Escala Londres- Escocia

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Capítulo - Escala Londres - Escocia

Sinceramente, Gabi y yo perdimos el vuelo casi intencionalmente. Fue una mezcla de la resaca y el cansancio, pero también de ese deseo inconsciente de aprovechar Londres por un día. ¿Cuántas veces teníamos la oportunidad de estar las dos en una ciudad como esta sin compromisos inmediatos? Era una excusa perfecta.

Después de confirmar el desastre y rentar una habitación en el hotel del aeropuerto para dejar las maletas, decidimos salir a explorar. La ciudad nos recibió con su cielo gris habitual, pero el frío nos despertó y nos dio un renovado entusiasmo. Tomamos un taxi hasta el centro, riéndonos como niñas pequeñas mientras decidíamos qué hacer primero.

Primera parada: El London Eye
Aunque Gabi insistió en que era demasiado turístico, yo no podía resistirme. Desde allá arriba, la vista era impresionante: el río Támesis serpenteaba por la ciudad, y los icónicos edificios de Londres parecían piezas de un rompecabezas gigante. Gabi, menos interesada en las vistas, se dedicó a tomar selfies y a intentar capturarme desprevenida.

—¡Deja de hacer eso, Gabi! —le dije, tratando de esquivar la cámara.

—¡Vamos, Sarita, sonríe! —respondió, riendo mientras tomaba una foto donde claramente yo estaba reprobándola con la mirada.

Segunda parada: Camden Market
Decidimos sumergirnos en el caos vibrante de Camden Market. Gabi se obsesionó con una tienda de accesorios vintage, mientras yo me quedé probando toda la comida posible en los puestos: empanadas argentinas, sushi vegano, crepes de Nutella... Me dejé llevar.

—¿De verdad necesitas probarlo todo? —me preguntó Gabi, mientras yo mordía un trozo de un rollo de canela gigante.

—Es por investigación gastronómica, no lo entenderías —respondí, fingiendo seriedad.

—Claro, claro, microbióloga gourmet —dijo, rodando los ojos.

Tercera parada: Abbey Road Studios
Como fanáticas de los Beatles, era casi obligatorio. Gabi y yo recreamos la famosa foto en el cruce peatonal, aunque terminamos deteniendo el tráfico un par de veces porque nos daba demasiada risa sincronizarnos.

—¡Esto es un desastre! —exclamé mientras un conductor tocaba la bocina.

—Es arte, Sarah, no lo entenderían —dijo Gabi, levantando las manos dramáticamente.

Última parada antes de volver: Pub inglés
Decidimos cerrar nuestra miniaventura en un pub local, brindando con cervezas negras y comiendo fish and chips. Entre tragos y risas, nos prometimos que siempre encontraríamos una excusa para tener estos momentos juntas, sin importar cuán ocupadas estuviéramos.

El reencuentro inesperado
Regresamos al aeropuerto justo a tiempo para nuestro vuelo a Escocia, aún riéndonos por las locuras del día. Mientras esperábamos en la sala de embarque, reconocí una risa familiar. Miré hacia la entrada y ahí estaban: Juanjo, Matt y la pequeña Lily, rodando su equipaje hacia nosotros.

—¡No puede ser! —exclamé, corriendo hacia ellos.

Lily saltó hacia mí, y la cargué mientras Juanjo y Matt nos miraban divertidos.

—¿Perdieron su vuelo también? —preguntó Matt, con una sonrisa traviesa.

—Algo así... —dije, evitando los detalles.

Resultó que ellos también habían hecho escala en Londres y perdido su conexión por un retraso. La coincidencia era casi mágica.

—Esto es lo mejor que podría haber pasado —dijo Gabi, emocionada.

El baile de las almas perdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora