XXIX: A salvo

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Cuando Viktor llega me doy cuenta de que no he hecho nada productivo esta última semana. Al final solo ha estado cinco días fuera, pero han pasado como si fueran treinta. No está muy contento y supongo que es debido a los asuntos que lo han mandado lejos. Lleva un jersey negro de cuello alto y un abrigo gris, está muy diferente a la última vez que lo vi. Asi vestido parece mucho más mayor e intimidante, encaja más en la estética Drakul que ya había visto en Erik. Me ha pillado comiendo y ha esperado pacientenente a que acabara en el marco de la puerta. Siempre parece que está al borde de golpearse la cabeza. Dejo el plato y los cubiertos en el fregadero y tiro la lata de refresco que me estaba bebiendo a la basura. Ya estoy vestida, asi que me pongo un abrigo y nos vamos.

-Te estoy llevando al ginecólogo-anuncia en el ascensor-Intuyo que confias en mí porque no me has preguntado a donde íbamos.

Le dedico una sonrisa, aunque el resto de mi cuerpo no expresa nada más allá que cansancio. No cansancio físico, sino mental y emocional. Sí que confío en él, pero no del todo. Apenas lo conozco y, aunque creo que verdaderamente intenta ayudarme, no conozco sus intenciones. Subimos a un coche, que no sabría decir si es el mismo del otro día, y a los pocos minutos llegamos a una clínica. Nos metemos en un parking subterráneo. Es un edificio privado e imagino que estarán agrupados varios grupos de personal sanitatio. Salimos del coche y subimos por un ascensor hasta llegar al interior de la clínica. Sonará raro, pero a mí estos sitios me huelen a hospital y a esperanzas perdidas. Viktor me guía hasta una recepción. Me pregunto si las otras plantas tendrán un aspecto parecido. La recepcionista levanta su vista del ordenador en el que se encontraba tecleando y se ajusta sus gafas de montura metálica. Parece reconocer al vampiro que tengo al lado porque le sonríe y se levanta para darle un efusivo abrazo. Tiene el pelo teñido de un rojo muy intenso y un mechón rubio en el flequillo.

-Que grande estás, has crecido desde la última vez que te vi-le dice estrujando sus mofletes.

Intento contener la risa, pero después de tanto dolor, sale sola. No puedo creer las palabras de la mujer, que estoy segura que sabe de sobra que Viktor es un vampiro.

-Marta, mido un metro noventa y cinco, creo que es suficiente. Además llevo cuatrocientos años diciéndote que ya no crezco más-suspira liberándo sus mofletes de las manos de la tal Marta-Pero me alegro de verte.

Ella se disculpa por su arrebato de alegría y le dice algo de que un doctor llamado Eloy nos está esperando. Viktor asiente y tira de mí hacia una sala de consultas que se encuentra al fondo de la clínica. El vampiro llama a la puerta y el que supongo será el ginecólogo nos dice que pasemos. Nos saluda amablemente. Tiene una bata de color azul claro, en vez de blanca.

-¿Es tu novia Viktor?-pregunta orgulloso.

Me tiende la mano y le devuelvo el saludo con un leve apretón. Parece una persona muy carismática.

-No papá-dice rascándose la nuca.

Así que el doctor es su padre, que incómodo. De todas formas le agradezco lo que está haciendo por mi. Todavía no he tenido el valor de decírselo. Me ve un pequeño hematoma en el brazo, el cual ni yo sé como me he hecho.

-De todas formas te recomendé que no usaras el sadomasoquismo en humanas-dice serio.

Me pongo colorada y me quedo sin habla. Siento que voy a desfallecer de la vergüenza. Ni siquiera puedo imaginarme al chico a mi lado en esa situación.

-Papá-dice Viktor quejándose.

El ginecólogo se ríe y se apoya en la pared secándose las lágrimas. Me siento aliviada al momento y yo también me río por lo dramática que se había vuelto la situación.

Lazos de Sangre(+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora