Me despierto de repente, como si algo me hubiera asustado. Una perturbación en el ambiente. No recuerdo dormirme, ni soñar nada. Vuelve la mobilidad a mi cuerpo y consigo abrir los ojos, pero en realidad no quiero abrirlos. No quiero enfrentarme a nada más. Sólo quiero creer que esto no está pasando, que es sólo un mal sueño. Que no vuelvo a estar bajo el control de Aiden. En su casa, en su hogar, en su territorio. Dónde yo soy la intrusa, dónde el tiene el poder. En el instituto, aún estando bajo el mandato que le ofrecía ser mi profesor, podía defenderme y contrariarle. Pero aquí, en su casa, no tengo nada que hacer. El manda, podría matarme y nadie lo sabría. El podría pegarme, y nadie me oiría gritar. Porque aquí es donde el tiene el poder absoluto, en su casa. Nunca volveré al instituto. Era algo que me parecía maravilloso bajo el embrujo de Aiden. Ahora me da miedo, no volveré a pasar por eso. No me graduaré con mis amigas. No puedo ir a verlas, porque sé que los Drakul son aún más peligrosos que los Rouseau. Tengo esa certeza anclada en mitad del pecho. Si aún no se las han sacado del medio es por algo. Ellas se merecen vivir su humanidad. Yo no, yo no me la merezco, yo soy deplorable. Amo a raudales y me dejo engañar a raudales. Soy débil y volátil.
Estiro el brazo y aprieto las sábanas con mis manos. Recuerdo este tacto, la suavidad. Estoy en su habitación, en su cama. En este momento desearía saber hasta donde llegan mis poderes. Si pudiera convertirme en bruma, como Viktor, desaparecería. Me armo de valor y abro un ojo y luego el otro, despacio y pestañeando varias veces seguidas. La habitación de Aiden sigue igual, manteniendo el toque misterioso del principio. Huele a Aiden por todas partes y su olor me duele, me hace sentir mal. Y a la vez me embriaga y me vuelve loca. Me sube las pulsaciones. Se me revuelve el estómago. Intento incorporarme, pero una mano está aprisionada con unas esposas al cabecero. Maldigo innumerables veces e intento liberarme, pero no lo consigo. Los tirones raspan mi muñeca con el metal frío. Gimo de dolor, me estoy haciendo daño, pero quiero librarme de esto. Parece ser que Aiden no confía en mí y hace bien, es obvio que intentaré escaparme de aquí. Me retuerzo un poco más y tiro de mi mano aprisionada otra vez. Lo único que consigo es hacerme aún más rozaduras en la muñeca. Me he hecho algo de sangre, no es bueno en una casa con vampiros que pueden olerla. Vuelvo a tirar con todas mis fuerzas y la cadena se parte en dos, dejando un aro de metal alrededor de mi muñeca.
¿Pero qué narices? ¿Desde cuándo tengo fuerza suficiente para romper una cadena?
No voy a ser desagradecida con el universo. Si está intentando ayudarme de alguna forma, a mi me parece perfecto. Me levanto de la cama, me siento algo desorientada. Creo que llevo durmiendo mucho tiempo y creo que se debe al golpe en la cabeza. Camino despacio hacia la puerta, pero está se abre y me pego a la pared. Está fría y me da un escalofrío. Escucho cómo las pisadas hacen crujir la madera y comienzo a alterarme. Veo a Lambert mirar la cama con cara de confusión. Ese maldito vampiro estrelló mi cabeza contra una pared sin ningún tipo de compasión. Camino hacia Lambert y este se gira de repente. Él mira la cadena rota y luego me mira a mí. Intento retroceder, pero él me agarra de las muñecas y me levanta. Me arde la muñeca que estuvo apresada. Le miro con odio profundo. Siento la maldad dentro de él. También siento la maldad en Aiden, pero no es igual. En Aiden es la sensación de que ha hecho cosas horribles. Lambert simplemente tiene maldad en su interior. Sabe que me está haciendo daño. No necesitaría ni agarrarme, porque tiene ventaja sobre mi.
-¿Cómo has conseguido romper la cadena?-pregunta con el ceño fruncido.
Me mira con esos ojos azules, tan diferentes a los de su hermano. Tan diferentes a los de Matthew. Él no aprueba esto, puedo sentirlo. Noto su bondad al igual que noto su impotencia. Aiden es quien manda en esta familia y el resto hace todo lo que él diga.
-No sé-respondo frotándome las manos.
Se acerca a la cama y toca la cadena con sus dedos. Tiene las manos pequeñas para ser un hombre. Todo en él parece un adolescente, incluso su forma de vestir. No quiero ni pensar en la cantidad de chicas que habrá hecho perecer esa fachada. Me observa con un rostro de confusión total y mueve su cabeza hacia los lados.
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Lazos de Sangre(+16)
VampireUn mundo oculto entre las sombras, acechando desde la oscuridad. Una traición, una equivocación que comenzaba siglos atrás. Una mujer dió a luz a una niña de pelo reluciente cómo el sol y ojos mas brillantes que la luna, ella desconocía la existenc...