Lazos de Sangre(+16)

🔞》VI: Mi techo, mis normas

Cuando me despierto no hay absolutamente nadie. Se que me he descontrolado y que ha sido mi culpa. Tener a Erik cerca me consume y hace que algo explote. Es el mal que hay en él lo que no puedo soportar. Es su crueldad, como disfruta abusando de su poder. Me despierto en una habitación de color canela. Los muebles son marrones oscuros, antiguos. Me da una extraña sensación de calidez y de confort. Me siento estúpida por haberme enfrentado a él sabiendo que no estaba estable como para ello. Tengo que intentar controlar mis ataques o puede que después del siguiente ya no siga aquí. Me siento y apoyo la espalda contra el cabecero. Voy a analizar la situación. Estoy en un castillo en medio de la nada en Rumanía. Este castillo está lleno de seres de las sombras, entre ellos la guardia Drakul. La guardia drakul tiene una especie de supersoldados que podría matarme con tan solo intentar escapar. Desde luego no estoy en la mejor situación posible. Podría llamar a la policía si consiguiera un teléfono. Aunque desde luego nadie se creería mi versión. No puedo irme a ningún lado, he atacado a Viktor sin querer varias veces, me he besado con él y he besado a Lyov. Bueno, él me ha besado a mi. Y me ha dormido completamente. De repente no había dolor, solo la nada. Me odia, peor, no me soporta. Si me odiara significaría que le importaría algo. La realidad es que solo quiere un hijo mio. Y no quiere tocarme para hacerlo, cosa que agradezco. Porque estar secuestrada y violada me temo que no son las mejores vacaciones con las que puedo soñar.

-No me des ideas o me vería obligado a hacer una excepción-dice una voz en una esquina de la habitación.

Miro hacia allí sobresaltada y veo a Lyov sentado en un sillón, en la oscuridad. Con su mano izquierda tira de las cortinas hacia un lado para que entre más luz.

-Eres un gran problema porque no sabes controlarte. Me has obligado a desafiar a mi padre delante de más personas-dice levantándose.

Lleva un traje completamente negro y unos zapatos que parecen extremadamente caros. Me fijo en su pelo, lo lleva totalmente peinado hacia atrás. Se acerca intimidantemente hasta que queda al borde de la cama. El sudor se me pega al pijama de color blanco. Es más o menos igual de alto que Viktor, pero no produce la misma sensación.

-Me desafías, metes en problemas a mi imagen en el mundo de las sombras-dice cada vez menos calmado-Y todo eso merece un castigo.

Trago saliva y me alejo sutilmente de él. Se sienta en la cama con tranquilidad. Me hace un ademán para que me acerque. Está siendo calmado, pero no creo que dure mucho. Me acerco y entonces tira de mi cuerpo y me tambaleo. Me pone sobre sus rodillas con brusquedad. Mi pecho se encuentra incómodo en sus muslos. Abro los ojos con asombro. El pelo me cae hacia el suelo. Está extremadamente largo, llevo mucho sin cortarlo.

-¿Por qué tienes que ser tan rebelde Jane?-pregunta con autoridad-¿Tengo que ser un hombre mayor de treinta años y apellidarme Rousseau para que te dignes a portarte bien? Eres una niña mala y me obligas a castigarte...

Ni siquiera me doy cuenta de cuando llega el primer azote, pero si de como arde. Suelto un gemido de dolor y esto no hace más que reconfortar al Drakul. El siguiente es más seco, más duro, mas doloroso. Me hormigea la zona.

-Lyov, me haces daño, para-digo entre dientes.

Me he armado de valor para pensar las palabras, pero ha sido el dolor el que ha hablado.

-¿Quién te crees que eres para mandarme parar?-pregunta enfadado-Te has portado mal y esto es lo te mereces.

Me da otro aún más fuerte y suelto un grito. Escucho sonidos de metal fuera, como si alguien estuviera llevando unas copas de metal. Entonces el sonido se detiene. El vampiro vuelve a golpearme con brusquedad. Vuelve el sonido de copas y se aleja rápidamente. Había alguien, alguien que sabía que no debía intervenir, del servicio supongo. Me levanta y me deja un momento en la cama. Entonces se queda mirándome fijamente, como si supiera algo, pero no bien el qué. Tiene el ceño fruncido y la mirada perdida en un punto más allá de donde estoy. Es como si estuviera mirando a través de mi.