Solo estamos él y yo en el mundo en estos momentos. No hay luz, no hay oscuridad. No hay calor, no hay frío. Ya no existe el miedo, solo la noción de amarnos el uno al otro. Nunca había experimentado un lazo tan profundo, tan bello, tan arrollador. Querría vivir en este momento para siempre. He dominado mis emociones, mi dolor, mis capacidades. Me he acostado con un vampiro, aún no consigo procesarlo.
Me he acostado con un vampiro. Hemos hecho el amor.
Hace un año habría llamado loco, desquiciado, psicótico a quien me hubiera dicho que esto podía pasar. Hace seis meses habría huido con todas mis fuerzas de este hombre, que resulta no ser un hombre humano. Hace diez minutos habría alargado el momento toda una vida. Me siento llena, supongo que en todos los sentidos posibles. La felicidad abarca todo mi ser en estos momentos, me siento capaz de sonreír hasta mañana. El hombre más bello que jamás he visto descansa a mi lado, tiene los ojos cerrados. Su pelo se ha rizado aún más tras haberse mojado en la terma, es precioso. Está desnudo y la sola imagen mental hace que se me revuelva el cuerpo entero. Está apacible, me transmite una seguridad increíble. No quiero abandonar este momento, no puedo dejarlo ir.
—No se va a ir a ninguna parte—dice con la voz calmada, ronca—Es nuestro, pequeña. Es nuestro para siempre.
Me ha dado unas ganas enormes de llorar. Puede ser tan dulce cuando se lo propone. Debajo de toda esa fachada de seriedad y elegancia, se encuentra simple dulzura y amor. Me acerco a él y apoyo la cabeza en su pecho, me rodea con su brazo. Es un abrazo cálido, reconfortante. El ambiente huele a hogar, no se siente extraño. Toco su pecho suave y duro, me da paz. Veo la herida, ya no santra, pero un humano ya habría estado muerto.
—Siento tu herida—digo sincera, mirando su pecho.
Lo noto desperezarse un poco. Me estrecha aún más entre sus brazos. Besa mi frente y empieza a acariciar mi pelo, me siento dichosa.
—No hay nada que sentir. Eres mi compañera ahora, lo que hemos compartido ha sido muy especial Jane—admite con una leve sonrisa—Pase lo que pase te querré toda mi eternidad.
Unas lágrimas rebeldes ruedan por mis mejillas y él las seca. Nos miramos, con todo el amor del mundo, con toda la seguridad del mundo. Aquí, donde estamos nosotros dos, estamos en comunión con el universo. Las estrellas deben de estar muriéndose de envidia por nuestro calor.
—No me puedo creer que hayamos tenido sexo—digo con una voz juguetona.
Carraspea y tira de las mantas hacia arriba para taparnos bien. Me protege con sus brazos, con su calor, con su calma.
—No ha sido sexo, nos hemos dado nuestras almas—dice para después besarme.
Definitivamente esto es lo que llaman felicidad y no querría soltarla ¡Nunca!
Empieza a cantar por lo bajo y yo rio, de lo afortunada que soy. Es una canción en francés, es preciosa. Me dice que es actual de hecho y que nunca ha dejado de nutrirse de contenido de su patria natal. Él es francés, siempre será francés y siempre estará orgulloso de ello. Su acento en francés es condenadamente sensual y me resisto de que esta canción no acabe en fuegos artificiales. Estoy enamorada, por primera vez, y aunque duela algunas veces, vale la pena. Pierdo la noción de las horas, el sol se oculta y nosotros dos seguimos abrazados. Hablamos de la vida, de que hacemos aquí, de mis amigos, hablamos de Sam. Se disculpa una y otra vez por todo lo que me ha hecho y es una disculpa sincera. Le tiembla la voz y eso que él nunca vacila al decir las cosas. Entonces mi mente no puede dejar de pensar en una cosa. Todo esto ha sido maravilloso, pero yo no sé nada de como funciona esto. Lo llamo, gira su cabeza y los rizos danzan hacia un lado.—No quiero sonar arrepentida ni estúpida—advierto y el sonríe. Las palabras se me atascan—Lo hemos hecho sin protección y no sé nada de esto...
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Lazos de Sangre(+16)
VampireUn mundo oculto entre las sombras, acechando desde la oscuridad. Una traición, una equivocación que comenzaba siglos atrás. Una mujer dió a luz a una niña de pelo reluciente cómo el sol y ojos mas brillantes que la luna, ella desconocía la existenc...