Lazos de Sangre(+16)

XXXIII: Seguridad

Escucho unos pasos muy apresurados fuera y el pequeño chillido de susto de una enfermera. La puerta se abre y aparece un Viktor muy preocupado. Incluso en su preocupación conserva su curiosa calma, pero sus movimientos son fuertes y bruscos. Empuja a Aiden hacia un lado y se hace camino hasta mí. Al Rousseau no le gusta el gesto, pero no se atreve a decir nada. Es extraño el respeto que impone Viktor, porque nunca intenta hacerle daño a nadie. Posa una mano sobre mi frente y ve que no tengo fiebre por lo que suspira aliviado. Me resulta tierna la manera en la que está evaluando como me encuentro. Como si una fiebre fuera mi problema.

-Hay alguien ahí fuera que también está preocupado por ti-dice tomando mi cara entre sus manos y examinándola-Me ha costado que comprendiera que no te habían matado.

Frunzo el ceño confundida y Aiden hace lo mismo. Abro la boca para preguntar de quien habla pero la puerta vuelve ha abrirse y choca contra la pared. Nos quedamos unos instantes mirando en esa dirección hasta que una cabellera negra aparece por la puerta. Se está comiendo un sándwich.

-Hey-dice Matthew con las manos en los bolsillos y la boca llena.

Levanto una ceja en dirección a Viktor y el niega. Matthew se queda un poco confundido al ver que no le esperábamos a él.

-Él no-dice Viktor.

A Matthew casi se le cae el sándwich de la boca. Recobra la compostura y se echa a un lado.

-Ah sí, claro-Matthew se gira en dirección a la puerta-Pasa.

Alek aparece con una sonrisa. Se acerca a paso lento dudando en si pasar el perímetro de seguridad. La vista de Alek pasa a Viktor y luego a Aiden, que los mira con repulsión. Le agradezco la preocupación, pero su presencia no me viene bien en estos momentos.

-No se que clase de lío hay entre vosotros pero aquí van a volar muchas puñaladas y no quiero que una me dé en un ojo-dice Matthew alejándose de los tres vampiros, o al menos tres medio vampiros-Vendré luego, por Jane. Todos me dais bastante igual, soy bastante imbéciles. Pero no pasa nada, eso incluye a mi hermano también.

Se va esquivando el duelo de miradas que los tres se envían. Y poniéndose bien el traje, siempre va en traje. Puede llevar puesta o no la chaqueta, pero siempre va bien arreglado.

-Así que te has acostado con mi novia-dice Aiden intentando asumirlo.

Alek se gira hacia mí cómo si me preguntara si se lo he dicho. Yo asiento y él le quita importancia con una sonrisa. Es todo un playboy. Tengo que reconocerlo, parece mucho más mayor que Viktor.

-¿Te molesta, traidor?-dice Alek con rabia-Deberíamos haberte quemado cuándo fuiste en contra del consejo.

Alek está furioso, la sola presencia de Aiden parece ponerle de los nervios. No es que Alek me importe verdaderamente mucho. Aprecio a su hermano, pero a él apenas lo conozco.

-No habléis esto aquí-dice Viktor interponiéndose entre los dos y mirando a todos lados.

Algo le ha perturbado y su tranquilidad se ha esfumado de su cuerpo. Está alerta y yo dudo entre si levantarme y enfrentarme a los tres o quedarme sentada en la camilla.

-¿Por qué?-preguntan los dos al unísono.

Una ráfaga de viento frío nos atraviesa creando un escalofrío. La puerta vuelve a batir contra la pared y nos sobresaltamos. Erik aparece con una sonrisa tan grande que asusta y con los brazos cruzados.

-Porque yo podría escucharos-dice sin dejar de sonreír.

Está es sin duda alguna la situación más incómoda que he vivido. Y noto a Erik sumamente extraño. Viktor saca una navaja de su bolsillo trasero y se la lanza a Erik. La navaja queda atrapada en su pecho y de repente Erik se evapora. Me quedo de piedra. No porque me de pena Erik, sino porque no quería ver a nadie morir.