Temp III / Cap IV

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[NARRADOR]

El joven alfa y sus dos betas observaban como aquellos ojos blancos les miraban fijamente, como si estuvieran examinando el entorno antes de hacer cualquier movimiento que pudiera perjudicarle.

- No vamos a atacarte - Dijo esta vez Stiles - Si nos sacas de aquí nos iremos por donde vinimos.

Una pequeña risa se escuchó y esos ojos parpadearon para luego desaparecer de la vista, los tres lobos se quedaron sin entender muy bien que era lo que había pasado. Pero sus pensamientos se quedaron congelados al igual que ellos al ver a un chico salir de entre los arbustos.

El chico era algo moreno, casi rozando el color de la canela. En su rostro no se lucía ningún tipo de lunar y/o imperfección, a excepción de una corta barba que parecía molestarle y una cortada en vertical en el lado derecho de su labio inferior. Su cabello era largo, de un color chocolate y lo llevaba atado en una coleta baja.

- ¿Quién demonios eres? - Preguntó Brad a la defensiva.

- Mas respeto, lobo. Que podría irme por donde vine y dejarlos aquí atados.

- ¡No! - Gritaron los tres lobos.

El recién llegado sonrió con burla e hizo además de despedida con su mano para luego voltearse y comenzar a alejarse con pasos lentos.

- ¡Espera! - Le gritó la menor de los lobos - Ayúdanos, por favor.

El sujeto se dio la vuelta con una ceja alzada y miró fijamente a la niña, esta le miraba con ojos llenos de súplica, nadie se resistía a las miradas de perrito de Angie. El desconocido rodó los ojos y se acercó a ellos nuevamente.

- Me deben una - Dijo mientras comenzaba a quitar el mecanismo retráctil de la trampa.

Los tres lobos suspiraron aliviados sabiendo que contaban con algo de ayuda, aunque fuera la de un desconocido con aroma extraño y sonrisa que les provocaba escalofríos aunque no lo admitieran. El mecanismo cedió y los tres lobos cayeron estrepitosamente al suelo.

- Mierda - Murmuró entre dientes Stiles, el cual había caído de cara al suelo y con sus dos betas encima.

- Creo que me quebré la espalda - Se quejó Brad.

- Yo estoy bien - Rió Angie, la cual no había tocado el suelo por caer encima de ellos.

Los dos mayores miraron a la chica con una expresión que claramente le pedía quitarse de encima, la menor rió y con un ágil salto quedó de pie frente al sujeto que observaba la escena con una pequeña mueca de diversión.

- Gracias por ayudarnos - Le agradeció Angie con una sonrisa.

- No hay problema, princesa - El desconocido le revolvió el cabello - En estos tiempos y con la cantidad de cazadores aumentando las criaturas debemos ayudarnos entre nosotros.

- ¿Qué eres? Si se puede saber - Preguntó Stiles levantándose con ayuda de Brad.

- Que desliz de mi parte, no me presenté - El sujeto hizo una pequeña reverencia - Pueden llamarme Alec.

- Yo soy Stiles - Se presentó el joven alfa - Ellos son Brad y Angelin.

Cuando el alfa señaló a sus dos betas, la mirada de Alec se posó en ellos. El mayor le miraba con sospecha y un pequeño ceño fruncido mientras que la pequeña Angie le sonrió calidamente, él le devolvió la sonrisa y regresó la mirada a Stiles.

- Es raro encontrar a otra manada por aquí, pero bueno... supongo que ustedes deberían encontrarse con Deuc.

- ¿Deuc? - Preguntaron los dos betas al mismo tiempo.

- Oh... Hablo del alfa de la manada de aquí, su nombre es Nikolai. Pero yo le llamo Deuc - Explicó Alec - Como sea... es buen amigo mío, si me siguen podrían hablar con él.

- Preferiría que él viniera a nuestra residencia - Dijo Stiles.

Alec le miró con los ojos entre-cerrados por un segundo, para luego encogerse de hombros, suspirar ligeramente y volver a sonreír como si su mirada sospechosa de hace un momento nunca hubiera ocurrido.

- Supongo que la confianza es algo que se gana con esfuerzo ¿Eh? - Rió Alec - Podría llamarle, pero perdí mi móvil persiguiendo a un venado. Así que...

- Ven a nuestra casa - Le interrumpió Brad - Tenemos teléfono allí.

El chico de cabello chocolate y piel canela aceptó a la oferta y fue guiado por lo tres lobos hacia la casa de la manada Stilinski, al llegar el resto de la manada observó con miradas sospechosas al nuevo. Alec no olía como un humano, menos como alguna criatura que ellos conocieran, por lo cual todos se mantenían alerta.

Luego de que el chico hiciera la llamada a su manada, le fueron entregadas ropas limpias para que se vistiera. Puesto que su ropa estaba sospechosamente rasgada y cubierta con sangre.

- ¿No vendrás con nosotros? - Preguntó Angie mientras se ataba su aun rojo cabello.

- No - Respondió el ojimiel - Me quedaré vigilando al chico.

La menor asintió y se fue hacia la puerta por donde todos comenzaban a salir para ir al bosque.

- Otro entrenamiento sin el alfa.

Eso fue lo que Stiles escuchó murmurar a Alejandra, y eso le hizo sentir culpable. Si fuera por él se iría con ellos, joder que lo haría, pero tenía obligaciones en la casa. Como cuidar a Demian y ahora se le sumaba vigilar al tal Alec.

Al pensar en el sujeto aún de dudosa confianza, se dio cuenta de que ya no estaba junto al teléfono. Stiles siguió su olor y se encontró a Alec observando a Demian con una expresión seria.

- Aléjate de él - Le ordenó el ojimiel.

- ¿El niño es tuyo? - Preguntó sin hacer caso a la orden - Es adorable.

- No es mío.

- ¿De la señora pelirroja o alguna de las chicas más grandes? - Stiles volvió a negar - Pues no creo que sea de la tal Angie, es prácticamente una niña.

El joven alfa le miró con el ceño fruncido y sus ojos brillando rojos, por lo cual el visitante se alejó un par de pasos de la cuna en la que descansaba el niño.

- ¿Qué clase de alfa trae a su manada tan joven a un pueblo que ya tiene manada? - Preguntó Alec cambiando de tema - No me malinterpretes, pero eres solo un niño.

- No es asunto tuyo - Escupió Stiles con seriedad - Mi trabajo es mantener seguros a mis betas y eso hago, eso es todo lo que tú y tu manada tienen que saber.

- No son mi manada, chico. Mi especie no se lleva bien con la tuya.

Stiles estaba a punto de preguntar por la especie del contrario, cuando un aullido provocó que su lobo gruñera desafiando al contrario. El olor de un alfa acompañado por más personas no tardó en llegarle, la otra manada había llegado.

NOTA DE LA AUTORA:

Momento de tensión extema para los Stilinski, gracias a mi querida Nastia-Nana por los personajes que aportó. Amo a Alec, me casaría con él. Está bien sensualon.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora