Temp II / Cap XIII

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[NARRADOR]

La manada Stilinski estaba reunida en la casa de estos, luego de enterarse de que el padre del alfa había despertado de aquel coma todos se pusieron a organizar una parrillada para darle la bienvenida al hombre. El cual iba a salir ese mismo día del hospital gracias a que según los doctores se encontraba en excelentes condiciones.

- No parece que hubiera estado en coma - Había dicho uno de los doctores - No ha perdido casi nada de peso, de hecho, está incluso mas sano que antes.

A Stiles se le hinchaba el pecho de orgullo al escuchar que su padre incluso estaba mas fuerte que antes, una sonrisa de oreja a oreja se dibujaba en su rostro y nada iba a poder borrarsela por mas que lo intentasen. Ni siquiera los comentarios de Jackson, el cual había ido al hospital para hablar con Derek, le pudieron quitar su felicidad.

Ahora el joven alfa de la manada Stilinski se encontraba comprando una gaseosa de la máquina, porque a su padre se le había antojado y él como buen hijo iría y le compraría su gaseosa. Pero como al parecer las maquinas de ese lugar le odiaban, la desgraciada se había tragado su billete y no le había entregado la gaseosa.

- ¿Problemas de nuevo? - Le preguntó Melissa divertida - Creí decirte que tenías prohibido acercarte a las maquinas desde que rompiste la anterior.

- La desgraciada se tragó mi dolar.

- Si... a veces hace eso - La de rasgos latinos se colocó a un lado de la maquina - Déjame enseñarte un truco interno que tenemos las enfermeras.

La mujer movió sus caderas hacia un lado y luego las regresó con fuerza, golpeando el lado de la maquina expendedora y provocando que de esta cayera una lata.

- Eres una caja de sorpresas - Sonrió Stiles.

- Y no solo funciona si pagas - Volvió a golpear y cayó otra gaseosa - Esa es cortesía de la casa.

Melissa le guiñó un ojo y se retiró a continuar con su turno, Stiles sonrió y cogió la segunda lata. Vaya que estaba feliz de que Melissa fuera a ser la futura novia de su padre, porque él ya lo tenía por seguro, en algún momento alguno de los dos iba a dar el primer paso y saldrían. Eso ya era un hecho.

Caminó hacia la habitación de su padre y se adentró con una media sonrisa, Jhon al verle también sonrió. El hombre aun estaba en camilla solo porque esas eran las reglas del hospital, pero Stiles sabía que su padre ya no lo necesitaba.

- ¿No hay moros en la costa?

- Nop - Stiles enfatizó en la "P".

El Sheriff se quitó las mantas y se sentó al borde de la cama, llevaba unos vaqueros color beige que su hijo le había traído de su casa. Se los había puesto porque la idea de estar con la bata le provocaba un poco de vergüenza, además ya había pasado mucho tiempo postrado en aquella camilla y no lo soportaba mas. Si fuera por él ya hubiera regresado a la comisaría.

- Te encantará la casa, papá - Le decía Stiles mientras le tendía una de las latas de gaseosa.

- Melissa me habló sobre nuevos betas - Stiles clavó la mirada en su padre - ¿Cómo son?

- La mayoría son grandes personas, aunque a algunos aun los tengo en la mira. Ya sabes... por si acaso.

- Si necesitan disciplina no me molestaría encerrarlos en el calabozo por un día o dos, solo para asustarlos - Ambos rieron.

Stiles tuvo que reprimir una carcajada al ver a su padre forcejear con la lata de gaseosa, pues estas eran difíciles de abrir.

- Permíteme - Le quitó la lata, sacó sus garras y la abrió con ellas - Listo.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora