Temp II / Cap XIV

6K 645 84
                                    

[NARRADOR]

Mientras el joven alfa de la manada Stilinski conducía hacia la casa de su manada, charlaba con su padre sobre todo lo que había pasado en el tiempo que el Sheriff había estado inconsciente. Jhon lucía asombrado mientras su hijo le contaba todo lo que le había estado pasando, tanto a él como a los pocos miembros de los Hale-McCall con los que aun tenía contacto, los cuales no eran muchos, pero eran los que le importaban.

- Muy bien, ya llegamos - Stiles sonrió.

Los ojos del Sheriff se abrieron en sorpresa cuando se ladeó la cabeza y observó por la ventanilla del Jeep, el cual había sido llevado a hospital de Beacon Hills por Jackson. Jhon observó aquella casa de arriba a abajo mientras su mandíbula se caía en sorpresa, el joven alfa sonrió, era exactamente la impresión que quería causarle a su padre.

Se bajaron del vehículo y caminaron hacia la entrada, antes de que llegaran a siquiera tocar la puerta esta fue abierta por alguien que venía del interior. Jhon se sorprendió al ver a la chica que había conocido apenas y su hijo se había vuelto un alfa, ella estaba frente a él con el cabello pintado de rojo.

- Oh... señor Stilinski - Angelin le sonrió - Bienvenido.

- Hola... Angie ¿Verdad? - La chica asintió - Es bueno verte de nuevo, pero por favor, llámame Jhon.

- Está bien, Jhon. Siéntete como en tu casa.

El Sheriff sonrió y se adentró en la morada, mientras tanto Stiles iba detrás de él y le sonrió a su joven beta. Ella le devolvió la sonrisa y cerró la puerta. Los tres caminaron hacia la sala y fueron recibidos Brad, Stiles tragó grueso, ya que aun no confiaba del todo en aquel chico y estaba temiendo que pudiera hacer o decir cualquier cosa que no le agradara a su padre.

- Señor Stilinski - Se acercó y le tendió una mano al mayor - Soy Brad, encantando de conocerlo.

- Lo mismo digo chico, puedes llamarme Jhon.

El lobo sonrió y comenzó a hablar con el Sheriff acerca de como era ser policía, ni siquiera Stiles se había enterado de que Brad en algún momento de su vida había querido ser policía; tampoco era algo imaginable pues el lobo era mas del tipo de persona que va en el asiento trasero de la patrulla con un par de esposas puestas y un ceño fruncido por haber sido atrapados. Aunque bueno, Stiles también tenía esa cara, Sean igual, y si tuviera que ponerse a enumerar a las personas a las cuales conocía y tenían esa cara estaría toda una semana haciéndolo.

Ana apareció con una pequeña sonrisa en su rostro, trayendo una cerveza en su mano. El Sheriff se quedó viendola.

- Hola Sheriff - La pelirroja sonrió - Aquí tiene una cerveza, seguramente Stiles lo ha tenido a gaseosa desde que despertaste.

- Muchas gracias - Le agradeció el Sheriff mientras - Que linda casa que tienen, y está realmente ordenada ¿Cómo lo has logrado?

- ¿Yo? - Preguntó la mujer.

- Es obvio que tanta limpieza es obra de un rigor de madre, cosa que se nota que usted tiene.

- ¡Mas que rigor de madre es una dictadura! - Se escuchó que gritaba Alejandra desde el segundo piso.

- ¡Pues esta dictadora te hará lavar los platos luego de la cena!

Alejandra no respondió, ninguno de los betas lo hizo, temiendo ser los siguientes a los que se les obligara a hacer algo. Puede que Ana no fuera la alfa, pero era como la madre de todos y cuando ella pedía que se hiciera algo se hacía sin rechistar ni oponerse; eso era a lo que los miembros de la manada llamaban dictadura y el Sheriff lo llamaba rigor de madre.

(...)

Todos salieron al patio trasero para poder continuar con la preparación de la barbacoa que tanto les estaba costando ¿Por qué? Pues porque al parecer nadie sabía encender un buen fuego.

- Estoy rodeada de idiotas - Stiles escuchó que murmuraba Alejandra.

- ¡Muevanse principiantes! - Dijo Peter acercándose a la parrilla - Observen y aprendan.

El lobo nacido cogió el alcohol de quemar y lo comenzó a echar de forma exagerada encima del carbon. Luego de hacer eso cogió unos cerillos y encendió uno para luego arrojarlo a la parrilla.

- ¡Wow! - Angie aplaudió.

Mientras el fuego se alzaba incluso más arriba de la parrilla, Peter sonrió de forma socarrona e hizo una reverencia hacia los presentes, los cuales le aplaudieron por haber logrado finalmente encender ese mendigo fuego que tanto les estaba costando.

- Yo pude haberlo hecho - Murmuró Brad cerca del oído de Sebastian.

- Si, claro... - Murmuró el menor entre dientes - Piérdete.

Stiles tuvo que reprimir una carcajada, porque era obvio que las dos personas con menos suerte en las conquistas de la manada eran Peter y Brad. Además de, en su propia opinión, el mismo joven alfa.

- ¡Vamos a jugar! - Gritó Mikaela cogiendo un balón de baloncestl - Los perdedores juntan todo.

- Yo ya debo lavar luego de esto - Se quejó Alejandra - Así que no juego.

Stiles se encogió de hombros y corrió hacia donde se encontraban sus betas dividiéndose en equipos para así poder comenzar a jugar.

Mientras el alfa y la mayoría de los betas se encargaban de volver el partido cada vez más interesante haciendo apuestas y desafiandose entre ellos, en la mesa que había sido colocada en el patio se encontraban sentados Alejandra, Jhon, Ana y Peter. La adolescente hablaba con el Sheriff mientras que Ana prestaba atención a la conversación y Peter, como siempre, intentaba conquistarla como fuera.

Durante una jugada muy sucia, Layla provocó que Sean cayera encima de Roy y todos se quedaron alrededor de ellos.

- ¡Que se besen! - Gritó la peliblanca con euforia.

Todos soltaron un "Oh..." mientras reían, incluyendo a Stiles, el cual a pesar de ser el alfa era uno de los más infantiles de la manada.

- ¡A comer!

Ante el llamado de Ana todos se voltearon y corrieron hacia la mesa. Sean se puso de pie y ni siquiera se preocupó por saber como se encontraba el joven de cabellos color miel al que había aplastado.

Roy, conservando su orgullo, se puso de pie con el ceño fruncido y se sacudió el polvo de la ropa. Luego caminó hacia la mesa y se sentó entre Stiles y Angie, observando de reojo como el pelinegro de ojos azules comía con el ceño fruncido.

NOTA DE LA AUTORA:

Puto Sean, eso es ser mala persona. No fue culpa de Roy que se cayera y perdiera toda la dignidad que le quedaba.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora