Cincuenta y seis

267 27 3
                                    

31 de diciembre

POV Aimeé

Hoy no hay sorpresas, pero si tengo la misma ansiedad de verlo otra vez. A pesar de haber sido sólo unos días, lo extrañaba como si hubieran pasado meses ¿Así será cada vez que se vaya de gira?

Sacudo mi cabeza, no es momento para pensar en el futuro, aún.

Tengo las maletas listas, Gaby ha insistido en acompañarme a la estación. Le invité a que fuéramos juntas a Málaga, pero después de que le conté que Salva tiene a Alejandra, se ha negado.

Probablemente siga doliendo el adiós que se dieron y tal vez siga enamorada de él. Lo bueno es que no le dije el resto de los planes que tienen.

—Te voy a echar de menos —se lamenta—, te he tomado mucho cariño y eres una amiga muy especial.

—Me encantaría que fueras...

—Lo sé, pero es incómodo estar con tu ex y su actual novia, además Pablo querrá acapararte en el festejo.

—¡Hey! —me sonrojo—le obligaré a estar un rato con la familia. No sé qué más sorpresas tenga.

Hacen el llamado para entrar a los vagones, le doy un último abrazo a mi amiga y me adentro en el AVE. Vivir al año nuevo en un lugar tan precioso como Málaga al lado de un caballero como lo es Pablo, parece algo digno de un cuento de hadas.

Me recibe Casilda, nuevamente, y me cuenta sobre lo que ha pasado desde el día en que Marco y mi novio hablaron. Francamente no hay nada nuevo, pero Pablo ha estado inquieto, ansioso. Y ser yo quien provoca eso me hace sentir poderosa.

—¡Amor! —exclama Pablo antes de abrazarme. Echaba de menos su voz y el calor que desprende cada vez que nos abrazamos— odio estar tanto tiempo separado de ti.

—No quiero que odies irte de gira por mi culpa —bromeo y se ríe.

—Por supuesto que no —se acerca a mi oído— sé que en casa me estará esperando la mujer que amo y por lo menos estaremos un día, solos, en la cama.

También había olvidado lo apasionado que es y cómo se enrojecen mis mejillas cuando dices cosas ardientes. Regreso a la Tierra.

—Tienes a tu familia aquí —reprendo— ¿No te da vergüenza decirme cosas indecentes?

—Bueno... un poco pero te extrañaba y eso es suficiente para atreverme a aumentarte la temperatura con mis cosas.

Le respondería si no hubiese sido que Casilda nos interrumpió tosiendo. Así que Pablo ejerció su autocontrol y me llevó a saludar a la familia.

[...]

No pudimos evitarlo y, después de hablar con todos, nos fuimos a la habitación a acostarnos. Él me tiene entre sus brazos, dejando cortos besos sobre mi cabello y yo acaricio su brazo libre.

Sé que debo pedirle que me explique lo de Marco, pero sinceramente solo quiero perderme en él.

—No sabes lo que te he extrañado —murmura— las noches son frías sin ti.

—Todo es aburrido en Madrid si no estás tú —comento— ¿Qué me has hecho, Pablo Moreno?

—Nada, lo prometo —responde, pero puedo jurar que está sonriendo— hay algo que quería decirte.

Le escucho suspirar y me aprieta más contra su pecho.

—¿Qué pasa?

—Es que Lolo va a venir a nuestra fiesta junto con su hermana y Cecilia —me quedo sin palabras— bueno es que sus papás decidieron irse de crucero y querían verme. Además creo que sospechan de mí.

—¿A qué te refieres?

—Porque Lolo me preguntó sobre mi cara de estúpido enamorado que tengo y no le respondí. Y cuando me preguntó sobre los sentimientos que tengo por ti, también me quedé callado —carrespea—. Mi amor, ya es hora de que te reúnas con tu familia.

—Lo sé —suspiro— es que... no me siento preparada para esto, a decir verdad.

—Pero es tu familia, amor, ellos están demasiado preocupados por ti desde que te fuiste. Si lo que sientes es culpa por lo que sucedió, no te angusties, ellos te perdonarán... solo quieren a la pequeña Aimeé —sollozo—, princesita, no llores.

—Es que... a pesar de todo, vuelvo con los que me quieren y sé que no lo merezco.

—Lo mereces, solo fuiste una víctima de Daniel y estás saliendo adelante. Así que no quiero que vuelvas a decir que eres indigna de otra oportunidad.

Me mantiene abrazada a él y me susurra palabras amorosas; sonrío, nadie me ha hecho sentir como él y soy muy afortunada por tenerlo a mi lado.

—Tengo que decirte una cosa más —dice nervioso—, hablé con Marco. Por favor antes de que me digas algo, escúchame. Le di oportunidad de decirme que no soy para ti, qué tal vez estarías mejor con él y todo eso.

—Eso no es cierto, nadie es mejor que tú.

—Eres linda, amor —frota mi brazo— lo que quiero decir es que él vendrá a hablar contigo. No sé de qué, pero... ya aceptó que me has elegido.

—¿No se pelearon?

—No, solo hablamos y como te digo, en cualquier momento vendrá.

Antes de que pueda responderle, tocan la puerta de nuestra habitación. Es Casilda, avisando de que Marco está aquí, me levanto para mirar a mi novio. Él no dice nada, solo besa mi frente. Así que me toca enfrentar esto sola.

Hay algo diferente en él, sus ojos no brillan igual, incluso tiene ojeras. Me regala una media sonrisa al verme, pero no es la misma con la que me recibía.

—Estás muy bonita hoy, de hecho más que siempre —dice, me sonrojo.

—Gracias —murmuro. Me quedo callada y bajo la mirada hacia mis pies—, lo que pasó en Navidad...

—Eso fue un error, no debí comportarme de esa manera sabiendo que no tengo ni tendré tu amor. Fui un arrogante egoísta; le hice daño a tu novio, lo siento mucho.

—Yo lamento no corresponderte, pero... en el corazón no se manda —aparto la mirada—, creo que desde que estaba en Barcelona, cuando lo vi por primera vez, fue que empecé a sentir algo por él. Tenía miedo por esas sensaciones, por eso hui con Daniel. Y ya ves, la vida nos juntó de nuevo. Me siento especial con él, amada, como si todas las piezas de mi vida encajaran junto a la suya.

—Se nota, tus ojos no mienten y brillan por él. Debí comprender eso antes. Por eso... creo que es momento de decir adiós —sonríe tímido—, sigo enamorado de ti y eso no cambiará de la noche a la mañana, quiero volver a verte y ser amigos otra vez, pero quiero curarme. Sé que te hará feliz. 

—No quiero que te vayas así. 

—Eres demasiado dulce ¿Lo sabes? Es mejor así, quizás pronto volvamos a vernos y a tomarnos un café. Estoy seguro de que serás una gran chef. Adiós, Aimeé. 

Se marcha por aquel portal donde lo vi llegar, justo cuando necesitaba algo que me ayudara a salir adelante y olvidar ese pasado que me estaba consumiendo. Como dije, en el amor no se manda y no hubiera sido justo escogerlo solamente por lástima.

—¿Estás bien, princesita? —me pregunta Pablo abrazándome por detrás.

—Sí, solo que lamento que las cosas hayan acabado así entre nosotros.

—No había más que hacer en esta historia, yo igual lo hubiera hecho si fuese él a quien amaras. Miremos al futuro de ahora en adelante, estoy seguro que allá te estará esperando como un gran amigo —besa mi cabello.

—Gracias por ser mi soporte, convertirte en mi  refugio, por salvarme. Gracias por tu amor.

Pasos De CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora