Capítulo XXIII - Jeep rojo
El domingo amaneció brillante, con el sol ya alto en el cielo, anunciando lo que sería un día perfecto para el viaje. Sarah y Willy estaban ocupados cargando las maletas al jeep rojo que Sarah había elegido para la ocasión. El jeep era tan característico que parecía sacado de una película de los 90, con el logo de Jurassic Park estampado en un costado. Era el tipo de vehículo que llamaba la atención, robusto, lleno de carácter, y con ese aire de aventura que tanto le gustaba a Sarah.
Sarah, sin importar el calor, llevaba un overol de mezclilla holgado, acompañado de un bikini de estampado colorido que apenas asomaba por debajo. Se veía diferente, más relajada, más libre. Willy, por su parte, estaba completamente acorde con la atmósfera playera, vistiendo una camisa hawaiana y pantalones cortos. Todo en él transmitía la sensación de estar a punto de sumergirse en el océano.
La música a todo volumen, con una mezcla de reggae y algo de rock clásico, invadía el jeep mientras Sarah y Willy conquistaban las calles, con la ventana bajada y el viento despeinándolos. Se podía sentir la alegría en el aire, como si el día ya estuviera marcando el ritmo de todo lo que estaba por venir.
Cuando finalmente llegaron al apartamento de Karla, Sarah no pudo evitar un pequeño brinco de emoción. Subio hacia el ascensor con una gran sonrisa. Karla, que esperaba en la entrada, la observó mientras subía, sorprendida al ver a Sarah vestida de esa forma. A Karla le había tocado conocer la versión más sofisticada de Sarah, la científica, la mujer de traje y tacones. Pero ver a Sarah en un atuendo tan casual, con esa actitud tan relajada, la hizo ver a Sarah desde una perspectiva completamente nueva.
—Wow, no te reconocí —comentó Karla, sorprendida por el cambio.
Sarah se rió, sacudiendo el cabello al viento.
—Nunca me habías visto en modo vacaciones —dijo mientras tomaba las maletas de Karla del sofá.
Willy, al escuchar la conversación, no pudo evitar intervenir con su característico sentido del humor.
—La playa la transforma, Karla. Estás a punto de conocer a alguien completamente nueva —comentó en tono juguetón, guiñándole un ojo a Sarah.
Karla se quedó pensativa por un momento, observando cómo Sarah dejaba atrás a la mujer seria y concentrada en el trabajo para dar paso a una versión mucho más relajada y libre.
El camino hacia la playa estuvo lleno de risas, anécdotas y buenos momentos. Las conversaciones iban y venían, mientras el paisaje cambiaba y ofrecía vistas espectaculares. Los campos verdes, el mar a lo lejos y el sol que reflejaba sus rayos dorados sobre el agua. Sarah, feliz como nunca, cantaba algunas canciones a todo pulmón, mientras Willy disfrutaba del paisaje, muy tranquilo.
Karla, que siempre había sido un poco más reservada en cuanto a mostrar sus emociones, no podía evitar sonreír ante el ambiente tan distendido y alegre que Sarah había logrado crear. Había algo en ella, algo que cambiaba cuando se encontraba cerca del mar.
—No puedo creer que estemos haciendo esto —comentó Karla en voz baja, mientras miraba el horizonte.
Sarah la miró, viendo que había caído en un silencio reflexivo, y la alzó una ceja con una sonrisa divertida.
—Lo bueno es que finalmente lo estás haciendo. Y si te soy honesta, creo que a veces todos necesitamos escapar de nuestra rutina, ¿no?
Karla asintió, pero en su interior, una sensación cálida la invadió al ver la felicidad en los ojos de Sarah. Esta era una versión de ella que Karla amaba ver: despreocupada, feliz, sin las presiones del día a día. Un lado de Sarah que había permanecido oculto para ella, y que ahora Karla comenzaba a explorar.
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El baile de las almas perdidas
RomanceEn un mundo donde el éxito profesional parece ocuparlo todo, Sarah y Karla, dos mujeres apasionadas y brillantes, se reencuentran por casualidad tras años de distancia. Sarah, una microbióloga de porte elegante, y Karla, una profesora que ahora tamb...