Temp II / Cap XIX

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[STILES]

Seguía en el sótano, mi manada ya había comenzando a preocuparse por mí debido a que no salía ni para beber agua. Esto provocó que en un momento Ana bajara a traerme agua y comida, ella era la que mas preocupada estaba.

- Estoy bien - Le dije sonriendo - Solo quiero estar solo para pensar.

Ella pareció no creerme, por lo que volvía sonreirle y cogí la bandeja con comida que ella me tendía. Comencé a comer y ella sonrió, entonces me dejó solo y al escucharla alejarse dejé la bandeja a un lado.

Me quedé allí, sentado en el suelo mirándome las manos. De repente sentí aquel ya conocido escalofrío en mi nuca, mi madre solía decirme que yo presentía el peligro, porque antes de que pasara algo malo siempre me quejaba de escalofríos en la nuca. Con el tiempo aprendí a hacerle caso a mis escalofríos, los cuales me ayudaron a no confiar en mucha gente, como Theo y Matt; aunque en este ultimo confiaba un poco mas.

Pero esta vez el escalofrpío no se quedó en mi nuca, comenzó a bajar por mis brazos hasta llegar a la punta de mis dedos y provocar un cosquilleo insoportable. Mi vista se volvió borrosa por unos segundos mientras alzaba ambas manos y miraba como estas temblaban; sentí como un sudor frío comenzaba a bajar por mi frente y espalda, mientras que apretaba los dientes de tal forma que casi me los rompo.

Entonces le puerta del sótano se abrió, por ella entraron las personas que menos me esperaba estuvieran en este lugar.

- ¡Stiles!

Lydia corrió hacia mí y me abrazó, yo aun temblaba e intentaba que ella se alejara de mí, si pierdo el control no quiero lastimarla como ocurrió con Layla. Porque si muerdo a Lydia no se va a convertir, lo mas probable es que la mate.

Haciéndome con toda la fuerza que aun me quedaba a conciencia, la cogí por los hombros y la alejé. Ella pareció entender lo que ocurría y su expresión se distorsionó, ya le había explicado de mis escalofríos antes de que algo ocurriera. Solo una vez había sentido un escalofrío como este, fue dos horas antes de que mi madre muriera.

- Stiles - Derek se agachó junto a mí - Stiles ¿Qué ocurre?

Abrí la boca para responder, pero me quedé callado al ver que al pie de las escaleras se encontraban Sean, Ana, Peter y Alejandra. Los cuatro mirándome como si me estuviera saliendo una segunda cabeza.

- No pasa nada - Me puse de pie - Vuelvan arriba, quiero hablar con ellos dos.

Peter se encargó de que todos subieran, se lo agradecí con una pequeña sonrisa y él me guiñó un ojo. Cuando cerraron la puerta suspiré y fruncí el ceño, regresando la mirada hacia donde estaban la Banshee y el lobo.

- ¿Qué ocurrió? - Me volvió a preguntar Derek.

Aunque él intentara disimular yo notaba que lo que él estaba haciendo mientras hablaba era revisar el lugar, sentí el miedo que ambos desprendían hacia mí, probablemente yo estaría igual si estuviera encerrado en un sótano con un alfa que casi pierde el control. Por lo cual no los culpo.

- Algo grande se acerca, algo malo - Fue lo único que pude decir.

Lydia se acercó a mí y me abrazó por el cuello, tal fue su fuerza que sentí como mis vertebras tronaban mientras ella me abrazaba. Solté todo el aire de mis pulmones y el regresé el abrazo, ella me murmuraba que todo iba a estar bien, que no debía preocuparme. Pero yo sabía que era mentira, nada iba a estar bien, menos ahora con el regreso de la manada McCall.

(...)

[NARRADOR]

Cuando el joven alfa finalmente estuvo mas relajado, Lydia le pidió permiso para poder ir a ver a las betas de este, con las cuales había enlazado una buena amistad. Stiles aceptó a regaña dientes y se arrepintió cuando se quedó solo en aquel sótano con Derek.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora