Cuando me despierto ya son las tres de la tarde. El despertador azul me mira con sus dígitos rojos, juzgándome. He dormido más horas de las que debería. Miro hacia abajo, llevo una camiseta como pijama. Me arrastro hasta la ducha. Tengo un dolor de cabeza horrible. El calor relaja mi cansancio muscular pero hace que mi tensión baje. No me permito quedarme mucho tiempo. Me alegro de haber dejado de sangrar, no ayudaba a mi humor de las últimas semanas. Me pongo una cemiseta, unos pantalones de chándal y unas zapatillas. Sigo fascinada ante el hecho de que Viktor supiera mi talla exacta en absolutamente todo. Echo hacia atrás las mantas, abro la ventana y salgo de la habitación. Viktor está sentado en el sofá, viendo un programa sobre armas en la tele. Tiene algo despeinado el pelo y ondulado, lo hace parecer más joven.
-Pensaba que no te ibas a despertar nunca-afirma cuando llego junto a él.
Me siento en el sofá y me toco la cabeza con la mano, está como entumecida. Creo que voy a necesitar tomarme algo para que pare este dolor. De lo contrario no voy a ser muy amigable el resto del día. Lo miro y él pone el programa que estaba viendo en pausa.
-Ayer te animaste mucho-dice burlón, mirándome.
Lo miro sin entender mucho de lo que está hablando. Entonces pone uno de sus pulgares sobre mi frente y siento como una especie de descarga eléctrica.
-¿Qué has hecho?-pregunto confusa.
-He traído tus recuerdos de vuelta-dice recostándose.
Entonces la vergüenza me invade. Recuerdo las ganas que tenía de quitarle la ropa a Viktor. Recuerdo haber bebido tanta sangre hasta el punto de no controlarme. Quería sexo, quería que Viktor perdiera el control conmigo. Esperaba que no me afectara la sangre, esperaba quedar bien delante del Drakul. Últimamente parece que ya no tengo el control sobre nada.
-Intuyo que tu me pusiste esta camiseta-digo mientras miro el techo-Y que me obligaste a dormir para no tener que acostarte conmigo.
Me mira fijamente intentando entenderme. Aprieta la mandíbula y en menos de un segundo estoy debajo de él. No deja de mirarme con esos ojos verdes, analizándome. El Viktor cortés y bueno ha desaparecido. No hay ni rastro de dulzura en él en estos momentos.
-No te equivoques-dice con su aliento en mi cara-Te agarraría y te arrancaría la ropa a mordiscos si hiciera falta. No sabes hasta que punto te deseaba en esos momentos. Si llegase a esperar unos segundos más te la hubiera metido y no habría sido cuidadoso. No confundas mi autocontrol con rechazo. Soy como cuidador dentro de la familia Drakul, no sería ético que me acostara contigo en estos momentos. Además, la única razón por la que tenías tantas ganas de que tuvieramos sexo, es por la influencia de la sangre.
Trago saliva por la tensión que se ha quedado clavada en el ambiente. Sigue encima de mí unos segundos más y luego se separa. Se acomoda su camiseta verde y se levanta. Veo como se va a su habitación. Se queda allí un buen rato. Creo que estaba intentado tranquilizarse. Verdaderamente lo he irritado y me siento mal por ello. Cuando vuelve veo que se ha duchado, se está secando el pelo con una toalla pequeña. Nos miramos, hay tensión, creo que le he hecho daño.
Ninguno de los dos dice nada el resto de la tarde. A las nueve y media Viktor me dice que me arregle, que vamos a ir a tomar algo. Su idea inicial era ir a una cafetería, una de pijos por lo que me comenta.-¿Quieres que vayamos a tomar un chocolate caliente?-pregunta tamborileando con los dedos en el volante. Yo también tengo esa manía.
Un chocolate precisamente no aliviará el dolor que tengo en el pecho por lo sucedido estos días. Estamos saliendo del edificio y hace algo de frío fuera, cierro bien mi abrigo y meto las manos en los bolsillos.
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Lazos de Sangre(+16)
VampireUn mundo oculto entre las sombras, acechando desde la oscuridad. Una traición, una equivocación que comenzaba siglos atrás. Una mujer dió a luz a una niña de pelo reluciente cómo el sol y ojos mas brillantes que la luna, ella desconocía la existenc...