Dieciocho

314 32 14
                                    

POV Pablo

Después de pasar un poco más de un mes y medio en India, hoy es el día en que llego a España. De momento pararé en Madrid y después tomar un AVE que me lleve a Málaga. Allí me estará esperando Salva.

Gran parte de mis canciones las he compuesto en India y ahora toca presentarlas en maquetas. Para eso tengo que hablar con Mariola pues el tiempo se nos viene encima, estamos en junio y eso significa que sólo tendré unos días para estar con la familia, meterme de lleno al estudio y viajar a Los Ángeles para grabar el disco.

Quizás debería posponer la grabación.

He llamado a Lolo para preguntar por Cecilia, me dice que está bien aunque sigue dolida por lo que pasó con Aimeé, pues cerraron el caso un par de semanas después de que yo me fuera a India. A lo mejor pase un día en Barcelona para hablar con ella. Sobre la chica a la que ha apoyado mi familia, se fue desde hace unos días, me dijo Salva que vino a probar suerte a Madrid, me da tanto gusto por ella.

Salir del aeropuerto a respirar el aire de tu país es una sensación que siempre me hace sonreír cada que regreso de gira internacional o en promoción de disco. Por alguna razón me he quedado pensando en Aimeé. Me gustaría verla una última vez.

Finalmente puedo usar mi teléfono, lo enciendo y cientos de notificaciones aparecen, uno de ellos de un viejo amigo, es chef ejecutivo y dueño de uno de los restaurantes más importantes de Madrid. Hace mucho tiempo que no nos vemos y seguramente quiere que vaya a comer a su restaurante.

Creo que es mejor que le llame para saber lo que desea.

POV Aimeé

—Lamento haberte hecho venir antes de lo acordado, pero mi amigo dijo que necesitaba una opinión más y uno de los encargados de juzgar le surgió un compromiso, así que estaba buscando un reemplazo ¿Podrás soportar la intriga?

—Pues... ya estamos en Madrid y dije que vine para quedarme, así que me toca esperar —respondo mientras miro la ciudad a través de la ventana. Según Marco, en tres o cuatro sería el día de la prueba. La verdad es que tendría que ser esta noche, lástima, un cambio de último momento.

—Gracias por ser comprensiva y siento mucho el atraso.

—No es tu culpa. Y nada... esperaré, aunque debo ser yo quien se disculpe, ye se ha retrasado tu regreso a Málaga.

—No te preocupes por mí, sólo quiero que estés bien —sonrío. Intenta nuevamente acercar su mano a la mía, pero sabe de mi historia y vuelve a reprimir sus impulsos. Bajo la mirada y vuelve la impotencia a mí. Quisiera ser libre de las ataduras del pasado, que mi cabeza olvide todo lo que viví con ese maldito, pero simplemente no puedo. A lo mejor ha notado eso y por ello cambia de tema y habla de otras cosas. Después de una hora, se va a su hotel, mientras que yo me recuesto.

Pasa las horas y en la tarde del segundo día de estadía en la ciudad, me notifican que mañana será el día en que haga la prueba. Que me prepare porque la cita es a las 12 del día. Lo único que me dicen es que el tercer juez es uno de los mejores amigos del dueño y que su identidad será secreta ¡Que nervios!

POV Pablo

Debería estar ya en Málaga, tratando de resolver todo mi desastre... pero decidí apoyar a mi amigo a escoger a un chef. Lo peor es que ni siquiera sé su nombre ni nada. Según José, prefiere que me sorprenda. Comenta que un amigo suyo, cuyo restaurante está en mi tierra, le ha recomendado y dice que tiene potencial para convertirse en una de las mejores de España. Por lo menos deduzco que es mujer.

Me ha citado para este mediodía, probaré un platillo que está a mi elección y deliberar; técnicamente, soy el pase a su futuro, lo cual me parece una gran responsabilidad. 

Entro al restaurante, donde me está esperando José. Para ser un chico de casi mi edad, se ve un poco más viejo. Se acerca a mí, sonreímos y nos abrazamos, hace mucho tiempo que no nos vemos y nos es inevitable saludar así.

—¡Vaya viejo que te estás haciendo, José!

—Vamos, Pablo, un poco de respeto que soy mayor que tú.

—No vengas con ello —se ríe y me contagia de ella— ¿Y bien? ¿En qué puedo ayudarte? 

—Pues... hay una chica de Málaga, que cocinaba en el restaurante de Marco, un viejo amigo... creo que has ido a su restaurante —me quedo pensativo y, después de unos momentos, asiento— bueno el caso es que me ha recomendado a ella. Dice que tiene un gran talento, que debería estar cocinando para mí y eso... quiero que me ayudes con la elección. 

—Entiendo, pero sabes que no soy un gran chef para poder juzgar objetivamente. 

—Pero eres mi amigo y confío en ti. Además... creo que hace falta la opinión de un famoso —le insisto que no soy el mayor experto en degustaciones y evaluar el sazón de una chef, pero me dijo que lo único que quería saber es si podía resistir a los paladares más exigentes. Lo cual no entendí; sabe que por mí, yo iría a un McDonald's por un cuarto de libra con queso. Después de media hora, acepté ayudarle.

Los otros jueces llegaron hace diez minutos. Mi amigo sale de la cocina y se acerca a nosotros para explicarnos la mecánica de esta prueba.

—Muchas gracias a los tres por venir. La dinámica es la siguiente: le pedí a la chef participante que prepare cuscús, un platillo tradicional y con cierta dificultad. Además de un postre que ha quedado a su elección. Le he dado una hora para tener el plato principales y cuarenta y cinco minutos para sorprendernos con el postre. Necesito que evalúen presentación y sabor, a partir de ello decidiré si queda en mi equipo de trabajo ¿Alguna pregunta? —nos quedamos en silencio—. Bien, les agradezco que hayan asistido y nos veremos en un rato.

Mientras pasa el tiempo, decido revisar mis redes sociales. Ver lo que me escribe mi familia, la que he construido gracias a la música, es lo que me ha mantenido con fuerzas. No veo la hora de ver a mis padres y hermanos, pedirles perdón por haberme dejado llevar por el amor, o lo que creí que era.

—Señores, aquí está el plato fuerte —anuncia mi amigo, sacándome de mis pensamientos. Nos deja los platos y explica que en una hoja anotemos nuestras percepciones sobre el platillo y que califiquemos del cinco al diez.

Tomo el primer bocado y me sabe a gloria, una sonrisa se dibuja en mi rostro. De alguna forma, me recuerda a mi madre; las tardes en las que llegaba a casa del cole y ella preparaba mi platillo favorito. 

—Sabe delicioso. 

—Opino lo mismo ¿Qué dice usted, Pablo? —preguntan con amabilidad. 

—Me parece delicioso, me recuerda un poco a lo que prepara mi madre. 

—Dicen que cuando pasa eso, es que el, o la, chef es muy bueno. 

—En este caso... ¿Es una mujer, no? 

—Así es, pero creo que ya no necesitaremos el postre para deliberar. De mientras disfrutemos de este cuscús. 

¿Qué puedo decir del postre? Era un volcán de chocolate y menta. Me sentía de nuevo un niño al tomar bocado del chocolate, giraba a mirar a los otros jueces y ellos afirmaban mi respuesta. Era claro que la chica ya tiene el empleo. 

—Muchas gracias a los tres por apoyarme, en vista de sus opiniones, entonces... contrataré a la chef Aimeé. 

¿Aimeé? ¿Qué extraña coincidencia?


Pasos De CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora