La cenicienta de Pasadena y el príncipe de Cokeworth, primera parte:

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Querido diario: Perdón por no escribir antes, pero las clases de manejo y los deberes de la escuela me han mantenido ocupada. Es como si los profesores quisieran desquitarse por no haber tenido exámenes regulares.

¡Como si los TIMOs fueran poca cosa!

Te cuento que recibí mis resultados y saqué Extraordinario en todo, menos en Astronomía y Runas Antiguas. Tuve que conformarme con un Supera las expectativas.

Hermione Granger me llamó por teléfono antes de ir de vacaciones a Francia, para dejar constancia de que no tenía secuelas de la despetrificación y para saber si ya estoy curada del todo ¿Verdad que es amorosa?

También me contó que Ron Weasley intentó llamar a Harry Potter a casa de sus tíos, pero el muy grosero muggle lo negó y le respondió de mala manera. Así que el pobre está aislado en pleno verano, y es el único mago en todo Hogwarts que no disfruta de sus vacaciones.

Me enteré por medio de Sabrina que el señor Weasley recibió un premio en dinero en efectivo (Galeones), otorgado por el diario "El Profeta" y con eso se irán de vacaciones a Egipto para visitar a Bill.

Estoy muy contenta por ellos, el señor Weasley se lo merecía después de la humillación pública que recibió el año pasado por el asunto del Ford Anglia que al final, según Ron, se quedó a vivir en el bosque prohibido.

Nada más por ahora. Me voy a la cama ya que mañana iré muy temprano a sacar mi licencia de conducir.

Buenas noches.


Pese a haber tenido un buen viaje, Aliccie bajó del tren un poco molesta.

Lo único que levantó su humor fue cuando Hermione, tras despedirse de Harry y Ron, quien al igual que los gemelos se burlaban de Percy y su noviazgo con Penélope, se acercó para pedirle su número telefónico.

-¡Nos mantendremos en contacto! -exclamó la pequeña alejándose en dirección a su madre, la muggle que Aliccie había visto junto a su esposo en compañía del señor Weasley en el callejón Diagon.

¡Había pasado tanto tiempo y tantos acontecimientos desde entonces!

Salió del andén recordando aún la provocativa letra de una de las canciones que había escuchado en el estéreo personal de Chuck, cuando se encontró con su hermana y con Jeremy, vestidos como cualquier muggle y una sonrisa enorme en sus labios, mirándose con complicidad.

-Que bien te queda ese atuendo -observó dirigiéndose a su cuñado que usaba un pantalón de mezclilla, una camiseta con cuello polo de color blanco y zapatillas deportivas. Su hermana vestía ropas similares, pero en lugar de camiseta, llevaba una blusa verde Nilo.

Resultaba extraño verlos sin sus acostumbradas túnicas, pero era como acostumbraban vestirse la mayoría de los magos cuando iban a Kings Cross para no llamar la atención de los transeúntes.

Afortunadamente Cynthia no ignoraba las tendencias en la ropa muggle. Pero no pudo dejar de sentirse molesta cuando, al salir de la estación, vio el automóvil que había pertenecido a Rose, aparcado justo enfrente de la entrada del tren subterráneo.

-¿Qué haces con el Mercedes de la abuela? -preguntó de malos modos-¡Creí que sus cosas no serían tocadas por nadie más!

-Papá me permitió sacarlo para recogerte -respondió su hermana sin poder evitar una sonrisita picara mientras miraba a su esposo, sentado en el asiento del pasajero- Además, es parte de la sorpresa que te tienen guardada.

Siete Años en Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora