Capri

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Capítulo - Capri

El ferry comenzó a zarpar desde el puerto de Capri, y el suave murmullo del agua chocando contra el casco del barco se mezclaba con el sonido de las olas lejanas. Sarah estaba sentada junto a la barandilla, su rostro ligeramente iluminado por el sol de la tarde, pero cubierto por las lentes oscuras que llevaba puestas. Su expresión era más seria de lo habitual, como si estuviera sumida en sus pensamientos, en un espacio donde el mar, el viento y el sonido se fundían en una quietud profunda. El viento jugaba con su cabello, levantándolo en pequeñas ráfagas, y las olas acariciaban el casco del barco con su canto rítmico.

Sarah llevaba una camisa de vestir blanca con finas rayas celestes, que le quedaba ligeramente grande, con las mangas enrolladas hasta los codos. Su atuendo parecía ligero, cómodo, pero al mismo tiempo reflejaba su estilo elegante y distintivo. Sus pantalones oscuros ajustados complementaban su figura alta y delgada, y sus zapatos cómodos, pero cuidadosamente elegidos, marcaban su porte imponente. A pesar de la calma del entorno, había algo en su mirada que sugería que su mente estaba lejos, perdida en pensamientos que no compartía con los demás.

A su lado, Willy estaba con una amplia sonrisa, disfrutando de la brisa fresca que soplaba del mar. "Este lugar tiene magia, ¿verdad?" dijo, mirando a su alrededor con admiración, mientras el barco comenzaba a adentrarse más en la isla. La vista desde el ferry era espectacular: las casas blancas y pintorescas de Capri, construidas en las laderas de las colinas, se elevaban sobre el azul intenso del mar. La isla parecía estar suspendida entre el cielo y el agua, una obra de arte en sí misma.

Sarah asintió levemente, sin dejar de mirar la página del libro que tenía en las manos. "Sí, tiene algo especial", murmuró, su voz suave, pero cargada de algo inexplicable. No era solo la isla la que tenía esa energía, sino todo lo que estaba a punto de suceder aquí.

Karla, sentada al lado de Willy, observó a Sarah en silencio, notando la concentración en su rostro. Sonrió, sabiendo que su mente probablemente estaba trabajando en algo importante, en algún detalle que aún no había compartido. "¿Qué piensas, amor?" preguntó Karla, bajando la vista hacia Sarah, sin querer interrumpir demasiado.

Sarah levantó la vista, sorprendida por la pregunta. Tomó un momento para responder, sus ojos suaves pero algo profundos al mismo tiempo. "Solo... me estoy preparando para lo que viene. Quiero que todo salga perfecto." Su tono era serio, pero había una suavidad en sus palabras que hacía que su emoción estuviera contenida, casi como si estuviera guardando algo más profundo solo para ella.

Karla asintió, comprendiendo perfectamente. "Lo conseguiremos. Ya sabes que siempre lo hacemos juntas", dijo, su voz cálida y reconfortante, como un refugio en medio de la tempestad interna que a veces Sarah podía experimentar. Luego miró hacia adelante, dejando que la brisa moviera su cabello oscuro, un contraste hermoso con el mar claro y el cielo que comenzaba a tornarse más dorado a medida que la tarde avanzaba.

Cuando el ferry llegó al puerto de Capri, las vistas del lugar eran simplemente deslumbrantes. El paisaje parecía sacado de un cuadro pintado a mano. Las casas blancas, de tejados rojos, estaban amontonadas en las laderas, contrastando con la vegetación verde brillante que se extendía por todas partes. La isla, bañada por la luz dorada del sol vespertino, se veía serena y mágica.

De regreso a la villa, las calles eran estrechas y empedradas, y el aroma del mar mezclado con el de las flores de los jardines cercanos hacía que el aire tuviera una frescura incomparable. La villa, un palazzo victoriano rodeado de jardines cuidados con esmero, era como un cuento de hadas en el que te sumerges sin querer salir. Había una piscina natural, casi como un remanso de agua cristalina entre la vegetación, rodeada de piedras y plantas salvajes que parecían crecer de forma libre. A lo lejos, se veía el mar, el horizonte perfectamente definido por el sol que comenzaba a esconderse.

El baile de las almas perdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora