Amargos 16.

404 37 1
                                    


Querido diario:

Nunca pensé que después de un año las cosas podrían dar un giro tan grande.

Es la primera vez que no tengo deseos de celebrar mi cumpleaños, y por suerte(o por desgracia) los ánimos no están para festejos.

Quisiera que los días no pasaran tan rápido. No quiero volver a Hogwarts aun. Tengo la horrible sensación de que mi abuela está más enferma de lo que Alexia quiere admitir, y me molesta que me sigan viendo como a una niñita y que me oculten las cosas.

Mamá y papá no tienen buen aspecto tampoco, y no hace falta que me digan absolutamente nada. Tienen miedo. Mucho miedo.

¡Abuela, si tú te vas también me voy a sentir tan sola...!


La mañana siguiente al club de duelo, Aliccie se levantó temprano y esperó pacientemente a que Harry Potter apareciera por fin.

No dudaba de su inocencia y nadie podría convencerla de que fuera el Heredero de Slytherin, como lo llamaban todos por esos días. Pero necesitaba su versión de los hechos para rebatir a Cedric. Porque para su desdicha, y aún con la prueba latente de que las cosas entre ellos no tenían retorno, no quería dar por terminado su noviazgo.

Era consciente de que no era amor, sino un antiguo cariño de amigos lo que sentía. Pero necesitaba de su compañía.

Junto a su amigo Ron, el niño que vivió se presentó en la sala común y le dio los buenos días tímidamente a quien era una de los pocos chicos de los cursos superiores que le dirigía la palabra.

Aliccie estaba sentada nuevamente en el sillón frente a la cálida chimenea y era saludada efusivamente y como todas las mañanas, por Parvati y Lavender. Luego de agradecer nuevamente las felicitaciones de las pequeñas, por su triunfo en todos los enfrentamientos de la noche anterior, lo invitó a sentarse a su lado. Ron y Hermione los miraban desde el otro extremo de la sala y los llamó también porque sabía que Harry no tenía secretos para con sus amigos.

O al menos eso era lo que ella creía.

–Estaba convencido de que me escuchaban decirle a la serpiente de Malfoy que dejara en paz a Justin – se excusó Harry– Pero Ron dice que hablé en Pársel.

– El idioma que hablan las serpientes– describió Aliccie

– ¿Conoces el Pársel? – preguntó Hermione. Ella asintió

– He oído que solo los herederos de Slytherin lo hablan– dijo – Pero ahora veo que no es cierto.

– ¿Tú crees también que Harry sea el heredero de Slytherin? – preguntó Hermione.


Aliccie no respondió. Se quedó pensando en lo triste que debía ser para el pobre chiquillo, sentirse acusado de algo de lo que no era culpable y no tener argumentos con los cuales defenderse. Después de todo y por causa de la muerte de sus padres y de sus desdichados tíos muggles que lo habían mantenido toda su vida en la ignorancia, él desconocía sus orígenes. Además, Salazar Slytherin, había vivido hacía más de mil años, y tal vez rastreando minuciosamente su árbol genealógico, Harry Potter descubriera que finalmente sí, era su descendiente.

Aun así, dudaba que el chico, proveniente de una larga lista de ex estudiantes de Gryffindor, por parte de padre, fuera el tipo de persona que atentara contra los hijos de muggles, siendo el mismo descendiente de ellos, aunque efectivamente fuera heredero de Slytherin.

– En todo caso– prosiguió, sin responder a la pregunta de la pequeña– Anoche realmente parecía que incitabas a la serpiente.

– ¡Ahora tendrán más razones para pensar que soy el heredero de Slytherin! – lamentó Harry Potter.

Siete Años en Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora