Luna llena.

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Querido diario:

Hoy visitaré Hogsmeade después de mucho tiempo, y he convencido a los chicos de que vayamos a Cabeza de Puerco, ahora que casi todos tenemos edad para entrar allí. Creo que es una gran idea. Y de paso despejaré sus dudas, ya que Val aún no termina de convencerse de que no es un motel, sino una simple taberna.

Además, servirá para levantar su ánimo, ya que no ha dejado de llorar desde que cayó en la cuenta de que estará un año entero sin ver a Williams.

Es una lástima que Charlie no pueda acompañarnos. Tendrá que quedarse en la enfermería hasta el último día de clases.

Sin duda, lo vamos a extrañar.

Nos vemos al regreso.

- ¿Por qué no nos dijiste nada?- inquirió Aliccie, molesta - ¿Es que no entiendes cuan grave es esto?

Había entrado al gran comedor, decidida olvidar aunque fuera por un par de horas, la conversación con el profesor Lupin. Por nada del mundo quería ponerse en evidencia enfrente de sus amigos, y mucho menos de Harry Potter.

El relato del profesor le había provocado una gran conmoción. No recordaba haber sentido tanto odio por una persona en mucho tiempo. Y pensaba que la de Black había sido la peor de las traiciones.

Sin embargo, su lado noble; ese que tendía a buscar lo bueno y que la mayoría se negaba a ver en la gente, le gritaba muy fuerte que algo no encajaba en el relato de Lupin.

Temió que sus amigos se dieran cuenta de la conmoción que aún sentía, y se propuso disimular cuanto le fuera posible. Pero el panorama que la recibió en la mesa de Gryffindor, era algo que no se esperaba.

- ¡No quiero ir a la enfermería!-continuaba gimiendo Chuck, sin poder contener el terrible dolor en su pierna.

Días atrás había comenzado a sentir una pequeña molestia que asoció al constante ajetreo dentro del castillo, pese a las advertencias de Rosaly de evitar el ejercicio innecesario.

Por temor a que lo enviaran a casa, o en el peor de los casos, de regreso a San Mungo, decidió no decir nada. Pero conforme transcurrían los días, la molestia se transformó en un dolor tolerable, que luego aumentó de magnitud, hasta volverse insoportable.

Aun así aguantó hasta donde le fue posible, rogando que se tratara de algo que acabaría de un momento a otro. Pero esa tarde, el dolor se volvió una verdadera agonía que soportó no obstante, hasta que llegó al gran comedor, cuando fue hora de cenar.

- ¡No puedes ser tan inconsciente!-lo reprendió Aliccie- ¿Qué importa si hubieras tenido que regresar durante las vacaciones? ¡Yo lo hice una vez y no fue tan malo!

- ¡No tenía ganas de quedarme solo!- repuso el muchacho- ¡No me gusta, y le tengo miedo a la soledad!

- ¿Más que a perder la pierna?- inquirió Williams, más serio y preocupado que nunca - ¡Creí que eras el más centrado e inteligente de todos! ¡Vamos a la enfermería de una vez!

- ¡He dicho que no quiero!

- ¿Y qué harás entonces? ¿Morir de dolor aquí mismo? - preguntó Elizabeth, quien se había acercado al ver el tumulto de chicos que lo rodeaban. Feldom también estaba presente.

Finalmente y en contra de su voluntad, sus amigos lo llevaron a la enfermería secundados por ambos chicos de Slytherin.

Antes de abandonar el gran comedor, Aliccie dio una rápida ojeada para comprobar que Madam Pomfrey no se encontrara allí.

Siete Años en Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora