Uno

985 53 10
                                    

Barcelona, España. 2013

POV Aimée

—¡Mousse de chocolate para la mesa 8! —reporta el camarero y yo al rimo de un está bien, enseguida, me muevo por toda la cocina en busca de los utensilios.

—¡Dame 15! —le respondo desesperadamente.

Pasan el tiempo que había pedido y entrego el postre al camarero. Con eso, completamos la noche y cerramos la cocina por hoy; los ayudantes empiezan a aplaudir por un trabajo bien hecho.

—¡Aimée! —me llama Nicolás, mi jefe— otra noche perfecta, felicidades chica. Creo que debo enfrentarme a que pronto nos abandonarás para irte a los mejores restaurantes de Madrid.

—¡Cómo crees! —expreso sorprendida—. Me gusta estar con ustedes, además tengo todo resuelto aquí.

—Linda, tú mereces lo mejor y créeme que debes estar junto a los chefs más famosos de este país. Sé que volarás muy alto.

—No soy un ave —bromeo para cortar la tensión, no quiero que se sienta mal. He estado con ellos desde hace dos años y me siento feliz aquí.

—¡Cómo te quiero dulce Eimy! —nos fundimos en un abrazo. Para Nicolás soy como su nieta, hace muchos años que está distanciado de su única hija y no sabe nada de ella y no puedo creer el gran cariño que le he tomado en este corto tiempo—. Anda, tienes que irte a casa.

—¡Nos vemos mañana Nico! —me despido de él con un beso.

Camino hacia los casilleros y me quito la filipina y me pongo una blusa más cómoda. Reviso mi reloj, mi novio me debe estar esperando, salgo del restaurante y emprendo rumbo a casa. El negocio queda cerca del departamento que comparto con mi prima Cecilia. Barcelona es bellísimo por la noche, contemplo todo lo que está a mí alrededor cuando veo un cartel: Pablo Alborán. Gira Tanto.

Había escuchado de él pero realmente no he tenido tiempo ni de oír música, he estado tan enfocada en mi carrera como chef que no sé nada de la música actual. De hecho, hace tiempo que no voy a un concierto.

Me quedo mirando por unos instantes el anuncio. Es muy lindo, parece de mi edad. Veo detenidamente la foto, el lunar que está debajo de su ojo me hipnotiza, su barba parece suave. Sus labios, sus brazos... en los que, creo, podrías sentirte segura en ellos ¿Por qué me impresiona tanto? Alejo de mi cabeza esos pensamientos y me dirijo rápidamente a mi casa.

—¡Aimée! —me recibe Cecilia y me da dos besos— ¿Por qué tardabas tanto? Tu noviecito te está esperando desde hace media hora —¿Qué? ¿En serio me tardé tanto mirando ese cartel?

—Lo... lo siento, es que me distraje con unas cosas.

—Vale —suspira— sabes que no me gusta que ese tipo para ti, mereces algo mejor.

—Ceci... estamos hablando de mi novio. Te pido por favor que dejes de hablar así de él.

—Está bien —resopla y se va a su habitación, dejándome con Daniel.

—Hola amor ¿Por qué tardabas tanto? —me habla con un tono serio.

—Es que.... —Dani y yo llevamos casi un año de relación, cuando empezamos todo marchaba estupendo, pero luego empezó a ser un poco celoso pero no me importa además sólo tengo ojos para él— me quedé platicando con Nicolás.

—¡Ah, está bien! No quiero que te quedes tan tarde ¿Queda claro? —dice o más bien me ordena.

—Sí —contesto con un poco de miedo, me pongo nerviosa cuando él usa ese tono— bueno... ¿Y a qué venías amor?

Pasos De CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora