37. Peleas.

291 34 6
                                    

Sara sabe que no puede echarse atrás, porque ha llegado justo al punto que quería. Aún no había podido creerse lo que Helena le había dicho sobre Daniel, pero con solo ver su rostro y lo pronto que se fue sin añadir nada más, le hicieron saber casi de inmediato que estaba en lo cierto. Y aquella realidad, le dolía.

Imagina lo mal que lo ha pasado todos esos meses y se explica las múltiples magulladuras que siempre cubrían su cuerpo. No se mueve de su sitio, pero se mantiene alerta por si él se pusiera brusco con el tema.

— Le dije a Helena que cerrara el pico, ¿ya no puedo fiarme ni de mi hermana?

— No pagues con ella lo que es tu problema. —Contesta ella de manera firme. De repente, ya no parece esa chica buena, que solo calla y otorga.— No me puedo creer que estés en algo como eso.

— ¿Cuál es tu problema, eh? —Pregunta él y se acerca a ella un par de pasos más.— No te interesa mi vida.

— ¿Eres idiota? —Nota cómo va perdiendo lentamente los estribos y sabe, que nadie nunca más que él, consigue que eso pase.— Dices que Carlos es un imbécil por estar en esa banda de skinheads, pero tú te vas pegando por ahí con tipos que seguro, te superan en peso como cinco veces.

— No metas el tema de Carlos, él no sabe cómo es ese mundo. Mira cómo ha terminado.

Ella le mira de repente, y sabe que lo que va a decir a continuación, es algo que si se pronuncia en voz alta, las cosas se pondrán más feas de lo que ya están, por lo que, se lo piensa y tras negar, su mente divaga sobre qué decir.

— ¿Sí? ¿Y tú qué, Dani? ¿Acaso crees que sabes como es ese mundo? ¿Cómo te crees que vas a terminar tú?

— Eso lo decidiré yo. —Responde de manera inamovible.— He dicho que no te metas.

— No lo haré. —Contesta ella y se levanta del sofá tranquilamente, con gran parte de su calma recuperada.— Solo quería ver si era verdad. Y lo es. Ahora, vengo a decirte algo que no me dejaste hace meses.

— Sara... —Bufa él, con un tono que no se sabe muy bien si es de cabreo o de cansancio.

— No me interrumpas. —Contesta ella de manera fría e indiferente a su tono de voz.— He venido a decírtelo y te prometo que cuando acabe, me iré por esa puerta, si es lo que quieres y si vuelves a rechazarme. Pero si vuelves a mentirme, como con lo de las peleas, no volverás a verme. —Hace una breve pausa y le mira atentamente a los ojos, con una concentración perfecta.— Nunca.

Su último susurro, hace que Dani la mire atentamente y ponga también toda su atención en ella. Y entonces, entiende que si no cede, la perderá para siempre. ¿Estás seguro de querer pagar ese precio? ¿La quieres tanto como para dejarla ir, o tanto más como para ser egoísta y quedártela?

— Te he querido desde que éramos unos niños. Incluso te seguí queriendo cuando te alejaste de mí. No sé porqué, pero Carlos fue quien me acogió y el cariño que le tenía, lo confundí con amor. Y eso acabé comprendiéndolo. Tarde. Pero, ¿qué importaba comprenderlo, si tú nunca ibas a quererme?

El silencio que se hace entre ambos, es en un principio, demasiado incómodo para él, pero sigue tan perdido en ella, que no se puede dar cuenta apenas. Ese espacio de tiempo en silencio, Sara traga saliva e intenta continuar.

— Eras el chico que todas deseaban, y que por una noche, sí, podías tenerle. —Lanza un suspiro y deja de mirarle, para observar un punto concreto de la sala.— No creí hasta qué punto me estaba haciendo daño cuando te dejaba entrar y salir de mi vida. Así que, sí, sigo enamorada de ti, puedes mofarte a gusto. Lucas no es ni una cuarta parte de lo que representas tú. Pero si me dices que no me quieres de la manera que yo, intentaré pasar página y ser feliz.

Bajo vigilancia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora