Lazos de Sangre(+16)

XL: El traslado

Jane no ha parado de dormir en todo el camino y no se si eso es bueno o malo. Por desgracia no entendemos el poder que lleva dentro y no sabemos controlarlo. Puedo sentirlo, algo moviéndose dentro de ella. Yo tambien me siento fuera de control a veces. En ella es tan fuerte que la consume y cuando eso pasa, se apaga. Me preocupa su salud. La noto más delgada que la última vez que la vi. La sangre le ha devuelto el color a las mejillas. No estoy orgulloso de pesirle que se acostara con el Rousseau, pero necesitábamos irnos cuanto antes. Al final le ha asestado un buen golpe, no me gustaría estar en su lugar. Nadie debería subestimarla, es increíble.

El plan ha salido a la perfección, hemos conseguido el libro de la creación. Ahora, sabremos detener el apocalipsis. Mas bien tenerlo en nuestro poder. Los Drakul somos unos seres egoístas que tenemos que sacar beneficio de todo. Saco el teléfono de mi bolsillo y marco a Marco DiLuca, médico que se encarga de nosotros mientras nos encontramos en Stelrose. Tarda varios segundos en responder. Me siento demasiado humano en estos momentos. Siento compasión, algo que no suele darse en los de nuestra clase. La compasión es debilidad y un vampiro es uno de los seres más poderosos que existen. No podemos permitirnos sentir esto muy a menudo.

-Hola-se escucha al otro lado de la línea.

Siempre tan de pocas palabras.

-Soy Viktor, ve a la casa de los Rousseau y asegúrate de que se recuperen-digo sin dar explicaciones.

No tengo que dar explicaciones ante nadie.

-Está bien-se escucha antes de que la llamada se corte.

Normalmente es el Drakul el que finaliza la llamada, pero teniendo en cuenta la hora que es, le perdonaré la osadía. Guardo de nuevo el teléfono en el bolsilo. No debería ayudarles, pero ya no van a ser un problema. El hecho de que se recuperen no supondría una amenaza. Erik no ha dejado de mirar por la ventana. No me ha contrariado por hacer la llamada. No le gustan los Rousseau, pero verdaderamente tampoco le disgustan. La realidad es que le son indiferentes. Él es así, todo su mundo gira en torno a si mismo.

-No se han acostado-digo a pesar de que no debo contentar a Erik. Supongo que me estoy equivocando al pensar que tiene algun sentimiento positivo hacia ella-Estando inconsciente aún puedo meterme en su cabeza.

Erik se gira y me encara. No me gusta la dirección que está tomando. Tengo paciencia, pero no me gusta que me pongan a prueba.

-Me da igual con quien se acueste. Ya lo hizo con Aiden y con Alek, me gustan las vampiras vírgenes. O en su defecto me gustan las humanas. No tienen ningún poder ni ninguna resistencia. Me gusta que griten de dolor-dice con odio. Lo miro con repulsión sin decir nada, a pesar de compartir sangre no tenemos nada más en común-Y ambos sabemos que puedes meterte en cualquier mente. Viktor, no te hagas el bueno. No intentes aparentar ser inofensivo cuando todos somos conscientes de tus poderes.

No digo nada más, él cree haber ganado esta conversación. Además, no me apetece discutir. Pienso en que estará haciendo Alek, seguramente robando algo de comer en su habitación del congreso. Recibo un mensaje de texto:

El avión está listo. Los primeros vuelos de la mañana empiezan en dos horas y la pista va a empezar a llenarse de gente. Si queréis ser discretos teneis que llegar ya.

El conductor acelera todo lo que le es posible cuando le soy la orden. Tenemos rumbo directo al aeropuerto. Tardamos más de lo que me gustaría en llegar y estoy empezando a impacientarme. El chófer nos deja en la entrada. Llevo a Jane en brazos, no me apetece que Erik se acerque a ella después de nuestra última charla. Una azafata nos lleva hasta el avión privado y cuando estamos dentro la apoyo en el asiento. No se inmuta de nada y pensaría que está muerta si sus pensamientos no estuvieran fluyendo en mi mente todo el rato. Ella no desea que lea su mente y yo no lo hago. Pero es muy ruidosa dentro de su cabeza. Me es imposible no oírla dentro de mi. Ojalá pudiera respetarla más de lo que ya lo hago. No es una mala persona, pero tiene mucho mal a su alrededor. Incluso yo soy el mal, peor de lo que me gustaría serlo.