Temp III / Cap XXXII

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[NARRADOR]

Kyle no iba a negarlo ni por un segundo, estaba orgulloso de haber ayudado a la manada de lobos a llegar hasta allí. Pero ahora, que veía el edificio reducido a escombros, siendo el cadáver de lo que alguna vez fue, se sentía como una basura.

Esas personas eran una mierda viviente, eso no se podía discutir. Pero varias de esas mierdas vivientes eran gente a la que había conocido por años, algunos con familias que nunca iban a saber qué les había ocurrido porque no estaban relacionadas con el mundo sobrenatural. Otras que iban a intentar averiguar que les había ocurrido para vengarles.

Estaba seguro de que, por muy diferentes que pudieran ser las familias de los fallecidos entre ellas, todas iban a querer lo mismo: que se encontrarán los cadáveres de sus familiares para, al menos, poder darles una sepultura digna. Pero eso no iba a poder ocurrir, aquellos hombres y mujeres habían quedado sepultados con los laboratorios subterráneos, donde nunca iban a ser encontrados por nadie.

Cuando la policía llegó, siendo notificada por un anónimo de que el viejo sanatorio abandonado a las afueras de había derrumbado, Kyle se alejó de la zona, no queriendo quedar involucrado en cualquier asunto policial. Lo que menos quería en ese momento era tener que ir como testigo, o sospechoso, a la comisaría.

Caminó por el bosque y sacó su móvil, alzándolo en el aire en busca de algo de señal. Odiaba el bosque en esos momentos, nunca había buena recepción.

Como si alguien escuchara sus plegarias, dos líneas de señal aparecieron en el móvil. Quiso agradecer a cualquiera que le mirara desde arriba por dejar de joderle la existencia, pero en lugar de eso considero más conveniente escribir el mensaje que quería enviar antes de que volviera a quedarse sin recepción.

Fue a la casilla de mensajes y buscó entre sus pocos contactos a Joseph, al cual no tardo en encontrar porque era a uno de los únicos a los que le hablaba. Se limitó a escribirle un estoy bien, voy para la casa para luego seguir caminando en la dirección que, creía, le llevaría al lugar anteriormente mencionado. No podía estar tan lejos.

(...)

Joseph recibió el mensaje de su amigo y casi al instante se relajó, él y Alejandra habían estado buscádole por cielo y tierra, con el corazón en la boca ante la idea de que al recién convertido pudiera haberle ocurrido algo. Pero si Kyle decía que estaba bien, era porque lo estaba, nunca había sido una persona que no le dijera cuando tenía problemas. Es más, siempre que Kyle se metía en problemas, le metía a él también en sus problemas, el mejor ejemplo era todo lo que había ocurrido con la manada de lobos a los que, solo por Kyle, había ayudado.

Si hubera sido otra persona a la que se hubiera encontrado en aquél pasillo, hubiera disparado sin siquiera sentir culpa. Pero Kyle era un caso aparte, se conocían desde antes de tener conciencia de ello. Sus madres habían sido amigas y ellos lo eran ahora, por eso, sin importar la circunstancia, los problemas del ahora lobo siempre se volvían sus problemas.

Con una media sonrisa fue hacia donde Alejandra continuaba gritándole a los gemelos que no encontraba a Kyle. Los pobres chicos no entendían nada de lo que ella les decía y solo se dedicaban a intentar calmarla.

Al verle llegar, el alivio en sus rostros fue completamente notable.

— Dile algo, está como loca –Pidió Mikaela bufando, ya cansada de los gritos.

— Espero que le tengas buenas noticias –Agregó Nagisa.— Porque si le dices algo que la haga gritar más, acabaré mudándome para no escucharla.

Alejandra miró al chico con el ceño fruncido antes de voltearse hacia Joseph, a la espera de lo que este tuviera que decirle.

— Kyle está bien –Soltó sonriente.— Me acaba de enviar un mensaje.

— Déjame ver.

El celular que hasta el momento había tenido en la mano le fue arrebatado por la beta sin el menor cuidado. Alejandra clavó la vista en la pantalla, leyendo el mensaje un par de veces antes de suspirar con enfado y regresarle el móvil al humano.

— Nós preocupamos por nada –Refunfuñó la beta cruzándose de brazos, aunque se la notaba más relajada.

— Yo entiendo por qué se preocupó él –Repuso Nagisa señalando a Joseph.— ¿Pero por qué te preocupaste tú?

— No es asunto tuyo, mocoso –Le gruñó desviando la vista.

— Viniste y nos gritaste por veinte minutos, invadiste nuestro espacio personal y lo apestaste a nervios –Comenzó a enumerar Mikaela.— Creo que, luego de todo eso, lo que sea que te ocurra se vuelve asunto nuestro.

En lugar de responderles, Alejandra puso los ojos en blanco y bufando con hastío se marchó hacia su habitación. Deseando internamente que se la tragas la tierra de la vergüenza que había pasado buscando a Kyle como desesperada.

Joseph rió al verla marchar y volvió la vista a los gemelos.

— Siempre es así –Preguntó divertido.

— No sabemos –Respondieron a la vez, mirándose raro por ello.

— Nunca la vimos comportarse de esa forma –Dijo Mikaela.

— Tampoco es como si le prestamos mucha atención –Agregó Nagisa encogiéndose de hombros.— Apenas hablamos con ella.

— ¿Y por qué se puso a gritarles a ustedes?

— Porque somos los únicos que no están o con sus parejas o cuidando heridos –Mikaela suspiró luego de decir eso.— Aunque deberíamos habernos puesto a hacer cualquier cosa para que nos gritara.

— O huir –Repuso Nagisa.— Yo vi a Maverick salir corriendo en cuanto Alejandra se le acercó. Deberíamos haber ido con él.

— La próxima será –Joseph palmeó el hombro de ambos gemelos mientras les sonreía ampliamente.

Los gemelos le devolvieron la sonrisa y el ex-cazador creyó que, quizás, pasar tiempo con los lobos hasta que regresara Kyle no sería tan malo. Al menos los gemelos eran divertidos.

NOTA DE LA AUTORA:

Capítulo que me quedó un poco más corto de lo que quería. Pero bueno, peor es nada chicos. Era esto o no llegar a subir nada, la verdad es que mis estudios me tienen tan al límite que estoy algo bloqueada para algunas historias, y estanpor desgracia es una de ellas.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora