Cuarenta y uno

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POV Pablo

¿Cómo rayos se atreve a venir a mi departamento a esta hora? ¿Con qué maldito derecho?

Contrólate, Pablo, es amigo de Aimeé.

—No hay nada de qué hablar —espeto.

—¿Y Aimeé? —dice cuando estoy a punto de cerrarle la puerta en la cara.

Trato de conservarme sereno, pero si sigue hablando de manera prepotente, no dudaré a golpearle la cara. Desde que regresé, él siempre ha estado cercano a Aimeé podría mentirme y decir que son amigos muy cercanos, pero estoy muy seguro de que él se ha enamorado de mi novia. 

Dejo abierta la puerta y me cruzo de brazos, nos miramos fijamente. 

—Y bien ¿Qué es lo que me vas a decir? —pregunto hostil—, habla si no quieres que te cierra la puerta en la cara. 

—Besé a Aimeé esta tarde, me correspondió el beso. 

—Estás atrasado en noticias, ella ya me lo ha contado. Por eso es que nos encontraste abrazados en el pasillo, estaba molesto... pensé que ya no querría intentar algo conmigo. 

—No te esfuerces en actuar como un chico celoso —reprende— tú no la amas.

—No me conoces, así que no saques conclusiones antes —fundo mis manos en puños.

—¿Qué, lo que dice la prensa es mentira? Escuché de tu familia sobre una tal Aitana que te ha dejado tal como estás... —ha llegado al límite, estampo un derechazo contra su pómulo. Tan fuerte ha sido que está sangrando su labio— no te gustan que te digan tus verdades ¿Eh?

Trato de contenerme, seguro ha venido para provocarme y así ir a acusarme con Aimeé, como si esto fuera un juego de niños.

—Vuelvo a repetir: no sabes nada de mí. Eso está en el pasado y no eres mi amigo como para saberlo.

—Pero cuando se trata de ella sí —me mira molesto— ¿Por qué tú? Yo estuve con ella en Málaga, la apoyé en cada segundo, no le cuestioné su vida, fui su confidente, sabía de sus miedos y terminé enamorado de ella. Sin embargo te elige como pareja ¿Por qué? Tú no estuviste para ella, nunca te preocupaste por ella, regresas como si nada hubiera pasado y la reclamas. 

—Cállate, antes de que termine de perder la paciencia. 

—¿Por decirte lo que realmente pasó? ¿Por demostrarte que no mereces estar con ella? 

—¡Por no saber nada de mi vida! —reclamo— ¿Realmente creías venir a mi casa, decirme una sarta de estúpideces para tener "argumentos" que te respalden como la mejor opción? ¿Te has puesto a pensar en los sentimientos de Aimeé? 

—Ese eres tú.

—Pues te actualizo en noticias... yo estoy enamorado de ella. Me perdí desde el primer momento en que la vi, la quería para mí. No sabes la cantidad de noches en las que pensaba: ¿Dónde estará? Ni la cantidad de veces en las que me arrepentía para haberla dejado ir, su primo es uno de mis mejores amigos. Me dolía estar lejos de ella, no saber nada de su paradero, moría de celos de saber que estaba con ese infeliz.

—¿Y por qué no le dices eso a ella?

—Porque no soy un egoísta, me muero por estar con ella, por decirle mis sentimientos... pero no la voy a presionar. No quiero que se sienta acorralada sólo por corresponderme.

—¿No crees que ella tiene derecho a...?

—Lo sé y se lo diré algún día, pero el propósito de lo nuestro es que ella vuelva a estar con un chico, que tenga una relación... quizás a medida que vaya pasando el tiempo... le diga.

Suelto el aire, levanto la mirada; Marco se ha sentado en el suelo del pasillo, veo su labio partido y aparto la vista. Tendré que comentarle que su amigo estuvo aquí.

—Seguro piensas que estoy mintiendo —suelto— pero lo que digo es la verdad. Quizás hasta ella se ha dado cuenta, pero esto es por ella, no por mí. Yo no importo, estoy consciente de que tal vez no llegue a sentir nada por mí y termine lastimado, pero no me interesa mientras ella logre volver a sonreír como la primera vez que la vi. 

—Pues tienes razón, no te creo. 

—En ese caso, me parece que tendrás un rival. El hecho de queno sepa de mis sentimientos, no quiere decir que no estoy luchando por ella, prefiero que sea ella quien decida y no yo presionarla así que si llego a escuchar que estás sembrando dudas, no será sólo un golpe lo que te llevarás. 

No espero a que responda y cierro la puerta. Sabía que él sentía algo más por ella, esas visitas a su departamento era para estar más cerca.

Pero no voy a permitir que insista, ella ha escogido y soy yo el afortunado: si todo hubiera sido al revés entonces yo me alejaría, no me voy a rendir. Si quiere guerra, entonces guerra tendrá.

Suena el móvil y descuelgo sin saber de quién se trata.

—¿Pablo? —escucho su voz y me relajo— ¿Estás bien?

—Sí ¿Qué pasa, Aimeé?

—No yo... es que... Marco está enamorado de mí y piensa que no eres lo mejor para mí. 

—¿Y realmente es así?

—Claro que no, traté de decirle, pero no quiso escucharme. Temo que vaya a tu departamento y...

—Ya estuvo aquí ¿Te preocupas por él o por mí? —pregunto de repente.

—Por los dos ¿Estás celoso?

—No.

—Sí, lo estás, pero para tu tranquilidad te diré que solo quiero estar contigo. Me gustó mucho el abrazo de esta tarde.

—Dios mío, preciosa, sonaré muy cursi pero no dejo de pensar en ese momento. Quiero volver a abrazarte, digo... es que eres suave y creo que serías una cómoda almohada.

Ahora soy un vómito verbal y estoy sintiendo como idiota. Sólo he pasado un poco más de año y medio sin pareja y me siento obsoleto en esto de ligar.

—Me hace ilusión la sorpresa de mañana —responde tímida, eludiendo mi fuga de palabras— también pienso que eres cómodo para dormir.

No te imagines otras cosas, Pablo Moreno, no pienses en temas fuertes. No lo hagas. Sin embargo, no puedo evitar que mi corazón se acelere.

—Solo una pregunta ¿Le temes a las alturas?

—No.

—Entonces paso por tu casa en la tarde, lleva ropa extra. Estoy seguro que te gustará.

—Bueno... hasta mañana.

—Nos vemos, preciosa, beso —cuelgo, reservándome en donde mandaba el beso.

Me tiro al sofá, miro al techo y sonrío. Mañana será un gran día, el primer paso de este largo camino que empezamos a andar y que poco a poco llegaremos juntos al final.

¿Podría llamar esto una cita?

Pasos De CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora