Lazos de Sangre(+16)

XXV: Escapar

Hoy iba a ser un día tranquilo, sin demasiadas preocupaciones.
Hoy iba a recordar la noche anterior una y otra vez. Pero no, el tema de Sam tuvo que salir a la luz. Y cómo si un recuerdo del pasado me golpease en la cara la imagen de mi mejor amigo se forma ante mi. Samuel, la única persona que nunca me ha hecho mal. Casi lo matan, Lambert puede parecer tranquilo, pero puedo ver un aura oscura en él. No es del todo bueno. Creo que ahora no me odia tanto como Marie, pero no me quiere aquí. Ninguno de los dos me quiere aquí. Y puedo entenderlo, al fin y al cabo atraigo a los Drakul y ellos no quieren tenerlos cerca. Yo tampoco quiero tenerlos cerca si todos se parecen un mínimo a Erik. Ese vampiro me da escalofríos. Y todo eso que me dijo de las almas, yo no quiero pertenecerle a nadie. Tampoco quiero tener una persona predestinada en alguna parte.

—Esa noche era la ideal—empieza a hablar y yo solo puedo mirar a un punto en la nada—No sabía que te había hecho salir a la oscuridad de la noche pero me sentía satisfecho porque esa noche era perfecta. Luna nueva, poca luz y una oportunidad perfecta para tenerte para mí. Debo decir que esos días había tenido una estraña sensación.

Dirijo mi mirada al vampiro ante mí y este se estremece. Veo ese deseo pasado de atraparme como a una presa. No le juzgo, no podría juzgar su naturaleza por lo que es. Y creo que ha realizado grandes avances respecto a eso.

—¿Quién?—pregunto seria, triste y cansada.

—Kiara Fïrch—dice y siento un escalofrío de pies a cabeza.

Me quedo muda, no porque sepa quien es sino por la sensación de que ese nombre me haya acompañado toda la vida. Aiden está unos minutos callado, cómo si estuviera meditando sus propias palabras. Yo siento que me he congelado en el tiempo y que todo es sumamente irreal.

—Fue la primera esposa de Erik—hace una pausa y toma aire—Al principio todo estaba bien, ella parecía upyr. Pero cuándo supimos que tenía dos naturalezas todo fue a peor. Era mitad súcubo, mitad upyr, vampiro. Esas dos naturalezas son completamente incompatibles y muy peligrosas. Sufrió su transformación muy joven y no sabía manejarla. Empezó a matar a mucha gente y nos era cada vez más complicado que los humanos no se enterasen. Tenía un hambre atroz. Mi amigo se estaba volviendo loco porque no podía controlar a su mujer y estaba dejando en muy mal lugar a su familia.

Estoy atónita, básicamente porque no entiendo nada de lo que me está contando.

—Espera—lo detengo—¿Erik y tú fuisteis amigos?

Mi pregunta no le sorprende pero esboza una sonrisa triste, su mente parece estar en algún lugar muchos años atrás. Asiente y procede a seguir con la historia. Me encantaría saber más, porque ahora se odian a muerte.

—Había que matar a Kiara antes de que consumiera a Rumanía y a los países vecinos, su sed era incontrolable—intenta hablar con claridad pero le tiembla la voz—En el consejo se sometió a votación quien debía acabar con su vida y obviamente todos respondieron que era responsabilidad de Erik. Él la quería y no podía hacerle daño, así que yo la maté.

«Yo la maté» Esas palabras se repiten una y otra vez, cómo dagas clavándose en mi pecho.

—Tenía que hacerlo Jane—dice intentando excusarse.

Algo en la historia no me cuadra y no se por qué. Es como si lo que me ha contado de la chica no encajara.

—Ahora es cuándo me explicas que tiene que ver una mujer de hace siglos conmigo—digo intentando no parecer afectada.

Que alguien confiese que tuvo que matar no es demasiado agradable. Aunque me sé de cierto vampiro rubio que huele a muerte a diez metros de distancia.