》XVI: Vlad

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Jane

Sus ojos inyectados en sangre no dejan de mirarme. Es el apetito lo que está a punto de hacer que se abalance sobre mi. Sus fosas nasales se abren y cierran con rapidez. Cierro las piernas instintivamente. Está oliendo mi sangre y no puedo evitar avergonzarme por ello. Está demasiado cerca como para intentar alejarme de él así que apoyo mis manos en su pecho. Lo miro fijamente y con las pocas fuerzas que me quedan aprieto suavemente su prenda.

-Estoy agotada-susurro pidiendo clemencia con mi mirada.

El duda, su hambre es fuerte. Sacude su cabeza y se separa de mí unos centímetros. Agradezco que haya puesto distancia, me estaba agobiando. Sé que él no entiende mis necesidades, ni mi cuerpo, ni que no me regenero a la misma velocidad que él. La sangre ayuda, pero poco. Mi cuerpo sigue siendo humano. Me tiende un sándwich y yo se lo agradezco, me muero de hambre. Lo devoro en cuatro mordiscos y se ofrece a hacerme otro. Si bien me sorprende esta parte de él, no termino de fiarme de que dure mucho.

Es Lyov.

Tarda muy poco en hacerme otro y también lo devoró con ganas. Tener la menstruación me hace débil. Y haber sido totalmente destrozada por él tampoco ayuda. Mis huesos se mantienen en su sitio de milagro. De hecho me sorprendo de que no me haya roto una costilla.

-Debemos llevar un control más exhaustivo de tu periodo-dice abriendo la nevera y sacando un refresco. Lo deja en la encimera, justo delante de mí. Parece saber que me gusta comer, que me gusta beber. Como Viktor-No voy a permitirme fallar.

No puedo evitar rodar los ojos ante su ambición. No es un campeonato, aunque él lo trate como tal. Me alegro enormemente de tener mi periodo ahora mismo, aunque duela como un demonio.

-¿Así evitarás poner tanto esfuerzo como ayer a menos que sea necesario?-pregunto alzando la voz más de lo que me gustaría.

Se ha sentido como si le hubiera dicho que no es capaz de mantener el ritmo constantemente. Y ambos sabemos que sí puede, pero ha parecido una ofensa. Se acerca a mi posición. Estoy sentada en una silla giratoria. Agarra el borde de esta hasta darme la vuelta. Mis codos quedan apoyados en la isla de piedra. Intento que no parezca que estoy muerta de miedo. Pero siempre estoy así delante de él. Es enorme y más estando yo sentada. Se agacha un poco hasta mi posición y me mira casi de lado, examinándome. Sus ojos están volviendo a su aspecto normal, con su rubí, pero sin las venas completamente marcadas.

-Te hubiera follado igual de duro aunque no me hubieras quitado el diario si hubiera querido-dice acariciando mi mejilla.

Estoy tan nerviosa que estoy segura que me palpita la piel. Por lo menos estoy segura de que me arde. No se porque no puedo parar de retarlo. La mitad de las veces ni lo intento. Es algo que sale genuinamente de mi y que no para de traerme problemas. No puedo someterme a él.

-He descubierto que me encanta follarte Jane-dice justo antes de que su padre aparezca por la puerta.

Nos ve en esa posición y se queda extrañado. No se si parece que estamos discutiendo o que vamos a besarnos. Me pongo colorada porque no quiero que escuche esta conversación. Nos saluda y se dirige a la nevera a por una bolsa de sangre. La agarra y clava una pajita de metal en ella mientras nos mira. Veo que Lyov va a abrir la boca y decir algo inapropiado así que estiro mi brazo y pongo mi dedo índice sobre sus labios. Él sonríe de forma perversa. Vlad se sienta a mi lado y nos pregunta de qué hablamos.

-Estaba diciéndole a Jane que me encanta follármela-dice tranquilamente.

Estaba bebiendo un trago de mi refresco y casi lo escupo por encima de él. Acto que sería totalmente justificable. Vlad no puede aguantarse la risa.

Lazos de Sangre(+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora