Siete

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POV Aimeé

Mi respiración se entrecorta. No puedo creer que esté aquí, pensaba que trabajaría hasta muy tarde.

—Creí que llegarías más tarde o vendrías hasta mañana.

—Muy conveniente para ti ¿No?

—Daniel...

—¿Dónde estabas?

—No tienes por qué dudar de mí.

—Una mierda ¿Dónde estabas?

—¡Con mi prima! —exclamo

—¿Y ella dónde está?

—Se quedó con sus amigos y yo decidí regresar porque tengo mucho sueño.

—Y claro que te voy a creer —responde irónico.

—Es la pura verdad...

—¿Y el tipejo que estaba saliendo del edificio? —me quedo sorprendida— vaya novia mentirosa que tengo.

—Es un amigo, en serio —me mira inexpresivo, a este hombre no lo conozco. Empiezo a sentir miedo. Me giro y trato de abrir la puerta pero el temblor de mis manos me gana y el nerviosismo también.

—¿Por qué me mientes amor? —susurra.

—¿Quieres dejarla en paz? —dice una mujer, en mi interior pensé que era Pablo... no entiendo por qué lo pensé. Me giro y veo que es mi prima.

—Es una plática entre mi novia y yo, no te metas por favor.

—Es mi prima, Daniel y es mi departamento así que puedo hacer lo que me venga en gana. Así lárgate de aquí si no quieres que llame a la policía.

—Haz lo que quieras, no me voy a mover de aquí hasta hablar con ella.

—Entonces —saca de su bolso el teléfono- voy a hablarle a la policía y vamos a ver si no te vas a ir.

—Bien, me retiro —pega su cuerpo al mío— pero mañana tendremos que hablar —susurra— duerme bien amor.

Se va y un suspiro sale de mi boca. Abro la puerta con mucho cuidado y al girarme veo a mi prima mirándome con un gesto reprobatorio. Sé que va con el mismo discurso y la verdad estoy muy cansada para escucharlo. Así que dejo la puerta abierta para entre y yo me retiro a mi habitación.

La noche transcurre lentamente. Mi mente divaga entre lo que pasó con Daniel y el concierto... si no hubiese ido entonces todo sería distinto, me olvidaría de Pablo y estaría durmiendo junto a mi novio. El culpable de todo esto es mi prima y Pablo... sí, ellos son los culpables.

Entonces, por alguna extraña razón empiezo a pensar que es mejor que me vaya de la casa de Ceci y me mude a otro lugar... quizás así estarían mejor las cosas con mi novio. Y en medio de esos pensamientos, me sumerjo en un profundo sueño.

—Eimy... Aimeé... despierta —susurran— Son más de las diez de la mañana, por favor despierta.

—Cinco minutos más —digo y me giro al otro lado de la cama.

—Pues no hay cinco minutos, en la sala te está esperando alguien y no seré la única que lo reciba.

Me levanto de un golpe y miro a Ceci un tanto apresurada. No creo que sea Dani porque de plano ella no me levanta, lo haría él. Entonces ¿De quién se trata? Para despejar las dudas, me voy a la ducha y me arreglo. Media hora después estaba saliendo de mi habitación para encontrarme con aquellos ojos que me atraparon hace unos días.

—Siento mucho lo que pasó anoche —dice apenado.

—Ninguna de tus disculpas me va a hacer olvidar el mal momento que pasé con mi novio. Supongo que mi prima te puso al tanto de la situación.

—No, pero creo saber lo que pasó.

—Me importan muy poco tus disposiciones y quiero que sea la última vez que nos veamos, señor Alborán.

—Aimeé ¿Pero qué es lo que te pasa?

—Pasa que me di cuenta que si estás cerca de mí, traes problemas y yo tengo una relación estable. Así que te suplico que te vayas y no vuelvas más, si quieres ver a mi prima, pues tendrá que ser en otro lado o quizás para cuando vuelvas ni siquiera esté aquí.

—Si es por él, te aseguro que hablo con tu novio para que no tengas problema.

—El problema es que no quiero estar cerca de ti —reprendo cortante— que tenga una feliz vida, Pablo Alborán —me volteo hacia donde está Ceci— y si vuelves a traerlo sin permiso, la que se va de la casa soy yo. Buenos días.

POV Pablo

Sale del departamento, dando un portazo... no puedo creer lo que ha pasado ¿Qué fue lo que sucedió para que cambiara tanto de actitud? Busco la respuesta en la mirada de Ceci pero ella está igual que yo. No le encuentro sentido seguir en Barcelona, es mejor que continuar con mis viajes de promoción y seguir con mi vida.

—Pablo... yo no sé qué decir...

—No te preocupes... de todas formas, ella prefiere seguir ciega, creyendo que ese hombre no la va a tocar de forma violenta a que alejarse y ver nuevos horizontes —digo con tristeza.

—¿Acaso ella te gusta? —me interroga.

—Gustaba, no tiene caso seguir sintiendo algo que nadie más siente. En este caso ya tenía la batalla perdida.

—Lo siento...

—No es nada. Le diré a Mariola que mantenga el viaje a América, seguro con eso podré olvidar a Aimeé.

—Sólo... no vuelvas a tus andanzas —arqueo una ceja— por favor.

—Eso sí no te lo puedo prometer.

—Entonces cuídate mucho ¿Quieres?

—Bueno... nos vemos pronto Ceci.

—Hasta luego Pablo —me da un abrazo fuerte, sé que piensa que volveré a ser el mismo de antes, pero... quizás cambie un poco o quizás esto me reafirme que no estoy disponible para el amor. Probablemente el último rayo de esperanza que le quedaba a Salva se perdió en el instante que Aimeé me rechazó y me mando al infierno con esa mirada de odio.

Salgo del departamento y camino hacia la salida. Subo a mi coche y manejo por las calles de Barcelona por última vez en varios meses. No quiero volver, no por ahora, no cuando los recuerdos de aquella noche en la playa están recientes. Me alejo con dolor de aquellos momentos que pudieron ser felices, en los que quizás mi vida hubiese cambiado.

Es hora de seguir con mi vida

POV Narradora

Y así fue en los siguientes meses. Pablo decidió continuar con su rutina antes de que Aimeé entrara a su vida. Para su desgracia no la pudo olvidar, la busca en cada noche, en cada cuerpo pero ninguna podía hacer que él borrara los recuerdos de aquella mujer que lo cautivó.

Al contrario de ella, después de algunas semanas, decidió irse de la casa de Cecilia. Alegando que las cosas iban mal con ella y para mantener una mejor relación con Daniel. Se fue a vivir con él en otro departamento cerca del restaurante que manejaba. Pobre infeliz... no sabía el infierno que le esperaba.

Y pobre Pablo, porque al volver a Málaga, su familia le volvió a dar la espalda. Una amistad con una mujer llamada Marta y un beso de amigos que se propago a un beso pasional se convirtió en las portadas que las revistas españolas tanto ansiaban. Marta estaba recibiendo muchos mensajes en sus redes sociales, cosas que el mismo Alborán no pudo detener. Ella se tuvo que ir muy lejos y él seguir adelante con su vida... pero cambio su rumbo. Decidió caminar solo.

Pero nadie sabe lo que el destino depara, nadie sabe que a veces las vidas se pueden cruzar de nuevo y sólo Dios sabe que el infierno de Aimeé empezó al dejar ir a Pablo y que no va a terminar en un buen tiempo.


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