo seguridad en cada palabra, como si estuviera diseñada para estar allí, en ese momento, frente a un público tan selecto y exigente.
Karla había visto a Sarah muchas veces, pero nunca en este contexto. Nunca la había visto frente a un público tan importante, rodeada de figuras influyentes, científicos de renombre, empresarios y hasta miembros del gobierno con los que trabajaba directamente. Era como si Sarah se despojara de cualquier inseguridad y se transformara en una líder.
La manera en que Sarah dominaba el escenario, sus gestos seguros, su voz clara que resonaba en el aire, lograban que todos los presentes se inclinaran hacia ella, como si estuvieran en el centro de un fenómeno magnético del que no podían escapar. Karla se sintió pequeña, pero no de la manera en que uno se siente al sentirse inferior; más bien, se sintió profundamente atraída, absorbida por la fuerza de la presencia de Sarah. Había algo en su porte que no solo inspiraba respeto, sino admiración profunda, una sensación de estar en presencia de alguien verdaderamente excepcional.
Karla se dio cuenta de que no solo era su inteligencia lo que la hacía impresionante, sino también su capacidad para conectar con cada persona que la escuchaba. Los ojos de todos estaban fijos en ella, atentos y cautivados, mientras Sarah explicaba el progreso del Proyecto Génesis, la pasión que mostraba por su trabajo palpable en cada palabra, en cada gesto. La combinación de su belleza con su oratoria era imparable; Karla no podía evitar sentirse hipnotizada, como si estuviera viendo a alguien que estaba destinada a grandes cosas.
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El baile de las almas perdidas
RomanceEn un mundo donde el éxito profesional parece ocuparlo todo, Sarah y Karla, dos mujeres apasionadas y brillantes, se reencuentran por casualidad tras años de distancia. Sarah, una microbióloga de porte elegante, y Karla, una profesora que ahora tamb...