Cuarenta

294 26 22
                                    

POV Aimeé

Le miro extrañada, quieriendo preguntar mil cosas ¿Por qué yo? ¿Por qué en este momento, en el que me encuentro tan rota? ¿Qué es lo que tengo yo, que quiere mantenerse aferrado a mí? Un nudo se forma en mi garganta, lo que hace que no pueda responderle. Pero toma mi barbilla y gira mi rostro para conectarme con sus ojos. 

—Eres muy bonita —sonríe tiernamente—, a pesar de la clase de imbécil que tenías por novio, siempre sonreías, hacías bromas, eras cercana. Había algo en ti que me atraía y no sabía qué, nunca lo supe, pero hacía que no dejara de preocuparme de ti. Me ayudaste a salir de mi propio infierno y eso no te lo puedo pagar ni en mil vidas. 

—Yo no hice nada, Pablo, ya habíamos hablado de eso. 

—Y te vuelvo a repetir que, aunque no lo creas, hiciste mucho más de lo que piensas. Tus palabras fueron una terapia de shock para mí. 

—Tu familia me salvó del infierno y me siguen salvando.

—Algún día te diré qué tan importante eres para mí. 

[...]

Pablo decidió no dar más pasos acerca de lo nuestro por hoy, dijo que mañana podríamos salir a uno de sus lugares favoritos. A pesar de la duda que tenía por si alguien nos viese, dijo que se encargaría de todo. 

El departamento se siente vacío sin él, camino hacia mi habitación y me tiro a la cama, estoy agotada. 

"Quiero ser tu refugio"

"Me gustaría curarte de tus heridas, de todas y cada una de ellas, sin embargo ¿Cuál es la posibilidad de que no me hieras en el camino?"

"No tengas miedo, nadie más volverá a lastimarte, te lo juro"

Abro los ojos, volteo a ver hacia la ventana y me doy cuenta que el pestañazo ha sido una siesta de varias horas y que está lloviendo. He terminado soñando con lo que pasó a mediodía, me toco los labios y pienso en cómo me dejé llevar por él, en cómo mi cuerpo reacciona sólo con rozarme la piel, cómo estoy alerta a su voz; sobre todo al malentendido que tuvimos por el beso de Marco. 

¿Qué rayos me pasa con él? 

No puedo negar el beso de Marco, pero no era lo mismo, quizás no sentí miedo, pero no me estremecía lo suficiente. Pablo ha sido el único que ha saltado esa barrera de miedos e inseguridades. Tiene los mismos miedos que yo, pero se niega a alejarse. 

Porque él es diferente, porque él me ama. 

Quizás no me lo quiere decir para no presionarme, pero todas sus demostraciones de cariño me lo dicen. 

De repente, el móvil suena: es una llamada entrante de Marco. 

—Necesito hablar contigo y no puedo esperar hasta mañana —suelta de repente.

—¿A qué te refieres?

—¿Puedo ir al departamento? —pregunta nervioso— es que esto no es un tema que se hable por teléfono.

—Claro...

—Te veo en media hora —cuelga.

Y lo cumplió. Estaba preparando un sándwich para cenar cuando suena el timbre. Está jadeando, me mira profundamente pero no se atreve a decir palabra alguna. Lo invito a pasar pero se niega.

Desde que comimos juntos y nos besamos, ha estado raro, incluso cuando me encontró abrazada a Pablo ¿Qué es lo que tiene que decirme con tanta urgencia?

—Lamento llegar a estas horas, pero... no puedo callar más, no podía esperar hasta mañana. Lo de esta tarde... ¿Has aceptado estar con él?

—Por supuesto que sí —respondo— ¿Por qué iba negarme?

Masculla algo que no alcanzo a entender. Le miro extrañada de su reacción y con un mal presentimiento.

—¿El besarnos no significó nada para ti? ¿Se lo dijiste?

—Sí, se lo dije. No quiero que haya secretos entre nosotros. Significa que quizás contigo y con Pablo me sienta segura, pero si te refieres a algo sentimental la respuesta es no.

—¿Por qué él? —dice— él no te ama, él podría lastimarte en cualquier momento, no te esperaría, no como yo.

Oh, no...

—No lo digas —pido.

—Lo siento pero no puedo, si eso significa alejarte de él entonces te lo diré: Te amo, Aimeé. No sé cómo ni cuando, pero me enamoré de ti.

Dejo de respirar por unos instantes. Apenas puedo asimilar que Pablo está enamorado de mí, a pesar de que no me lo ha dicho directamente, y ahora Marco me declara su amor.

¿Por qué justo en este momento?

—No quiero lastimarte.

—No lo haces, al menos no si estás con alguien que te ame.

—Pero tú no sabes realmente los sentimientos de Pablo. Él no sería capaz de herirme.

—Aimeé, entiende, ese hombre no te ama.

—Un hombre puede demostrar que ama sin necesidad de palabras —replico— quiero estar con él, créeme cuando digo que la que tiene más posibilidades de lastimarlo soy yo.

—Piensa bien las cosas, no puedes tomar decisiones a la ligera.

—Lo hice en estas semanas que él estuvo en América, incluso cuando me besaste. Lo siento, Marco, no puedo corresponderte.

No sé qué más decirle, sólo lo aprecio mucho como amigo, pero no creo que pueda albergar un sentimiento más grande que ese. El silencio se vuelve incómodo para los dos.

Me temo que esta amistad ha llegado a su fin.

—Entiendo... yo, lamento haberte molestado... buenas noches —se va, dejándome perpleja. Me obligo a ir detrás de él, pero es demasiado tarde, ya estaba bajando el ascensor.

Dios mío, por favor, que Marco no cometa una locura.

POV Pablo

No dejo de pensar en ella y los besos que nos dimos, estoy tumbado en el sofá mirando al techo. Cada vez que cierro los ojos, vuelvo al momento y es como si lo viviese otra vez.

Estoy loco, muy loco por ella.

Incluso cuando me llamó Casilda para decirme que tenía algo importante que advertirme, no le tomé mucha atención. Se sorprendió cuando le dije todo lo que pasó y se quedó aliviada, fue como si nos diera la bendición a nuestra relación, es como una segunda madre.

Miro la hora y creo que es un buen momento para intentar llamarla. Quizás estaba durmiendo y por eso no respondía.

Sin embargo, el timbre interrumpe mis intenciones. Abro la puerta y me encuentro con Marco ¿Qué hace aquí?

—Tú y yo tenemos que hablar.

N/A: No me maten por dejarlo en la intriga

Pasos De CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora