XXIV: Pertenecer

7K 576 25
                                    

Lo abrazo, lo hago porque le quiero y porque confío en él. Lo hago porque le deseo y porque es lo que más me importa. Me he metido en este mundo por él y no quiero perder su confianza. Si todo esto se evapora por lo menos quiero sentir que esto es real, me parece lo justo. Y es cuando me doy cuenta de que estoy perdidamente enamorada de Aiden y no quiero que esto sea mentira. Nunca pensé en llegar hasta aquí, en llegar tan lejos. Mi vida ha cambiado tanto desde que me fuí de la casa de mi madre, que ya no sé si es mi madre. Todo esto empezó con un ataque, de la peor forma posible. Y ahora estoy aquí, con el vampiro que consideré un criminal tanto tiempo. Ha matado gente, lo sé, puedo sentirlo, pero creo que ya no me importa.

—No tengas miedo—me pide con sus ojos color tormenta—Porque te quiero y voy a estar aquí para tí, soy tuyo para siempre.

Y entonces una lágrima resbala por mi mejilla porque yo también lo quiero. Lo estrecho tan fuerte entre mis brazos que temo que vaya a romperse, aunque sé que no es posible. No sé en qué momento la situación toma un camino diferente, pero cuando me doy cuenta ya estoy sobre Aiden. Estoy aquí, besándolo y me siento infinitamente feliz. Ni Erik, ni ningún Drakul me amedrentarán.

—Hazme tuya para siempre, Aiden—suplico.

No tengo que insistir porque Aiden pierde el control. Me apasiona la idea de saber que soy yo la que causo que se descontrole. Sube las escaleras conmigo sobre su cadera y con sus manos alrededor de mi cuerpo. Me tomo unos segundos para comprobar que esto no es una ilusión.

Y no lo es, es deliciosamente real.

Abre la puerta de su habitación pero se detiene de repente. Otra vez no, no quiero otra discusión.

—Tiene que ser especial—dice cargándome de nuevo en sus brazos.

Salimos de la casa y nos subimos a un coche. Diez minutos después estamos en la antigua residencia Rosseau, otra vez. En su habitación, en la que vivió los mejores momentos de su vida. Huele a menta y a Aiden, una combinación perfecta. Esta es su habitación, en la que durmió cuando llegó en a finales del siglo XVIII.

—Ninguna mujer, ni siquiera mi madre o mi hermana ha entrado aquí—dice Aiden—Esta habitación es todo lo que soy Jane y quiero demostrarte todo lo que puedo ofrecerte.

Un escalofrío me recorre el cuerpo y me envuelve el calor. Me acerco a él porque sus labios son demasiado apetecibles y el juega con su lengua en mi boca. Le quito la camiseta y la lanzo lejos sin ninguna delicadeza porque me estaba estorbando. Rompe mi camiseta de algodón y pongo cara de sorpresa hasta que tira los restos al suelo. Llevo mis manos al cierre de su pantalón de forma desesperada.

—Con calma—dice contra mi oreja derecha.

Suena más cómo una suplica que cómo una orden. Suelta un gemido cuando mis dedos tocan la piel de su abdomen y eso me encanta, me vuelve loca. Nuestras respiraciones son pesadas y roncas. Cuándo le desabrocho los pantalones se los quito, deslizandolos por sus piernas. Me separo y me tomo un breve momento para admirar su cuerpo, que es odiosamente perfecto. Mi ropa desaparece por completo y llevo mis manos a mi pecho mientras cruzo mis piernas. Me tira sobre la cama mientras me besa y separa mis brazos bruscamente sujetando mis manos sobre mi cabeza. Suelto un gemido que había estado reteniendo desde hace rato y eso hace que todo se acelere. El poco control que le quedaba a Aiden desaparece y entonces veo sus ojos clavarse en los míos y luego a mi cuello, pidiendo permiso. Se lo concedo y entonces siento sus labios sobre mi cuello. Después una mordedura profunda y una presión en mi piel. No me quejo, no lloro, no grito. Dejo que muerda mi piel cómo nunca antes y que se alimente hasta que este satisfecho. Ha sido un mordisco animal, no delicado como la otra vezSus labios se despegan de mi cuello y veo su boca rebosando sangre y sus dientes filosos manchados de rojo. Sus ojos, antes de un gris azulado, ahora están con los iris rojizos e intensos. Me besa tan apasionadamente que temo que vaya a desmayarme en cualquier momento. Está en modo cazador, lo sé, pero no tengo miedo. Entonces dirige su boca a mi pecho y pasa su lengua por uno de ellos haciéndome gemir su nombre varias veces. Después muerde varias zonas de mi cuerpo, succionando mi sangre pero deteniéndose cada poco tiempo. Entonces abre mis piernas y se coloca entre ellas. Pasa su boca por mis muslos, besándolos y mordiendolos.
Todavía me siento intimidada teniéndolo tan cerca y de una forma tan íntima, pero me encanta. Se desliza hacia arriba y siento su boca, húmeda, sobre mi intimidad. Mueve su lengua despacio  pero eso hace que el calor que antes ya sentía se incremente. Entonces su ritmo se desboca hasta el punto de torturarme. Llevo las manos a su pelo y tiro haciéndolo gruñir de placer. Me encanta que haga eso porque me demuestra su total devoción. Es un hombre hermoso y apasionadoSube por mi deslizándose y me besa de nuevo con desesperación. Se quita su boxer y junta su pelvis con la mía, siento su erección y eso me calienta, llevándome al extremo. Hacemos contacto visual y entonces él se separa tan solo un poco. Se apoya en mi entrada y me mira dulcemente. Un grito de dolor se escapa de mi garganta cuando entra en mi bruscamente, llenándome por completo. Estoy algo escasa de fuerzas y nunca me había sentido tan miserablemente humana.

Lazos de Sangre(+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora