Temp III / Cap XXXVII

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[NARRADOR]

La manada Stilinski y Morozov habían salido para entrenar. Dejando a Derek solo con Stiles en la casa. Ni siquiera el bebé se había quedado, puesto que Angie se lo había llevado con ella para tener una excusa para solo quedarse viendo mientras los otros peleaban.

De esa forma, el Hale había quedado a merced del joven alfa. Y Stiles se estaba aprovechando de aquello.

Se encontraban en la habitación del menor, ambos tirados en la cama. Pero, al parecer, ahora Stiles no tenía ganas de hacer nada.

Derek estaba duro como una roca, el menor había pasado toda la cena con una mano metida en sus pantalones y aquello le había dejado con los testículos al borde de la explosión. Había suspirado aliviado cuando Stiles le dijo que fueran al cuarto, creyendo que iba a poder desahogarse. Pero apenas y entraron, el ojimiel cogió un libro y comenzó a leerlo. Dejando a Derek entre sorprendido, urgido y decepcionado.

Estaba pensando en eso y mirando al techo cuando sintió una mano apoyarse en su pecho desnudo. Se había quitado la camisa y su chaqueta de cuero porque allí dentro hacía mucho calor, lo cual no tenía sentido porque afuera estaba nevando.

Aquella mano en su pecho comenzó a acariciarle despacio, casi inocente, provocándole un ligero escalofrío pero, a la vez, relajándole.

Miró a Stiles, el chico en ningún momento desviaba la vista de lo que estaba leyendo, era como si la mano que le tocaba fuera de otra persona. No entendía como Stiles podía saber exactamente donde acariciar sin estarle mirando.

La mano bajo lentamente hacia sus abdominales y comenzó a trazarlos con la yema de los dedos. Aquello era endiabladamente relajante, tanto que por un momento el mayor creyó que iba a quedarse dormido. Digo por un momento porque en efecto no fue así. Cuando Derek cerró los ojos y suspiró con gusto por las caricias, aquella mano cambió de dirección y se metió rápida u bruscamente dentro de sus pantalones y bóxers. Cogiendo su miembro con fuerza y dejándole son aire.

— ¿Sigues duro? –Preguntó Stiles divertido, mientras comenzaba a acariciar el miembro ajeno.— Vaya que eres un calentón, Sourwolf.

Derek iba responder, pero solo pudo jadear al sentir aquella mano intrusa apretando la cabeza de su aún aprisionado miembro. Cerró los ojos con fuerza, aferrándose a las sábanas mientras sentía como el peso de Stiles pasaba de estar a su lado a estar encima suyo.

— Abre los ojos –Le pidió el menor, con una voz que sonaba casi inocente.— Quiero ver esos bonitos ojos verdes.

El beta hizo lo dicho, despacio, viendo que los ojos del menor tenían un pequeño brillo rojo. Aquello le excitaba de forma inimaginable, era un calor primitivo que inundaba su pecho y hacía que su lobo estuviera luchando por salir. Pero Derek no iba a dejarlo, no esta vez, quería ser él quien hiciera disfrutar a Stiles, solo él.

El problema era que le estaba costando demasiado mantener al lobo a raya. Ya no era solo una sensación cálida en el pecho, sentía literalmente como si todo su cuerpo ardiera, como si de repente la habitación hubiera pasado a ser un horno industrial y él estuviera junto frente a las brasas.

Sintió su miembro ser liberado de la prisión en la que se habían convertido sus pantalones y ropa interior. Para luego sentir como estos eran bajados lentamente por sus piernas y arrojados a algún punto de la habitación que no se molestó en revisar.

No queriendo ser el único que estaba desnudo, y siguiendo un instinto primario, le arrancó a Stiles la camisa que llevaba haciéndola trozos de tela y quitándoselos de encima al chico. Aquello pareció gustarle al alfa, puesto que se movió para poder quedar frente a la boca del mayor y besarle con muchas ganas.

Derek no se dio cuenta en qué momento lo hizo, pero de un momento a otro había dado vuelta las cosas y ahora él era quien se encontraba encima, atacando el cuello de Stiles con su lengua y dientes mientras el chico acariciaba cada parte de su cuerpo que alcanzaba con el poco movimiento que le estaba dejando.

Cerró sus ojos, dejándose llevar, pero se separó al escuchar al menor gritar su nombre con lo que parecía ser dolor.

El sabor metálico de la sangre estaba en su boca. Miró a Stiles y vio que le había mordido el hombro. El chico no se veía molesto, al contrario, sus ojos estaban rojos y nublados por el placer.

Stiles quiso levantarse para volver a besar a Derek, pero este se alejó y se le quitó de encima. Sentándose a los pies de la cama y sujetándose la cabeza.

El menor estaba desconcertado, temía haber hecho algo mal y no saber qué, no entendía por qué Derek había rechazado su beso y, además, se le había quitado de encima.

— ¿Qué pasa? –Preguntó, algo nervioso por la respuesta.

— No podemos hacer esto –Murmuró el Hale, sin dejar de sujetarse la cabeza.— No estoy en mis cinco sentidos, me está fallando el control.

— Lo sé –Asintió Stiles.— Lo sentí, es por el eclipse.

El beta quiso darse un golpe por idiota, había olvidado que esa noche habría eclipse lunar. Era un momento en el que sus instintos estaban demasiado a flor de piel. El eclipse, a diferencia de la luna, no les descontrolaba en seguida, pero había ciertas cosas que le convertían en un enorme barril de pólvora a punto de explotar. El sexo era una de ellas.

Sintió la mano de Stiles en su hombro, poniéndose rígido ante el toque. El menor se movió por la cama hasta quedar a su lado. Le cogió por las muñecas y le hizo quitar las manos de en medio.

Derek le miró fijamente, perdiéndose en aquel suave color miel de los ojos del menor. Stiles no aparentaba estar sufriendo los mismos problemas de control que él, pero Derek podía sentir con solo tocarle, el chico también estaba hirviendo.

Perdido en los ojos del otro, vio como este se acercaba por un beso, por lo que mantuvo su boca cerrada. Sabía que si cedía no habría marcha atrás.

La lengua de Stiles salió de la boca del chico y, en lugar de besarle, lamió su propia sangre que aún manchaba los labios del mayor. Aquello hizo que Derek abriera un poco los labios.

— Stiles –Nombró al menor en voz baja, como queriendo advertirle.

Un dedo apoyado en sus labios no le dejó terminar. El chico se había alejado un poco, dejando sus frentes juntas, y le miraba con una sonrisa confiada.

— Hagámoslo de todas formas –Le dijo, intercalando miradas entre los ojos y los labios ajenos.— No me vas a lastimar, confío en tí.

Un suave pero necesitado beso fue depositado en sus labios, aprovechando que estaba distraído en sus pensamientos. Aquello fue suficiente para que Derek se dejara llevar. Ya no lo soportaba más.

NOTA DE LA AUTORA:

Llevó algun tiempo sin actualizar, no tengo perdón de Dios. Pero no me maten por favor.

Gracias a AnotherSigh por haber hecho el papel de mi señor musa (?) y haberme ayudado con este capítulo. Si no fuera por él, probablemente no habría conseguido escribir nada.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora