Las jóvenes Zadi

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Hasta que culminó el verano, Cecilia no dejó de hacer preguntas.

Poco a poco se fue haciendo a la idea de que había emparentado con una familia de magos y brujas, incluyendo a su esposo que, en realidad no tenía poderes.

Este le explicó la diferencia entre los Sangre Pura o mágica, Mestizos, como era el caso de Cynthia, y los Sangre Muggle o sucia", como se llamaba despectivamente a los magos provenientes de familias no mágicas).

Así que para cuando llegó el último día de agosto, ya estaba totalmente empapada en lo que al tema se refería. Y aunque no había querido hacer algún comentario al respecto, concluyó que el mentado mundo mágico, no tenía mucha diferencia con el mundo normal al que ella pertenecía, eran tan clasistas y racistas como los muggles. Incluso, ellos tenían su propia versión de Adolf Hitler, si del señor tenebroso hablamos.

Aquel veintinueve de agosto, fue un día muy ajetreado. Preparando maletas con todo lo que la jovencita pudiera llegar a necesitar.

Dumbledore, tal y como lo había prometido, apareció en casa de los Zadi Johnson por la tarde, disfrutó de un riquísimo almuerzo muggle en compañía de todo el clan. Incluso parecía un miembro más.

Aliccie, la más pequeña, quien solía mantener silencio y observar todo con mucha atención, observaba al anciano extraño que comía sentado junto a toda la familia.

Le llamaba la atención su aspecto y escuchaba su voz pausada.

Era una persona muy diferente a todas las que había visto en su vida y aunque la habían acostumbrado a no familiarizar con hombres desconocidos, este le simpatizaba. Lo único que no le hacía mucha gracia de él era el hecho de que había ido para llevarse a su hermana.

Esta, por su parte, conversaba con sus primas en la mesa de la cocina, que era el lugar donde comían las jóvenes de la familia cuando había reuniones muy concurridas.

Las hermanas Zadi Johnson tenían cuatro primas.

Una de ellas era Sabrina Corner, hija de su tía Dolores y su tío Michael. Esta tenía quince años, y cursaría su quinto año Hogwarts.

Después le seguía Alexia de catorce, y Eugene de once. Esta última había celebrado su cumpleaños dos semanas atrás, con una fiesta muggle al que las pequeñas, por supuesto, habían sido invitadas, porque, a diferencia de las otras niñas de la familia que se habían educado en casa como era costumbre entre las familias de magos, estudiaba en una escuela muggle y había hecho muchos amigos entre sus compañeros.

Estas primas eran hijas de la tía Emilse y del tío Joel Edgecom, éste, al igual que el tío Michael, tenían cargos importantes en el Ministerio de Magia. Para Eugene, este también sería su primer año en el colegio mágico, Alexia en cambio, empezaba su cuarto año.

Y por último estaba Angelie, la mayor de las primas quien cumpliría dieciocho años una semana después de ingresar a clases y asistiría a séptimo año. Esta era la prima preferida de las hermanitas Zadi, a ella le fascinaban también los cuentos de hadas y solía leérselos a sus primas cuando eran más pequeñitas, bueno, al menos a Aliccie, ya que su hermana mayor le llevaba casi siete años y hacía mucho que había aprendido a leer por su cuenta. Angelie era hija de la tía Annabel, la aristócrata de la familia ya que se había casado con un muchacho muy rico, su tío Sebastián Chambers de quién se rumoreaba, tenía un lejano parentesco con la familia real británica aunque, por supuesto, esto nunca se había confirmado, ya que el tío Sebastián, provenía de una larga lista de antepasados de magos de sangre pura.

A la mañana siguiente, último día del mes, el clan se trasladó en pleno al aeropuerto de la ciudad de Los Ángeles, para despedir a las niñas.

El lugar estaba atestado de gente ya que muchos ponían fin a sus vacaciones de verano, de modo que el enorme grupo familiar pasaba inadvertido, al igual que Dumbledore, quien se había visto obligado a volar en un avión, aunque este asunto parecía no desagradarle.

Eleazhar y Cecilia sabían que en cuanto arribaran a Londres, el anciano delegaría a un par de aurores, la tarea de llevar a Cynthia y a sus primas al Callejón Diagon, que era el lugar donde los magos hacían sus compras para la escuela y otros menesteres relacionados con el mundo mágico. Cecilia, claro, estaba al tanto de lo que era un auror y cuáles eran sus funciones.

El mentado callejón se encontraba en la misma ciudad, pero escondido detrás de una pared, en los trasfondos de un sucio y viejo edificio al que los muggles evitaban. En realidad, este lugar era una posada donde los magos y brujas se alojaban o simplemente, reunían para tomar alguna bebida. Su nombre era El Caldero Chorreante y sería el lugar donde las jovencitas se alojarían hasta el día siguiente, cuando tuvieran que abordar el tren que las llevaría a Hogwarts.

Una vez que los Zadi se despidieron de los viajantes y el avión despegó, tomaron el camino de regreso a la ciudad. Cecilia no decía una palabra, ya había llorado bastante en el momento en que su hija mayor desaparecía ante sus ojos, y no por efectos de la magia sino, por las escaleras mecánicas de LAX, en donde la había perdido de vista.

Eleazhar conducía escuchando el estéreo aunque no prestaba atención a la música. El hecho de que el aparato estuviera encendido se debía a que era parte de la rutina de encender el motor y arrancar el vehículo. En la parte de atrás viajaban Aliccie, Wladimir y Rosamelda (Rose, como la llamaban cariñosamente su esposo y su yernos), quien consolaba a la pequeña que no dejaba de lamentar el hecho de, en esta ocasión, no solo sus primas la habían abandonado, también su única hermana.

Aliccie, con tan solo cuatro años, era bastante despierta, aunque no hablaba mucho. De hecho esta parecía ser la primera vez que urdía una frase larga, a ella le gustaba observar todo, prestaba mucha atención cuando alguien le dirigía la palabra y parecía que podía comunicarse, al menos con su familia mágica, si necesidad de abrir la boca.

Ella también comenzaría la escuela al día siguiente, solo que en una guardería. Sus padres habían decidido enviarla e ese lugar, no solo para que tuviera algo en qué distraerse y así no extrañar a su hermanita. Querían que socializara con otros niños, ya que aparentemente ella no tenía poderes y tendría que relacionarse con el mundo muggle al igual que sus padres.

Ya verían después, como arreglarían el asunto de la hija mayor. Habían permitido que estudiara en Hogwarts, pero su idea era que al culminar la escuela, regresara a Norteamérica y continuara su vida allí, estudiando derecho en la UCLA, como lo había deseado desde pequeña, y llevando una vida normal, como la que había llevado hasta ahora.

Llegaron a Pasadena ya entrada la tarde y una vez allí, dejaron a los abuelos en la casona donde habitaban desde que se habían establecido en el país. Después regresaron a su residencia y se prepararon para merendar. Querían acostarse temprano, en parte para no pensar en Cynthia que, a esa hora estaría en pleno vuelo y porque al día siguiente, comenzaba la rutina laboral de ambos y la escuela de la pequeña.

Esta se quedo dormida sin haber terminado su plato y Louis, la niñera quien, a partir del día siguiente tendría menos obligaciones, la llevó en brazos hasta su habitación, la cual ahora le pertenecía en su totalidad, al menos hasta la navidad cuando su hermana estuviera de regreso durante las vacaciones.

Eso, si Dumbledore lo consideraba prudente.

 Las niñas mayores se habían habituado a permanecer en Hogwarts durante aquellas festividades, pero Cynthia era diferente. Ella apenas se incorporaba a ese mundo y no estaba acostumbrada a pasar tiempo lejos de sus padres, más que el que le demandaba la escuela y las horas en que estos pasaban en sus lugares de trabajo.

Debía existir alguna solución que le permitiera volver a América si correr riesgos, y así festejar en familia  aquellos dos importantes acontecimientos (la pequeña Aliccie cumpliría cinco años el mismo 25 de diciembre) de modo que no descansarían, hasta obtener la aceptación del viejo mago.

No imaginaban que, dos meses más tarde, las cosas en el mundo mágico darían un vuelco, terrible, memorable y sobre todo, definitivo.


Siete Años en Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora