12. Nuevas historias.

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Las navidades se fueron tan rápido como llegaron, o incluso podríamos decir a muchísima más velocidad. Los deseos, los propósitos y los regalos de año nuevo se quedaron por el camino, mientras que todos intentan volver a la normalidad.

Pero, ¿qué propósito se habrán puesto ellos a sí mismos? Como ya sabéis, me encanta apostar, y si surgiera la oportunidad, lo haría, porque creo tenerlo más bien bastante claro. Seguro que os preguntáis qué ha pasado durante estas últimas semanas. Y os tengo que confesar, que a pesar de no haber tenido nada interesante durante más de dos meses, por fin, parece que las cosas van a cambiar.

¿Recordáis dónde nos habíamos quedado? ¿No? Os haré un pequeño resumen un tanto interesante. Daniel parecía haber cogido una enorme confianza con Carol, la que este año, parecía ser una chica nueva más y ha terminado siendo la comidilla del momento, vaya donde vaya. Pero sobre todo, la novedad secreta del momento, que también tiene que ver con ella, es la predominante de todas ellas. Víctor, el eterno enamorado de la mandamás de Bárbara, parece que pierde los papeles cuando se encuentra delante de la morena que no es su novia. Carol, Carol, ¿qué haces con el pobre chico? O quizá, como yo apostaría, ¿qué pasará con la tensión sexual que se nota inevitablemente entre ambos? 

¿Quién será el misterioso amiguito de Sara y en qué estará metido? El tal Rodrigo, me ha dejado en más de una incógnita que creo fácil de adivinar. No os preocupéis, estoy investigando y es cuestión de tiempo adivinar quién es. Pero, lo más intrigante de todo es... ¿qué le pasa a la pobre de Sara? ¿Qué problemas tiene ahora? Vaya, estad atentos a esta rubia.

Y en cuanto a la parejita feliz, siguen siendo felices. ¿Cómo? Han decidido hacer pública su relación de una vez por todas, aunque bueno, estaba claro que su secreto no había sido tan secreto. Una pena, pero allá compartan su ñoñería juntos.

Por último, nuestro enamorado solitario. Es el único que lleva sin dar señales de vida durante todas las vacaciones y a la hora de volver a empezar las clases, ha estado más callado de lo normal, menos sociable de lo común. ¿Tan mal te sientan los rechazos, querido? No te preocupes, todo cambiará y, en este caso, esperemos que sea para bien. Bueno, sea como sea, os tengo que dar el aviso de que las cosas han cambiado ligeramente.

El campo de fútbol está lleno de jugadores con dos tipos de camisetas. Los colores verde y marrón conjuntados horriblemente, son los de nuestro querido instituto, mientras que los otros únicamente llevan el color cían. 

        — ¿Qué cojones haces, Dani? —Protesta Víctor desde medio campo acercándose hasta el mencionado. Y una vez que lo tiene al lado, le empuja con fuerza.— Deja de joder, ¿quieres?

        — No ha sido mi puta culpa. —Intenta defenderse él, que se pone alerta pero no parece moverse.

        — ¿Ah, no?

        — No. No es mi puta culpa que ese subnormal se me ponga en medio.

La gente de la grada en gran medida, se levanta con rapidez al ver lo que acaba de suceder. El árbitro pita en seguida y le coloca una roja a Dani. Víctor nota como su cabreo aumenta, y no hace falta ser adivino para verlo incluso desde tres kilómetros de distancia.

        — ¿Siempre tienes que ser tan gallito? ¿Siempre tienes que ser quien dé el último movimiento?

De repente, sin llegar a verlo, Víctor se acerca con toda la velocidad del mundo hasta él y parece que la disputa pueda llegar incluso a las manos, de manera que inconscientemente, Daniel vuelve a colocarse en posición defensiva, muy alerta a cualquier movimiento del chico. La tensión es palpable, hasta que el árbitro se acerca hasta ellos y pide que ambos se distancien. La voz del árbitro no deja lugar a dudas y Dani es el primero en desaparecer hasta el banquillo y tras recoger sus cosas, largarse.

Bajo vigilancia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora