Profesor y alumna

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Hola diario:

Ayer sentí muchos deseos de poder jugar al Quidditch. De buena gana le habría lanzado una Bludger a esa idiota presumida de Collette Le Blanc.

La muy sinvergüenza estaba encima de Severus (el profesor Snape, ese es su nombre de pila) y no se separó de él en ningún momento. Es más, cuando terminó el partido tuvo el descaro de besarlo en la mejilla y a él, aunque pareció molestarle, no le dijo nada.

Elizabeth Parker también se desbandó y aprovechó la confusión para besar a Feldom, pero ella lo hizo en la boca y él se dejó sin chistar ¿Puedes creerlo?

Mary ni siquiera se percató por estar al pendiente de Roger (creo que le gusta aunque disimula)

La que no disimuló para nada fue Val, incluso trató de "zorra" a Parker por besar a Feldom.

Cada vez le cuesta más, disimular que está enamorada de ese idiota y lo siento por ella.

Me estoy quedando sin tinta y no tengo otro boligrafo.

Me despido hasta que consiga uno nuevo.


La euforia y el enojo provocados por el último partido de Quidditch se esfumaron en pocos días. Comenzaban los exámenes trimestrales y había demasiado para estudiar, además de los extensos trabajos que dejaban los profesores, cada semana.

En Cuidado de Criaturas Mágicas, el profesor Kettleburn les había encomendado un trabajo de investigación acerca de las Acromántulas y los Basiliscos, advirtiéndoles que no utilizaran solamente los datos que aparecían en el libro de texto, sino que buscaran información en los existentes en la biblioteca.

Esa clase particularmente había sido del gusto de todos o casi todos los estudiantes.

El profesor Kettleburn llevó unas serpientes verdes muy delgadas, que habían nacido del fuego de la chimenea del guardabosques Hagrid (quién al igual que el profesor, sentía un apasionamiento casi enfermizo por las criaturas mágicas) pero que sobrevivieron solo las dos horas que duró la clase. Después de ese lapso se habían convertido en polvo para el asombro de todos, menos para Collette le Blanc quien, temblando de miedo se escondió detrás de Paul Greengras alegando sentir terror por las criaturas en cuestión.

Valery hacía reír a sus amigos traduciendo en voz muy baja los lamentos de la chica mientras se burlaba de ella

-Que venga a recatarla su príncipe azul -dijo Aliccie mirando con sorna a la chiquilla que lucía realmente aterrada.

-¿Príncipe Azul? -se burló Valery, imitando la voz de la chica-Si te refieres a su pgofesog, ése de príncipe no tiene nada-

En ese momento el señor Kettleburn se acercaba al grupo visiblemente irritado y preguntó a Valery cual era el motivo de risa y si era posible que lo compartiera con el resto de la clase

-Por supuesto-respondió ésta-Nos preguntábamos quién podría ser tan estúpido, como para temerle a esas criaturas tan pequeñas.

El profesor cambió su expresión y retomó la clase reiterando que aquellas serpientes, llamadas Ashwindes, incubaban huevos incendiarios antes de desvanecerse y que si no se detectaban a tiempo podrían provocar la destrucción total de una vivienda

-Afortunadamente, Hagrid está vigilando el lugar donde han sido incubados los huevos y procederemos a congelarlos para luego entregárselos al profesor de Pociones, ya que servirán para el uso de valiosos preparados.

Siete Años en Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora