Una historia muy triste

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 Aquella navidad y cumpleaños de Aliccie, su hermana y sus primas regresaron para festejar junto a toda la familia, la que sería su última fiesta familiar en la casona donde residían los Zadi de Inglaterra.

Ya estaba decidido. A fines de julio del año entrante volverían a su tierra natal, ahora que ya no existía peligro para el mundo mágico.

El señor tenebroso había sido derrotado y se ignoraba su paradero pues, nadie sabía a donde habría ido a parar, ni siquiera sus seguidores, los temidos mortífagos.

Algunos de ellos habían escapado como ratas. Otros capturados, se habían declarado inocentes, argumentando haber actuado bajo el maleficio imperius, un encantamiento ilegal que se utilizaba para dominar a un individuo y hacerlo actuar a antojo de quien lo pronunciara, y aunque muchos mentían, habían sido absueltos.

Los que fueron considerados culpables, se encontraban recluidos con distintas condenas en la prisión mágica de Azkabán. A algunos aun los estaban buscando pero en definitiva, la comunidad mágica ahora vivía tranquila y muchos de los que habían huido por motivos de seguridad, estaban volviendo a sus hogares.

Ese veinticuatro de diciembre, cenaron temprano, hacía frío y oscurecía antes de las seis, pero la velada duro hasta muy pasada la medianoche.

Cynthia, tenía muchas cosas que contar a su familia. Desde su llegada a LAX * no había parado de hablar sobre lo maravillosa que era su escuela, un castillo grandísimo conformado por torres y mazmorras, grandes jardines, invernaderos, un lago magnífico y un bosque al cual, tenían la entrada totalmente prohibida. Lo más que podían alejarse del edificio era la cabaña del guardabosques, un gigantón que había sido estudiante hacía muchos años y que ahora se encargaba de cuidar el lugar y a las criaturas que allí habitaban. También les habló del gran comedor, las aulas donde se impartían clases, los profesores que allí enseñaban y de los elfos, encargados del servicio y la preparación los alimentos; de las escaleras que nunca se quedaban quietas, los retratos móviles, y las cuatro casas que conformaban la escuela y la forma de ingresar a ellas.

Cynthia, al igual que sus primas y la mayoría de las mujeres que habían compuesto la familia, había sido seleccionada para la casa Ravenclaw, también les contó sobre el sombrero seleccionador y lo encantada que había quedado cuando éste la había descrito como una "mente brillante y creativa" antes de gritar para que todos oyeran el nombre de la casa a la que había sido asignada.

El tema excluyente en la conversación en aquella velada, era la derrota de Voldemort, nombre que los magos se resistían a pronunciar.

Después de la deliciosa cena preparada por la abuela Rose y las tías, se sentaron a comer el postre en los sillones de la sala, admirando el fuego de la chimenea que calentaba el ambiente. Junto a esta se encontraba un bellísimo árbol navideño, repleto de regalos.

Angelie, era el centro de atención porque era la mayor de todas y conocía toda la historia, o al menos eso pensaba, con respecto a la desaparición del señor tenebroso, todos la escuchaban con atención.

-La noche de halloween, tuvimos una fiesta magnífica al igual que todos los años-relataba la joven, que se sentía muy importante por haber recibido el cargo de Premio Anual (delegada)-Nos fuimos a la sala común después de comer y nos quedamos despiertos hasta muy tarde.

-Pero a la mañana siguiente, nos avisaron que las clases estaban suspendidas y que después de desayunar nos tendríamos que quedar en nuestras salas comunes. Lo extraño es que quién dio la orden fue el profesor Flitwick porque Dumbledore y algunos maestros no estaban por ningún lado, tampoco estaban los aurores, lo que nos pareció muy extraño-hizo una pausa para beber un poco de bebida cola-La cuestión es que estuvimos todo ese día descansando, charlando, jugando y completando algunos deberes que nos habían quedado pendientes-culminó.

Siete Años en Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora