XXXV: Svetlana Fïrch

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Todos se miran sin saber quien debe empezar. Sobra decir que preferiría que ambos hermanos Rousseau cerraran la boca. Están analizando mi estado de ánimo, lo noto. Y la verdad es que no estoy bien, estoy cansada de todo esto. De que todo el mundo me mienta, cómo si eso no me doliera en absoluto. Y es que parece que cada vez que abren la maldita boca van a soltar una mentira medio convincente y que yo la tengo que aceptar. El pequeño parece preocupado por mi demostración de fuerza. Si, ambos nos hemos sorprendido, pero tampoco es para tanto. Él es más fuerte que yo. Principalmente porque es consciente de sus poderes y puede usarlos a voluntad. Yo en cambio no sé ni que poderes tengo. No se casi nada de lo que soy. No entiendo lo que soy.

-Quiero ver a Viktor-digo sacando a todos de su trance.

Aiden se pone tenso. No le gusta Viktor. Pero no es que no le guste como no le gusta Alek. No le gusta porque confio en él. No le gusta porque quiero salir de aquí para irme con él. Y no es estúpido, sabe que si me he acostado con Alek y no con Viktor es por algo. Aprecio al Drakul más de lo que me gustaría admitir. Creo que es un amigo, y eso me aterra. Porque todos mis amigos acaban en peligro. Aunque teniendo en cuenta su familia, no creo que le pase nada.

-Pues no va a ser posible-dice Lambert enfadado.

No va a superar mi golpe en la entrepierna. Y no es por el dolor, sino por su orgullo herido. Habría preferido que le lanzara un ajo a la cara o le clavara una estaca en el corazón. Aunque creo que eso es más mito que realidad. Son muy fuertes, no creo que un estúpido ajo les haga nada. La bruja se acerca a mi, parece las más sincera de los tres. Aún asi no me fío de ella, oculta información. Al fin y al cabo les está mintiendo a los Rousseau.

-No creo que sea una buena idea que aparezcan los Drakul-intenta persuadirme Annabella.

Se coloca bien las pulseras doradas de sus muñecas y se cruje los dedos. Odio que la gente haga eso, pero no digo nada. Tampoco es que quiera ponerme a discutir ahora.

-¿Bromea?- pregunto a Aiden intenando ignorar el cabreo que está empezando a dominarme. Me giro hacia Annabella-Eso habría estado bien pensarlo antes de que estos malditos psicóticos se pelearan con dos Drakul. Cabe aclarar que justo después de que un maldito rastreador o lo que sea que fuera esa cosa viniera a por mi. Y todo porque a estos se les ha ido la cabeza y un supuesto Consejo está hasta las narices de eso.

Golpeo el escritorio con fuerza y siento como la madera se agrieta. Hoy estoy extremadamente fuerte. No siento nada diferente por dentro. Miro a la mesa con los ojos muy abiertos. Que coño me pasa. Más bien me siento frágil, incapaz de hacer daño. Un astilla se clava en mi mano, es bastante grande. Me duele sacarla y me hace sangre en el proceso, me la arranco furiosa. Veo a Lambert mirar mi mano ensangrentada y cómo Aiden lo echa hacia atrás. Saco a relucir una sonrisa triste. Levanto mi mano en dirección a Lambert y entorno la mirada. Se la restriego por delante con movimientos bruscos. Me estoy burlando de él.

-¿Que pasa? ¿Quieres?-digo mientras una lágrima resbala por mi mejilla. Aún asi tengo una sonrisa de falsa superioridad en mi cara-¿Te pone cachondo, verdad? Como a tu hermanito. Os pongo cachondos a todos. Todos quereis poseerme para después quitarme cada puta gota de sangre que tenga en el cuerpo. O es que tu también quieres un hijo...

Lambert se acerca y se suelta del agarre de Aiden y yo también me acerco. Somos dos trenes sin frenos listos para chocar. Aiden levanta los brazos y nos separa.

-¡Alto los dos!-grita Aiden y nos empuja-No os vais a matar. Y digo no os vais a matar porque esta claro que Jane posee en estos momentos una fuerza superior a la habitual. Lambert, no hagas ninguna estupidez.

Lambert recobra la compostura, se siente humillado de nuevo. Le habría encantado que su hermano le hubiera dejado que me arrancara la cabeza. Bueno Lambert, lo siento por ti capullo. Annabella se lo lleva de la habitación, mejor que nos mantengamos lejosd. Cierran la puerta y nos dejan solos. Me meto los dedos ensangrentados en la boca y me quito la sangre. Nadie se ha ofrecido a darme un pañuelo, porque parece que a nadie le ha importado. Aiden me mira atento, está nervioso. Siento como su cuerpo vibra. Noto el calor escapándose, los labios entreabiertos.

Lazos de Sangre(+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora