Le sostengo la mirada. No quiero ir con él, quiero irme a casa. Esa que ya no tengo, ni volveré a ver.Me desmorono de repente. Suelto todo lo que llevaba guardado desde que todo esto empezó, todo el dolor. Toda la impotencia de ser yo, de esto que me ha tocado y no pedí. Comienzo a llorar y a balbucear cosas sin sentido, maldiciendo en alto. Todo por lo que he tenido que pasar parece volver del pasado para atormentarme sin previo aviso. Ahora mismo desearía estar en mi casa, en mi verdadera casa. Con mi familia y una taza de chocolate caliente. Tal vez viendo una película de hace diez años con el aveces idiota de mi hermano. Me gustaría estar a dos grados, con dos mantas hasta la nariz. Y que James se levantara con la excusa de que tiene que ir a comprar algo pero en realidad quedaría con su novia. Mi madre le diría algo cómo "que oportuno" e intentaría ponerse seria, pero en realidad, se estarían muriendo de la risa. Al final acabaríamos todos juntos, alrededor de una pizza de jamón y queso, viendo las noticias. Y aunque eso no pasaba a menudo, cuando ocurría era maravilloso. Me encantaba vivir con James cuando éramos más pequeños. Nunca me gritó o sintió celos por mi. Nunca se avergonzó de que lo saludara cuando estaba con sus amigos. Siempre fue cariñoso y atento. Fue un buen hermano, aunque no fuera real. La relación fraternal que formamos no nos la quitará nadie. Si no supiera el daño que estos seres pueden hacer me encantaría ir a junto de él y que me diera un abrazo. Las cosas probablemente no se solucionarían, pero se sentiría todo más calmado. Pero no puedo volver a ver a nadie más porque pertenecen a un mundo que no me merezco.
-Quiero irme a casa-digo cansada, intentando mantenerme en pie.
No sé en que momento me armé de valor para que esas palabras salieran de mi boca, pero así ha sido. Lyov no dice nada al respeto permanece de pie frente a mi, sin inmutarse ante mis palabras. Creo que mas bien ha sido un ejercicio de paciencia por su parte. Suelto un quejido debido a que la gravilla me molesta en la planta de mis pies cansados y la piel, entre mis dedos, empieza a escocer. El sol opta inoportuno por irse e aislarse detrás de las montañas y el viento parece soplar aún con más intensidad ahora. El frío me destroza y sé que mañana estaré resfriada, a parte de secuestrada. Algunos hombres vestidos con uniformes de jardineros están regando unos rosales a lo lejos, nos miran por unos breves segundos, pero una mirada de Lyov basta para que vuelvan a su trabajo enseguida. A nadie parece importarle que haya una mujer llorando a unos metros de dónde están. Probablemente todos sean vampiros que reciben un sueldo estúpidamente alto cómo para prestarme la más mínima atención. Me acerco unos centímetros a él. Además, nadie arriesgaria su vida por una persona que no conoce. No me deben nada, pero no puedo evitar querer que sientan compasión por mi suerte.
-¿Que quieres de mí?-pregunto al borde del desquicio-¡¿Qué queréis todos de mí?!
Miro a mi alrededor y solo veo jardín y más jardín, que parece no acabar nunca. Largas extensiones de césped cortado a la perfección. Arcos de violetas, amapolas y rosas sobre el camino de grava. Una hoja vuela hasta mí y me golpea en la cara. Está perdiendo su color, muriéndose. Deteriorandose lentamente, sin retorno. Cómo yo. Y aun así ella ha sido libre estos últimos segundos y yo siento que de aquí en adelante no volveré a serlo.
-¿Que quiero? Un hijo, Jane-dice Lyov con voz tranquila-Un hijo tuyo, eso es lo que mas deseo.
Me quedo de piedra, fría e inmóvil. De todas las respuestas que podría haberme dado esta es sin duda la que menos me esperaba con diferencia. Miro hacia el suelo y veo mis piernas con moratones, por la pelea con la enfermera. Comienzo a creer que: o todos los que me rodean están locos o yo lo estoy. Ojalá todo esto fuera un sueño del que despertarme. No creo merecer todo esto. No los entiendo y ellos no me entienden a mi. No hay ningún ápice de humanidad en ellos. Mis sentimientos deben de ser algo estúpidos para ellos.
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Lazos de Sangre(+16)
VampireUn mundo oculto entre las sombras, acechando desde la oscuridad. Una traición, una equivocación que comenzaba siglos atrás. Una mujer dió a luz a una niña de pelo reluciente cómo el sol y ojos mas brillantes que la luna, ella desconocía la existenc...