Temp II / Cap I

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[STILES]

Estaba en mi casa, había pasado una semana desde que me enteré de lo que planeaba mi ex-manada, mis ex-amigos y mi ex-hermano de otra madre. Tenía mucha rabia contenida la cual no encontraba forma de liberar. Ni siquiera era luna llena anoche, ni siquiera debería haber estado en el bosque a esas horas, menos debería haberlo estado aquella chica. Pero allí había estado ella cuando yo perdí el control, ya no era yo mismo en ese momento, comencé a correr transformado por el bosque como todo un Peter Hale y me encontré a una chica de mas o menos mi edad cazando ciervos con una escopeta, ella estaba con un grupo de chicos, pero ellos escaparon al escucharme rujir.

Aquella chica de cabello blanco, a diferencia de sus acompañantes, de quedó paralizada. Me miraba con una expresión de horror reflejada en sus ojos, pero el haberla visto solo eran recuerdos dispersos por mi mente, yo solo recordaba haber caído en el bosque durante un ataque ira y al abrir los ojos de nuevo sentía el sabor metálico de la sangre en mi boca. Pero lo peor fue darme cuenta de que gran parte de la sangre que tenía encima no era mi sangre, era de aquella chica, por un segundo casi me da aun ataque de pánico antes de darme cuenta de que ella seguía viva; no me hubiera perdonado haberla matado.

Como pude, teniendo en cuenta que estaba desnudo y que la chica me había disparado en el hombro, la cargué y comencé a correr hacia donde mi desorientado olfato me indicaba que estaba la casa de la manada, al entrar agradecí que todos estuvieran durmiendo. La llevé directamente al sótano y luego corrí a buscar a Peter, él ahora se quedaba en uno de los cuartos libres, mientras el lobo revisaba a la chica yo me colocaba unos pantalones.

- ¡Demonios, Stiles! - Me gritó el lobo mas viejo - ¿Qué demonios le hiciste?

- ¿¡Como voy a saberlo!? - Le respondí nervioso - Perdí el control, estaba nervioso y... Dios mío ¿Qué mierda acabo de hacer?

Mientras yo intentaba controlar un ataque de pánico Peter se encargó de llamar a Deaton, le explicó todo por teléfono y este llegó en minutos. Gracias al cielo que lo hizo, lo único que me faltaba era que no recordara el camino y se perdiera.

Nos obligó a mí y a Peter a salir, este último volvió a irse a dormir y yo me quedé hasta la mañana cuando todos se fueron a la escuela dando vueltas en mi cuarto. No les expliqué mucho, solo que había hecho algo malo y que le dijeran a los profesores que estaba enfermo para justificar la falta.

Me estaba mirando al espejo en mi cuarto, las horribles quemaduras de antes se habían transformado en surcos y cicatrices que recorrían mi brazo, ya no era tan asqueroso de ver como antes.

En cuanto escuché a Deaton abrir la puerta del sótano salí corriendo hacia allí, creo que incluso lo asusté por la velocidad con la que aparecí frente a él. El Druida retrocedió unos cuantos pasos y mientras bajaba a ver a la chica me iba explicando.

- Ella está bien, pero le dejaste una herida profunda.

- ¿Solo una? - Alan asintió - Menos mal, por un segundo temí haberla matado.

- Le diste la mordida.

Me quedé petrificado ¿Como puede ser que mordí a alguien y ni siquiera recuerdo haberlo hecho? Esto es malo, malo en muchísimos niveles diferentes. Observé a la chica en la camilla de metal, tenía una expresión adolorida decorando su rostro. Me acerqué y la cogí de la mano para luego comenzar a drenar su dolor, debo admitir que nunca me voy a acostumbrar a hacer esto, es como si me quemara por dentro y duele tanto como dolió mi brazo cuando me lo quemé en aquella pelea.

Recordando la pelea me vino a la mente que aun no se si la zorra de Braeden se fue con la manada de Scott o no, mucho menos se donde está Kate. He salido mucho en las noches intentando encontrar algún rastro en las cercanías del edificio donde ocurrió el incendio y no puedo captar nada, esas dos arpías cubrieron bien sus olores.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora