Temp II / Cap VII

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Maratón 3/4

[STILES]

Cuando escuché aquellas dos voces las reconocí instantáneamente, a pesar de ser un lobo y de ya no sufrir mis ataques de pánico. Aun conservo mi en este momento adorada mente hiperactiva, la cual siempre me ha permitido prestarle atención y recordar cosas que otros simplemente pasar por alto o olvidan rapidamente. Una de esas cosas era las voces de aquellos chicos del café, los dos chicos que hablaban sobre que no iban a permitir que uno de ellos saliera con una escoria o algo así.

Instantáneamente me puse a intentar romper aquel candado que mantenía la puerta cerrada, era un candado grande y sólido, por lo que tuve que darle varios golpes que me provocaron entumecimiento en los nudillos para que finalmente el maldito objeto cediera y cayera a mis pies. Moví mi pie derecho cuando esa cosa caía, lo que menos necesitaba era que esa mierda me cayera en un pie y me quebrara un puto dedo. Abrí la puerta, que al parecer era corrediza y escuché los quejidos de un chico.

La luz se hizo camino por el cuarto y ambos chicos apretaron sus ojos, obviamente adoloridos por el repentino toque de la luz contra sus parpados. La chica estaba encadenada por los tobillos y las muñecas, luciendo unos horribles moratones que se hacían camino desde debajo de la parte de la cadena que la sujetaba.

El chico, por su parte, estaba encadenado de las muñecas y el cuello, ambos descalzos, con sus ropas sucias y muy delgados. No puedo decir a simple vista cuantos días llevan encerrados aquí. Me acerqué a la chica y esta comenzó a retorcerse hacia atrás, intentando alejarse de mí.

- ¡Déjenla en paz, malditos! - Gritó el chico con la voz seca, comenzando a toser de forma preocupante.

Escuchar al niño toser de esa forma me recordó a cuando era niño y a Scott le daba un ataque de asma, por lo que sé si el chico no logra calmarse puede incluso darle un paro cardio-respiratorio, o eso era lo que me había explicado Melissa cuando tuve edad suficiente para entender que era esa enfermedad.

- Peter, suelta a la chica - Le pedí y él asintió.

Me agaché junto al chico y comencé por intentar quitarle las cadenas de sus muñecas, apenas y liberé sus manos él se las llevó al cuello. Intentando quitarse la cadena mas pesada y comenzando a toser aun mas por el esfuerzo que hacía.

- Hey, tranquilo chico - Le sonreí - Yo me encargo ¿Si?

Él me miró con desconfianza, pero finalmente asintió y yo cogí la cadena de su cuello. Procurando no hacerle ningún daño saqué mis garras y así logré romper aquella pesada cosa. Una vez su cuello estuvo libre pude notar una marca que se cernía allí, le moví su cabello color negro un poco para así poder ver que era lo que tenía, era una especie de marca de inyección, cinco puntos que parecían las marcas a seguir para dibujar un pentágono mas uno en el centro de estos. Con cuidado pasé mis dedos por la marca y el chico tembló, Entonces retiré la mano porque había olvidado que aun mantenía fuera mis garras.

Escuché el sonido de otro par de cadenas cayendo y chocando contra el suelo, volteé y vi como Peter ayudaba a la chica de cabello rubio rojizo a ponerse de pie, aunque ella no lo lograba, al parecer estaban ambos muy débiles, pero la pobre ni siquiera podía mantenerse de pie.

Un disparo que vino de donde habíamos venido nos alertó, ayudando a ambos chicos corrimos hacia allí y vimos a Allison disparándole a unos tipos con mascaras raras, creo que eran los mismos sujetos que tantos problemas nos habían estado causando. Según recuerdo se hacían llamar los Doctores del Pavor.

- ¡Salgamos de aquí! - Gritó Peter mientras cargaba a la chica y comenzaba a correr hacia la salida.

Yo me cargué al chico al hombro como si fuera un saco de papas y esperé a que Allison dejara de disparar para echar a correr, lo único que me faltaba era que me dispararan también a mí o al chico. Salimos corriendo como almas que se lleva el Diablo hasta que estuvimos lo suficientemente alejados, no recuerdo bien en qué momento de la carrera tomé mi forma de alfa y ahora llevaba a Allison y al chico sobre mi lomo. Sentía las manos de aquel chico aferrándose a mi pelaje, al igual que las de mi amiga la cazadora, pero no me quejé, no era el momento para quejas.

(...)

[NARRADOR]

Stiles y Peter llevaron a los dos chicos a la veterinaria de Deaton, Allison se había ido para anunciar a su padre lo que había encontrado. De seguro Chris Argent sabría mejor que hacer con el descubrimiento de un laboratorio bajo tierra en el cual hacían experimentos con humanos.

El mayor de los Hale abrió la puerta trasera de una patada, obviamente rompiéndola, Stiles tuvo que poner un brazo para que cuando la puerta rebotara contra la pared y regresara no le diera de lleno en la cara. El Druida apareció con una expresión de enfado hasta que vio como los dos lobos traían a los dos chicos los cuales respiraban con dificultad, sobre todo el chico.

- ¿¡Qué demonios hiciste ahora, Stiles!? - Preguntó molesto.

- ¡Yo no hice nada! - Se defendió el ojimiel - ¡Los encontramos así en una especie de bunquer anti bombas que esos Doctores del Pavor usaban como laboratorio!

- Es cierto - Actuó como abogado Peter - ¿Ahora podéis dejar de discutir y ayudarme con esta chica? Que está pesada.

A pesar de estar débil, la chica de cabello rubio rojizo que el lobo mas viejo cargaba en brazos frunció en ceño y le pellizcó el brazo. Peter hizo una mueca de dolor, entonces los tres mayores notaron que ahora al ojiazul le salía sangre y la chica tenía garras. La pobre adolescente se miró sus propias manos en estado de shock y su hermano la miraba de igual forma, ambos aterrados por no saber lo que les ocurría. Aunque bueno, el chico estaba menos asustado porque ya había viajado a lomo de alfa todo el camino hasta allí y aunque no supiera de qué criatura se trataba mas extraño que eso no podía ser nada.

- ¿Qué son esas marcas? - Preguntó de repente Peter viendo una marca similar a la que tenía el chico en el cuello de la otra chica.

- El chico también las tiene - Le dijo Stiles con preocupación.

- Déjenlos en las camillas.

Ambos Hombres lobos asintieron y colocaron a cada uno de los chicos en una camilla diferente, ambos chicos temblaron al sentir el frío del metal del cual estaba hecha la camilla. El Druida comenzó a revisar los cuellos de ambos chicos y frunció el ceño, preocupando aun mas a Stiles, al chico siempre le había molestado no saber lo que ocurría y en ese momento no tenía ni la mas mínima idea de que era lo que estaba pasando.

Luego de unos minutos, el Druida pidió que lo dejaran revisar a los chicos solo. Ya que las miradas de los lobos le incomodaban de sobre manera. Aunque Peter y Stiles solo pasaron un par de minutos afuera, luego el Druida salió a dar su veredicto final.

- A estos chicos les inyectaron algo - Dijo Deaton con tono serio.

Ambos lobos se miraron con el ceño fruncido y Peter asintió, indicandole a Stiles que lo mejor era que hablara él.

- ¿Y qué hay de las garras?

- Le quité una a la chica - El Druida mostró la garra en su mano - Creo que son de lobo.

Stiles, queriendo comprobar o desmentir esa teoría, sacó sus propias garras y las colocó junto a la que le mostraba el veterinario. Eran exactamente igual, quizás la de la chica era un poco mas delgada, pero fuera de eso tenían incluso el mismo largo y color.

- Acabo de darles un calmante, creo que lo mejor sería que se queden aquí.

- Yo me quedo con ellos - Dijo Stiles.

- Yo vuelvo a la casa - Agregó Peter acomodandose el cabello - Ana me espera.

A Stiles casi le dar arcadas al malpensar la frase "Ana me espera" pero se mantuvo firme por la situación.

Esa noche, el joven alfa se lo pasó velando por la seguridad de ambos chicos, los cuales estaban cedados y dormidos en las camillas. Los cubrió con mantas y les pudo almohadas, para que así estuviran mas cómodos. Aunque aun estaba preocupado por lo que fuera que los Doctores del Pavor hubieran estado haciendo allí abajo por quién sabe cuanto tiempo.

NOTA DE LA AUTORA:

Nuevo capítulo aquí, muchas gracias a la hermosa chiichanie por estos dos betas que aunque no parezca son gemelos.

En fin, sin mas que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora