¡Adiós Hogwarts! Primera parte.

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La voz de Marie Anne retumbó en todo el castillo.

Tanto ella como Valery bajaron las escaleras a toda prisa temiendo lo peor.

Snape, en tanto llegó también hasta el lugar donde Aliccie permanecía inmóvil y al contemplarla, su rostro moreno empalideció. Aliccie se encontraba boca arriba, con los ojos abiertos y la vista perdida, como si hubiera recibido la maldición asesina.

-¡Está muerta!-gimió Marie Anne, con voz débil- ¡Aliccie está muerta!-

Y abrazando a Valery, que miraba el cuerpo de su amiga rubia, sin poder dar crédito a sus ojos, rompió a llorar.

Aunque sentía que en cualquier momento iba a desmayarse, esta miró al profesor que se había inclinado sobre Aliccie.

Si alguien se lo hubiera contado, jamás lo habría creído. Snape tenía una expresión en su cara que ella no le había visto nunca y tal vez jamás volvería a ver.

Era miedo.

Peeves observaba desde arriba con una desagradable mueca, como si le causara gracia ver a las dos chiquillas y al profesor preocupados por la condición de la accidentada.

Snape levantó su varita e invocó un encantamiento no verbal, pero Aliccie siguió igual. Repitió el movimiento una vez tras otra, pero era evidente que ya nada se podía hacer.

Las muchachas rompieron en llanto histérico. Filch, el conserje llegó al lugar atraído por la señora Norris. Y al ver a Peeves con gesto de burla arremetió contra él.

-¡Condenada criatura!- chilló-¿Qué demonios hiciste ahora?-

-Yo no he hecho nada- respondió el espectro. Y se acercó a cuerpo de la chica- ¡Mal, mal, muy mal!-

-¡SILENCIO!-farfullo Snape, mientras recorría el cuerpo de la muchacha con su varita. Un escalofrío perceptible lo recorrió.- ¡Filch, busca a Dumbledore!-

El conserje obedeció de inmediato. Snape era el único profesor a quien obedecía sin murmurar por lo bajo.

De hecho, poco tiempo atrás se había encargado de curarle una horrible herida sufrida la noche de Halloween y la había vigilado hasta que ésta sanó finalmente. A excepción de Dumbledore, el profesor de Pociones era a la única persona en todo el castillo por quien sentía verdadero aprecio.

-¡Regresen a su sala común!- ordenó Snape a las dos chicas que lloraban. Pero ellas permanecieron en su lugar

-¡Profesor, por favor, ayúdela!-suplicó Valery- ¡Ella es su amiga!-

-¡He dicho que se vayan!- repitió en vano, comprendiendo que a cuando las amenazara con expulsarlas, no se moverían de allí.

Entre tanto, algunos profesores, oyendo el grito de Marie Anne, habían abandonado los salones, ordenando a los alumnos permanecer en sus sitios. Chuck y Harry que regresaban de la biblioteca llegaron al lugar, atraídos por el llanto de sus amigas, mientras que Elizabeth Parker y Paul Greengras, desobedeciendo la orden de Mc Gonagall, observaban desde el piso superior.

Ambos estaban muy serios.

Snape entonces, dejó la varita de lado y deslizó sus manos por el rostro de la chica. Aparentemente no había heridas sangrantes.

Tomó su pulso, pero éste no existía. Además sus manos comenzaban a enfriarse.

Nuevamente tomó su rostro y se acercó lo suficiente como para que nadie pudiera oírlo.

-¡Aliccie, reacciona!-pidió. Pero no hubo respuesta - ¡Vamos, reacciona!-

Era inútil. La chica había muerto.

Siete Años en Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora