Aiden
Odio a esta familia, pero desde luego que al que más odio es a Erik. No hay miembro más pretencioso, colérico y mezquino en los Drakul. Podrían haber mandado a cualquiera, pero tenía que venir el mal en persona a intentar meterle patrañas en la cabeza a Jane. Si bien yo no he sido sincero en todo, este no sabe más que causar problemas. Unos minutos y ya ha causado que las naturales de Jane se desbocara. Maldito estúpido, le da sangre de un Drakul y no espera que quiera más. Hasta yo querría más, aunque si fuera de Erik preferiría lavarme la boca con alcohol barato. Conozco a este repugnante ser desde hace demasiados siglos y no hace otra cosa que desatar confrontaciones. Vino aquí esperando comerle la cabeza a Jane para llevársela. Mi preciosa compañera ha acabado colapsando y desmayada en el suelo. Estoy enfadado y desearía matarlo, como muchas otras veces he deseado, pero no puedo. Si se enteraran los Drakul mi familia y yo pereceríamos. Odio admitirlo, pero son mucho más poderosos que yo. Tal vez no Erik, pero los otros miembros tienen dones increíbles. Veo que el rubio se arrodilla para tocarla y le doy un manotazo tan fuerte que todos lo escuchan.
—Tócala y te corto la mano—advierto.
Sonríe y se aleja lentamente. Sus pensamientos lascivos sobre Jane vienen a mi cabeza, pero no tengo tiempo para sus juegos. La recojo del suelo y todos salimos de esa casa. La pongo en los asientos traseros del coche. Conduzco con Anabella de copiloto y el coche en el que ha venido el niño desastre detrás. Me apresuro en llegar a mi casa. Aparcamos y entramos. Mi madre está en la cocina, preparando un bizcocho.
—Hola Evelyn, preciosa—dice Erik haciendo acto de presencia—Ya le has dicho a la niña que eres la madre de Aiden o seguís en modo paripé con que eres la criada.
Su sonrisa me dan ganas de partirle los dientes a puñetazos. Mi madre está enfadada, pero más que eso está preocupada por Jane. Está en mis brazos, completamente desmayada. La dejo en uno de los sofás. Llamo a mis hermanos, no quiero que esto se llene de personal de los Drakul estando nosotros solos. Erik hace las llamadas pertinentes para traer al medio sombra. Esto va a causar un gran revuelvo en la casa Drakul. No sé mucho de Viktor, pero a nadie le gusta que maten a un ser querido. Y además, los medio sombra son muy preciados, ni siquiera sabía que hubiera otro a parte del Drakul. Mi madre está como loca dando vueltas mientras no deja de analizar al chico rubio que, en cambio, se encuentra sereno.
—¿Sabeis?—dice llamando nuestra atención—Están en lo cierto de que es verdaderamente atractiva. Incluso así desmayada y sin conocimiento, despierta mis sentidos masculinos.
Mi madre se acerca y se sienta junto a Jane, acariciándole el pelo. Ella ve algo bueno en la humana. Matthew también ha intentado protegerla, sobretodo de mi. Lambert y Marie creen que es un problema, pero harían lo que les pidiera.
—Si no estuviéramos presentes serías capaz de violarla en estos momentos y no sentir ningún remordimiento—acusa mi madre.
El se rie, no desmiente la acusación.
—Repito que es una chica verdaderamente atractiva—dice apartándose el pelo rubio de la cara—Y los varones Drakul no pedimos permiso para tomar lo que es nuestro. Sin impotar la situación.
Se me revuelve el estómago. No tiene ni un poco de compasión por nadie. Se siente capaz de cualquier cosa y actua en consecuencia a eso. Jane está fría, pero su pulso no ha abandonado su cuerpo. Solo está dormida, pero necesitamos depurar este cuerpo humano. No sabemos que hacer, ni como pasar las horas. El primero en llegar es Matthew, le besa la mejilla.
—Está helada, pero es fuerte—aprieta mi hombro para darme ánimos.
Pasa otra hora y aparece Marie. Está muy molesta, esta situación la pone en conflicto. Erik es, por mucho que me pese, examante de mi hermana. Se acostaron a mis espaldas y aún encima el Drakul lo hizo para molestarme.
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Lazos de Sangre(+16)
VampireUn mundo oculto entre las sombras, acechando desde la oscuridad. Una traición, una equivocación que comenzaba siglos atrás. Una mujer dió a luz a una niña de pelo reluciente cómo el sol y ojos mas brillantes que la luna, ella desconocía la existenc...