Capítulo 20.

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La despedida entre Helena y Rodrigo fue peor de lo que ambos se podían imaginar. Habían estado juntos durante unas pocas horas antes de que su bus volviera de nuevo a casa. Y el hecho de que no hubiera ya terceras personas entre ellos, lejos de ser algo positivo en un principio, se había convertido en el problema principal. El amargor de la despedida iba con la distancia que acabaría existiendo entre ambos una vez que creían que tendrían una mínima posibilidad juntos. Él prometió visitarla en innumerables ocasiones, ella hizo lo mismo. El dinero no parecía el problema, solo el tiempo en el que podrían hacerlo. A él no le quedaba mucho en la vieja ciudad de la que provenía, no desearía quedarse mucho tiempo sino fuera por Helena. A ella, en contraposición, le quedaba un año aún para poder graduarse y empezar a buscarse la vida. No podía huir, ya había presentado la matrícula y estaría atada a sus estudios nueve largos meses. Las cosas se complicaban siempre que pensaban en ellas, así que, la solución fue dejar de hacerlo, al menos, por un tiempo. Mientras se mantuvieran juntos.

Eran tan ñoños que sigo creyendo que vomitar es una buena solución para curar la revoltura de estómago que me forman. Una vez que ella se subió al autobús y él se quedó en la dársena, todo pareció diferente. Cada uno volvió a su vida por separado, colocando una mueca de indiferencia gigantesca, no fuera a pensar el resto del universo que ellos sentían algo el uno por el otro. Ya lo dejaban claro cuando se ponían tontos el uno con el otro por las calles y se besaban en cada rincón del parque del Retiro. De verdad, asqueroso. Casi hasta repugnante.

Adelantando la situación, Helena estaba de vuelta en casa. Sola. Había decidido no decaer en los pensamientos repetitivos sobre Rodrigo, ni en torturarse por aquella distancia que le hacía comerse aún más la cabeza de lo esperado. Se distrajo saliendo de vez en cuando con alguna amiga, entre ellas, Sara. Habían vuelto a la normalidad y volvían a ser amigas, contándose absolutamente todo. No importaba de lo que hablaran, pero ambas siempre evitaban los dos temas tabú que las habían unido realmente, Rodrigo y Carlos. Sara lo hacía porque aún no sabía cómo estaba la situación entre ninguno de los dos, ella le había dicho que con Carlos las cosas estaban perdonadas y suavizadas, pero no terminaba de creerlo. Por otro lado, de Rodrigo no habían vuelto a hablar desde aquel encontronazo que habían tenido en Miami.

- Daniel me dijo que fuiste a Madrid. -Comentó desapasionadamente, intentando no dejar entrever las verdaderas intenciones de la frase. En seguida, corrigió aún más sus palabras.- Para el cumpleaños de Claudia. ¿Cómo le va?

- Sigue tan infantil e inocente como siempre. -Bromeó Helena, dejando claro en su tono que era una triste realidad.- Pensé que estaría diferente, pero no.

- Hay personas que no cambian nunca. -Comentó ella, tomándose una cucharada de su helado.

Quiso añadir algo más, pero se quedó justo a la mitad y Helena había notado su intento de intromisión. La observó esperando las palabras que no llegaban.

- ¿Qué pasa? -Preguntó con cierta desconfianza.

- Me preguntaba si viste a alguien más que yo conozca. -Terminó por concretar con una sonrisa algo más amplia.

- ¿Te refieres a Rodrigo?

- Por ejemplo.

El tono de voz de Sara dejaba claro que una de dos, o sabía algo porque Rodrigo se lo había contado todo o que se había delatado ella sola al preguntar directamente por él. Daba igual cual de las dos fuera, la idea era que Sara ya sabía que sí que se había visto y habían estado juntos.

- ¿Has hablado con él?

La chica se apoyó en el respaldo de su asiento, pensando su posible respuesta. Mientras dejaba la intriga, sonrió divertida para poner más nerviosa a su amiga. Ambas sabían cual era la respuesta, pero dejó un breve periodo de silencio para alargar más la espectación.

Bajo vigilancia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora