XI

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[STILES]

Estaba solo en mi casa, había logrado que Ana me dejara irme un rato, no planeaba ir a ver a la manada, solo necesitaba estar en un lugar del cual pudiera sentirme parte y ese lugar era la casa la cual fue mi hogar por 17 largos años.

Escuche que golpeaban la puerta y antes de abrir ya sabía de quien se trataba, reconocería sus olores en donde fuera. Baje las escaleras rapidamente y abrí ¿Qué hacen ellos aquí?

- Creí que Sean iba a impedir que ustedes vengan aquí - Les dije cuando les vi las caras - ¿Qué están haciendo?

- Yo venía a verte, este enano se coló - Angie le dio un codazo a Roy y este se lo devolvió.

- Dios, dame paciencia que si me das fuerza los ahorco... pasen - Me hice a un lado y ellos entraron.

- El lugar se ve muy limpio, trasero lindo - Odio ese apodo.

- Fuimos a ver a tu padre - Angie observaba las fotos familiares en la pared - La mujer esa, madre del tonto...

- Melissa - Le recordé.

- Ella, nos dijo que está mejorando y que deberías ir a verlo ahora que Scott no está.

Levante una ceja, no entendía a qué se refería con que Scott no estaba, si él apenas salía de la ciudad.

- ¿A donde fue?

- Se fueron anoche con toda su manada de tontos a una especie de vacaciones para afianzar los vínculos entre ellos - Me hizo saber el de cabello color miel.

- Algo así como la familia Ingals pero con mas insultos y peleas - Reí ante el comentario se Angie.

Me quede pensando, esto era bueno, era mas que bueno. Ellos habían sido lo suficientemente ingenuos como para irse del territorio sin dejar a ningún miembro de su manada. Mi sonrisa en ese momento superaba a la del gato de Alicia en el País de las Maravillas, hasta los dos betas frente a mí me miraban de forma extraña.

- Chicos ¿Sean se encargó de lo que le pedí? - Ambos asintieron - Bien, acompáñenme, tenemos trabajo que hacer.

Ambos parecieron comprender a qué me refería, porque sonrieron de igual forma que lo hice yo. Iba a ser un día ocupado para todos.

(...)

Llegamos a la veterinaria de Deaton en minutos, Roy ya estaba controlando su velocidad y podíamos ir mas rápido. Al llegar entramos sin llamar, nunca lo había hecho y no comenzaría a hacerlo ahora. Pasamos el mostrador de la veterinaria y fuimos directamente a donde se encontraba el Druida escribiendo algo en un cuaderno.

- Hola, hola - Saludó Angie con una sonrisa, Deaton al escucharla levantó la vista con miedo.

- ¿Qué hacen aquí? - Dijo serio.

- Hey, se supone que los emisarios tienen buenos modales - Roy sonreía al igual que Angie.

- Solo vengo a hablar, amigo mío - Note como su vista estaba clavada en mis quemaduras, no las había cubierto - Quiero que me cuentes acerca de esas "Vacaciones" que se tomaron nuestros queridos amigos - Notece el sarcasmo.

El Druida no me respondió, estaba a punto de acercarmele para intimidarlo y obligarlo a hablar cuando me detuve en seco, su mirada reflejaba que no sabía de qué le estaba hablando. Vaya manada de mierda que tiene, nadie le avisó que se fueron de fiesta.

- Ya veo, no te han dicho nada. Vaya manada - Reí con sorna.

El frunció el seño, aunque no lo culpo, yo estaría, no enojado, sino FURIOSO si me hicieran eso. Decidí aprovechar el momento.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora