》I: Adriana

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Decir que me duele la cabeza, es decir poco. Siento mi cerebro palpitar dentro de mi cráneo comó si quisiera salir y no sé si quiere hacerle una visita al mundo exterior. Si me pongo a recontar las veces que me he golpeado la cabeza en los dos últimos meses no estoy segura de si me llegan los dedos de una mano para hacerlo. Tengo el cuerpo entumecido y apenas consigo respirar, es cómo si mis pulmones rasgaran mi caja torácica. Siento como si hubiera usado una gran cantidad de energía y mi cuerpo se estuviera intentando recuperar  sin éxito. Parpadeo, pero lo único que veo es negro, por todas partes. Intento mover el brazo izquierdo, pero no me responde así que pruebo con el otro. Me incorporo haciendo un esfuerzo desmesurado y escuchando crujir a todos mis huesos. Sólo necesito que se me pase el mareo y podré ponerme de pie. Respiro despacio concentrándone en un sólo punto en la oscuridad y me levanto. Camino un poco y choco contra una pared, la recorro en busca de una puerta. Lo único que noto distinto en la pared son dos telas de tacto suave. Echo una hacia un lado y la luz del día me pega directa, dejándome ciega por unos segundos. Cuando consigo adaptarme un mínimo a la luz echo un vistazo a mi alrededor. Toda la habitación es negra a excepción de una cama con sábanas rojas y una mesilla de noche de igual color. Veo un manillar y no dudo en intentar abrirlo pero alguien se me adelanta y me golpea con la puerta en la cara. Me caigo al suelo y me retuerzo de dolor sujetándome la nariz cómo si se fuera a caer. Escucho una risa burlona y unos brazos levantarme del suelo bruscamente. Levanto la cabeza y me topo con una mujer de pelo negro y unos labios rojos como la sangre mirándome cómo si fuera idiota. No tengo fuerzas ni para sentir rabia.

—Venga niña inútil, es hora del baño—anuncia con un tono de voz elevado, pero extrañamente melodioso.

Su sonrisa de prepotencia me enfurece tanto que levanto el brazo para golpearle en la cara, pero ella es muy rápida. Intercepta mi mano a dos centímetros de su cara, la estruja causándome dolor y luego la echa a un lado. No ha dejado en ningún momento su sonrisa de arrogancia, como si con ese simple gesto me demostrara que es no soy digna de su paciencia. Sus aires de superioridad lo dicen claro, es una vampira. No puedo evitar sentirme desmesuradamente atraída hacia ella, aunque no sexualmente, su olor es muy cautivador. Tengo la necesidad de levantar la mano para tocarla de modo que así lo hago.

-Ni se te ocurra pequeña, eres tan exquisita que no pararía hasta matarte-advierte humedeciendo sus labios-Tu sangre llama a nuestra sangre a gritos.

Y en ese momento regresa a mi la cordura y me separo de ella bruscamente limpiando mi mano contra las sábanas de la cama. He sufrido un momento de extreña debilidad delante de una depredadora. Un día, fallos como este, podrían suponer mi muerte. Ya no puedo permitirme ser la misma ilusa que hace meses. Ella tuerce la sonrisa y clava los ojos en la puerta, invitándome a salir. Me levanto y camino detrás de ella con la vista perdida en la inexistencia. Es una mujer extremadamente alta y llevando tacones no me extrañaría que fuera de la misma altura que Viktor. No se que hago aquí, pero este sitio me aterra. Algo vibra en los bolsillos de la chica y ella saca un movil con el símbolo de Apple, porque claro, siendo una vampiresa...

Debe tener lo mejor, de lo mejor.

Algunas personas desconocidas pasean de un lado a otro del amplio pasillo en el que nos encontramos. Me miran curiosas y cuchichean. Comentan que soy peligrosa y se alejan cuando llegan hasta mi. Caminamos pegadas a las ventanas y aprovecho para ver a que altura estamos y casi me mareo. Debemos estar a unos diez pisos del suelo, mal sitio para escapar. Unos vampiros con batas médicas aparecen al final de pasillo. La chica tira bruscamente de mi hacia otra habitación y se encierra conmigo, poniendole el pestillo a la puerta. Mi pulso se acelera y comienzo a tener miedo pero, no aparto la mirada.

-Siento ser brusca contigo y te debo una explicación-dice soltando todo el aire que tenía contenido.

Me quedo boquiabierta, lo que menos esperaba en este momento era una disculpa por su parte. Sus largas pestañas son tupidas y realzan sus grandes ojos verdes con marrón. 

Lazos de Sangre(+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora