Narra Jane
Aiden abandona la habitación dando un portazo, hace que me sobresalte. Se que está enfadado y decepcionado porque no le he dado una respuesta. No puedo mentirle y decirle que quería quedarme aquí, sigo molesta con él. No puedo olvidar de un día para otro que se ha comportado como un capullo. Y aunque soy consciente de lo diferentes que son las emociones de un vampiro a las mías, no puedo excusar su comportamiento. Incluso Erik ha sido mas leal de lo que lo ha sido él. Y eso es mucho decir de una persona que huele a crueldad. Son todos tan diferentes a Viktor y a Alek. Ellos son más empáticos, más puros.
Escucho un ruido que me pone alerta asi que miro en todas direcciones. Antes vi algo en el jardín, pero no estoy segura de que era lo que creo que era. Entonces una mano me tapa la boca y me lleva al interior de la casa. Abro los ojos asustada hasta que Viktor me suelta y aparece ante mis ojos. Lo golpeo repetidas veces por haberme asustado.
Sí, la silueta que vi en el jardín era la de Viktor. Me alegro mucho de volver a tenerlo delante. Confío en el mucho más que en todos los demás vampiros.
-Pensaba que te habías olvidado de mi-le digo molesta.
Aprovecha y se tumba en mi cama. Lo miro fijamente intentando que se sienta incómodo. Es inmenso, nunca dejará de sorprenderme lo alto que es. Los pies se le escurren hacia fuera de la cama. Desde luego estas camas son del tamaño de los Rousseau y ninguno llega al metro noventa. El Drakul lleva puesto una camiseta gris sin mangas, hace que parezca más musculoso. Le queda bien, le da un aspecto roquero.
-Jamás me olvidaría de ti, no te iba a dejar sola-admite apoyando la cabeza en mi almohada-Me habría gustado venir a partirle la cara a los hermanos Rousseau en persona, pero el congreso le dijo a Erik que sólo él podía entrar aquí.
Lo miro confundida. Camino hasta la cama y me siento. Se siente raro tenerlo en este ambiente. Aiden está tan ensimismado que no nos escucha hablar, sino ya habría venido dando tumbos.
-Entonces-digo apoyando la espalda en el colchón-¿Qué haces aquí?
Se incorpora y se le escapa una pequeña risa. Tiene el pelo bastante liso hoy y sospecho que se lo ha alisado. Es tan guapo y tan diferente a los demás. Es bondadoso, como Sam. No es justo que lo use como un reemplazo, pero me gusta su cercanía.
-Ah, es que me importa una mierda lo que diga el congreso-admite crujiendo sus dedos. Me da un escalofrío.
Me acerco a él y lo abrazo, lo echaba de menos. Me devuelve el abrazo y siento su aliento sobre mi pelo, me reconforta. Me transmite calor, seguridad. Huele a té con canela. Podría guardarme este olor toda la eternidad. Huele a familia, me gusta su cariño. Se preocupa por mí, lo sé.
-Jamás te dejaría pequeño caos-dice separandose un poco para mirarme a los ojos. Se que están acuosos porque me siento muy sensible en estos momentos-Pero ahora, tengo que ir a sacarle información a mi confidente.
Con sacar información intuyo que se refiere a usar sus dondes para manipular la mente de alguno de los hermanos de Aiden y que este le diga lo que quiere saber. Viktor no suele aprovecharse de sus poderes asi que si los está usando es por una buena causa. Se levanta y se dispone a salir de la habitación, lo sigo. Parezco aún más pequeña a su lado de lo que lo parecía con Aide. Caminamos por el pasillo hasta que nos topamos con el Rousseau que me tiene la cabeza en una lucha constante.
-¿Qué haces aquí Viktor?-pregunta con cara de pocos amigos.
Aiden se acerca a paso lento hacia nosotros, como si estuviera evaluando al Drakul. No levanta la voz, no se altera, pero desde luego no está contento. Sospecho que lo que más le molesta es que esté conmigo. Es ese instinto tan territorial el que lo domina y hace que me ponga de los nervios.
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Lazos de Sangre(+16)
VampireUn mundo oculto entre las sombras, acechando desde la oscuridad. Una traición, una equivocación que comenzaba siglos atrás. Una mujer dió a luz a una niña de pelo reluciente cómo el sol y ojos mas brillantes que la luna, ella desconocía la existenc...