Adiós...

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Capítulo - Adiós...

Habían pasado semanas desde que compraron la cuna y la remodelación en la casa de Sarah había dado inició. La terraza estaba llena de vida, como siempre lo estaba en esa famosa cafetería. Las mesas de hierro forjado, decoradas con manteles blancos, estaban rodeadas de conversaciones animadas y el aroma del café recién molido mezclado con notas de pan horneado. El cielo era de un azul intenso, y una brisa ligera hacía que las hojas de las plantas colgantes se movieran con suavidad.

Sarah, vestida con un suéter color crema y unos pantalones de lino beige, tenía un aire relajado mientras pasaba las páginas de su libro. Sus lentes de lectura descansaban en la punta de su nariz, y su cabello recogido en un moño desordenado le daba un toque casual, aunque seguía viéndose impecable. Frente a ella, Karla llevaba un vestido midi azul oscuro que combinaba perfectamente con sus gafas, y una chaqueta de cuero marrón la hacía lucir sofisticada pero cómoda.

Sarah cerró su libro con un leve golpe, dejando los lentes sobre la mesa, y fijó su mirada en Karla, quien estaba saboreando un espresso.

—Necesitamos conseguirle el pasaporte al bebé en cuanto llegue —dijo Sarah, directa pero con ese tono suave que usaba cuando quería planificar algo importante.

Karla levantó una ceja y dejó su taza sobre el platillo.

—¿El pasaporte? ¿Tan rápido?

—Claro. Recuerda que vamos a pasar Navidad en Escocia con mi familia. Ya sabes cómo es mi madre, quiere que todo esté organizado con tiempo.

Karla sonrió, recordando la calidez de la madre de Sarah y su habilidad para hacer que cualquiera se sintiera en casa.

—Tienes razón. Tu madre ya debe tener un itinerario hecho para cada día que estemos allá.

Sarah rió, asintiendo.

—De hecho, creo que tu familia también va a ir. —Hizo una pausa para darle un sorbo a su capuchino antes de continuar—. Nuestros padres se hicieron buenos amigos durante la boda, y mi madre los invitó.

Karla se recargó en el respaldo de su silla, pensativa.

—¿Escocia? ¿Con mi mamá y tu mamá en el mismo lugar? Esto será interesante.

—Oh, definitivamente lo será. —Sarah apoyó su barbilla en una mano, mirándola con una sonrisa traviesa—. Pero lo bueno es que el bebé será el centro de atención. Nosotras solo seremos las asistentes de lujo.

Karla soltó una carcajada y negó con la cabeza.

—Asistentes de lujo, ¿eh? Bueno, al menos la Navidad será única. Pero, ¿ya pensaste en lo que vamos a necesitar? Ropa de invierno, un cochecito que soporte la nieve, pañales para emergencias...

Sarah levantó una mano para detenerla.

—Lo tengo todo bajo control. Además, Willy ya está haciendo una lista.

—Por supuesto que lo está —murmuró Karla con una sonrisa.

Ambas rieron juntas mientras el camarero les traía otra ronda de café. La conversación se desvió hacia anécdotas de su luna de miel en Italia y cómo su vida había cambiado desde entonces. Aunque el bebé estaba a punto de llegar, ambas se sentían tranquilas, emocionadas y, sobre todo, listas para enfrentar esta nueva etapa juntas.

Ese día ambas mujeres tomaron caminos diferentes, Karla decidió ir a su penthouse mientras que Sarah planeaba pasar la noche en su casa para ajustar los últimos detalles antes de la llegada de Karla y el bebé.

El baile de las almas perdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora