Capítulo 3.

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Habían pasado muchas cosas y todas ellas habían sido demasiado insignificantes para Carlos. No podía olvidar la sangre caliente que le había envuelto por completo al tener entre sus brazos a Julia por última vez, ni tampoco podía olvidar la sensación que le invadió cuando notó que había dejado de respirar y que su corazón se había parado para siempre. El peso que le ahogaba estaba presente y sabía que tendría que pasar mucho tiempo hasta que pudiera empezar a olvidar.

Helena siempre estaba a su lado, pero en ocasiones, la miraba y creía no sentir absolutamente nada, y sin embargo, sabía que todo aquello que había sentido por ella había provocado todo aquel desastre y que no era algo que pudiera desvanecerse. Por eso continuaba con ella. Por eso y porque se repetía a sí mismo que era la chica por la que lo había dado todo.

Ambos se encontraban en una encrucijada, y no estaban muy seguros de si deseaban salir o quedarse juntos. Helena quería estar a su lado, cuidarle y quererle como había lo había hecho meses antes de empezar a salir juntos, en aquel verano de hacía ya dos años, en el que, en Miami, se dio cuenta de que él la quería por encima de cualquier cosa. Y ella a él.

Pero la pasión se había desvanecido, y a cambio, solo había dejado desesperación. Carlos miraba los álbumes de fotos bastante confuso, pues se daba cuenta de cómo habían cambiado las cosas en los últimos años. Y es que, desde que se Sara había vuelto al grupo, todo había empezado a cambiar, para después no parar de dar giros radicales tras la muerte de Raúl. Pensó en él, en que en el fondo, le echaba de menos y que si no se hubiera ido para siempre, habría evitado al menos otra muerte más. O eso quería creer.

Pasaba las páginas y se encontraba con diferentes momentos de su vida, a los que quería volver. Una vez con Sara, cuando aún eran mejores amigos, riendo sentados en el banco de un parque. Otra con Helena, dándose un beso en mitad de la playa. Otras del grupo entero en multitud de lugares, en cientos de momentos que habían vivido juntos. Pero ni una sola fotografía de todo su tiempo junto a Julia, Rodrigo y los demás. Aquellos dejaban pasar su vida por completo sin querer guardar el más mínimo recuerdo para la posteridad.

Se encogió de hombros tras unos minutos y cerró el pesado álbum dejándolo de nuevo en una de las estanterías de su cuarto. Recuperó toda la respiración que había retenido sobre su pecho durante un buen rato y se dirigió hacia el salón, una vez allí, miró al chico que estaba echado en el sofá mientras observaba la televisión con una atención innata.

— Fran. —Llamó él mientras lanzaba un profundo suspiro. El chico se giró ligeramente y observó a Carlos con mucho menos interés que lo que segundos atrás estaba viendo en la caja tonta.— ¿Vas a salir hoy?

— Creo que Claudia quiere ir al cine.

El chico que estaba echado en el sofá, alzó una ceja mientras miraba a su hermano con atención, apenas le sacaba tres años, por lo que, la diferencia de edad no había sido nunca un problema en el trato que habían tenido nunca. Carlos le observó detenidamente y se sentó a su lado, algo inquieto.

— ¿Cuánto tiempo llevas con ella? —Preguntó algo curioso, pero con un matiz ansioso y le miró detenidamente.

— No lo sé. —Contestó el otro, dudando unos segundos.— Puede que cinco años ya.

— Sí, es posible. —Corroboró él mientras dejaba sus pensamientos divagar sobre todo lo que su cabeza se disponía a darle vueltas.— ¿Y aún no habéis tenido crisis?

— ¿Qué crisis tienes tú con Helena?

— No es una crisis, es solo que no sé muy bien qué me pasa con ella.

Bajo vigilancia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora