Rencor 1

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Querido diario:

Regreso a Hogwarts sin mucho entusiasmo

Me he acostumbrado tanto a estar cerca de mi sobrino que siento que voy a extrañarlo mucho cuando no pueda verlo a diario. Y no es que no quiera ya a mis sobrinas. Ellas son mis princesas y las adoro. Pero Daniel ha vuelto mi mundo de cabeza y le ha dado un nuevo sentido a mi vida. Y no tiene nada que ver el que sea un mago con poderes. De haber sido Squib lo amaría de igual forma...


El último día de las vacaciones de pascua, los alumnos de Gryffindor se encontraban en la sala común terminando los deberes dejados por los profesores

Los chicos de tercer año eran los más atareados pues según su propia consideración, eran los que más trabajo tenían. Y Seamus Finnigan continuaba protestando aun pese a que había completado al fin el último deber encargado por el profesor Snape, mientras degustaba al igual que muchos de sus compañeros, un delicioso huevo de chocolate enviado por su madre.

Caso contrario era el de Oliver, que a pesar de verse libre de deberes estaba enfrascado en su libro de Historia de la Magia de séptimo, ya que deseaba adelantarse en sus estudios para los EXTASIS que darían comienzo a fines de mayo.

El consejo escolar había determinado que las clases culminaran dos semanas antes de lo habitual pues se anunciaba una ola de calor para ese verano. Y por eso aprovechaba sus horas libres ya que el último partido de Quidditch se realizaría dos semanas más tarde y a partir del día siguiente, daría comienzo a entrenamientos exhaustivos.

Así se lo estaba dando a entender a Harry Potter, mientras este, repasaba junto a su amigo Ron y a Hermione, diversos libros, buscando material que les ayudara en el caso del hipogrifo de Hagrid, y así poder evitar su ejecución.

— ¡Basta Oliver, ya me lo has dicho infinidad de veces!— protestaba el niño que vivió, pues Oliver, en su afán de obtener la copa de Quidditch antes de su partida de Hogwarts le machacaba la cabeza a diario con el triunfo ante Slytherin.

— ¡Sabemos muy bien que tenemos que ganarles por al menos, doscientos puntos, si queremos estar en primer lugar! —se quejó George.

—Y que gracias a que Hufflepuff perdió por lo mínimo, se nos hará cuesta arriba y que por eso, debemos entrenar a diario a partir de mañana —añadió Fred — ¡Nos lo dijiste hoy al desayuno y ayer, a la hora de la cena!

Valery, sentada frente a la chimenea apagada, acabando la tarea de Estudios Muggles junto a Williams, observaba a su ex novio con pena. Aunque no lamentaba el haber terminado esa relación, no podía dejar de sentirse apesadumbrada recordando que su obsesión por el Quidditch había sido justamente la causante de su ruptura, junto con la amistad que los había unido a poco de llegar a Hogwarts.

—Mejor, salgamos de aquí—propuso Williams, luego de escuchar las protestas de Harry Potter y los gemelos —. Vamos a dar una vuelta por los alrededores del lago negro.

Valery enrolló el pergamino luego de secar la tinta con un movimiento de su varita, pero dudó. Se habían hecho el firme propósito de no permanecer a solas en ningún sitio, y como aún estaba molesta con Marie Anne pese a haber aceptado sus disculpas, no tenía intención de pedirle que los acompañara.

Tampoco quería dar pie a habladurías. Desafortunadamente el imprudente comentario de Marie Anne, había puesto a las chicas de tercer año en alerta. Y aunque Hermione no se prestara para chismes, pues no solía juntarse con sus compañeras de habitación, Valery sentía pudor ante la mirada intrigante de las tres niñas, cuando se encontraba junto a Williams. Muy a pesar de no mostrarse en situaciones amorosas frente a nadie.

Siete Años en Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora