—Luego podemos ir al centro y comprarte algo sexy para matar a nuestro profesor de un infarto y que no nos haga el examen final—dice para sacarme de mi ensoñación.
Yo la miro cómo si estuviese loca pero de repente la abrazo con fuerza, siempre ha sido un gran apoyo en mi vida. Llegamos a casa y vemos a Lucy dormida sobre el sofá con una cuchara en la boca y un bote de helado debajo del brazo. Me encantaría mentir y decir que no es lo que estoy viendo, pero no puedo. Al menos se ha acabado el helado y no está por todo el suelo.
—¿Actuamos cómo que esto es normal?—pregunto mirando a Lucy.
Amanda se queda mirandola también y después de ir al cuarto de la limpieza, le pincha con la escoba. Sigue durmiendo asi que la guarda y sigue a lo suyo.
—Si—contesta caminando hacia la cocina.
Entonces empezamos a comer unos sándwiches hasta que Lucy se despierta y nos roba la comida. Me molestaría si no fuera porque parece que lleva un día muy malo.
—Estás echa una mierda—dice Amanda con la boca llena y demasiada honestidad.
Me empiezo a reír y Lucy me fulmina con la mirada, me encojo de hombros. Al final nos cuenta que la chica que le gustaba, y con la que se había acostado ya cuatro veces, tiene novio y no se ha molestado en decírselo. La abrazamos y le damos nuestro apoyo, está muy triste. Esta chica fue la primera que le gustó al llegar al instituto, según nos cuenta y siempre le dijo que era lesbiana. Al parecer está saliendo con un chico del otro instituto desde hace dos años. Se va a su cuarto, me da pena, pero sé que no querrá venir con nosotras. Cuándo dan las cuatro me encamino hacia la parada del bus junto con Amanda. Nos bajamos cerca del único centro comercial cerca del pueblo, aunque debo decir que es inmenso. Entramos y subimos una planta hasta llegar frente a una tienda de lencería con el nombre en cursiva. Nos metemos en la tienda y entonces mi amiga desaparece y empieza a mirar conjuntos cómo loca mientras la dependiente se ríe de mi pequeña amiga discretamente. Yo le aseguro que no está loca a la dependienta y esta solo se ríe aún mas. La dependienta me pide mis medidas y entonces trae un metro, porque no sé cuales son.
—Cintura...65—dice con el metro alrededor de mi cuerpo—caderas...87—dice y sube el metro hasta mi pecho—busto...90B.
Yo asiento y ella me indica los conjuntos que mejor me van a quedar pero Amanda ya viene con uno entre las manos. La dependienta nos mira con una ceja alzada.
—¿El Isabella?—pregunta la dependienta con una sonrisa—Si que debe ser una ocasión especial.
Me pongo colorada y me muero de vergüenza. La chica, de nombre Carla, me acompaña al probador y me sorprendo al ver que me queda genial. Carla se retira y vuelve con algo en su espalda.
—Ese te queda muy bien pero si de verdad quieres dejarlo sin respiración te recomiendo—hace un sonido de redoble de tambores—El Chloé.
Saca un corsé blanco de encaje y una parte de abajo también en blanco, con un liguero precioso y muy delicado. Me quedo embobada cuando me miro al espejo, y me imagino con Aiden. Sonrío y sé que es el que debo comprarme. Pago en efectivo y llevo a mi cómplice a tomar un helado por haberme ayudado hoy. Al final se aprovecha de mi generosidad y se toma dos de chocolate. Después cogemos el bus de vuelta, caminamos hacia casa y vemos a Aiden en la entrada, apoyado en uno de sus coches. Me quedo perpleja y miro mi reloj, veo que había quedado con él a las seis y son las seis y veinte. Me disculpo mientras mi amiga entra disimuladamente con las bolsas es casa por detrás de nosotros.
—Lo lamento, acompañé a Amanda al centro comercial—digo capturando sus labios.
Intento no pensar en nada para que Aiden no lea mis pensamientos. Muerdo ligeramente su labio inferior, eso le gusta.
ESTÁS LEYENDO
Lazos de Sangre(+16)
VampireUn mundo oculto entre las sombras, acechando desde la oscuridad. Una traición, una equivocación que comenzaba siglos atrás. Una mujer dió a luz a una niña de pelo reluciente cómo el sol y ojos mas brillantes que la luna, ella desconocía la existenc...